Los miembros del linaje lo suficientemente antiguos (o cuyos sires o ancestros se molestaron en contárselo) afirman que llegaron al Reino de Ébano desde Oriente, aunque exactamente de dónde es un tema de especulación. Aunque algunos Kinyonyi afirman estar emparentados con los gitanos, el linaje ya se encontraba presente en África mucho tiempo antes de que esa cultura llegara. Algunas líneas trazan sus orígenes a figuras de dioses embaucadores como Anansi o Eshu, pero no hay forma de confirmar estas afirmaciones.
De cualquier manera, la mayoría de los Kinyonyi tienen cosas más importantes de las que preocuparse. Aunque los Kinyonyi disponen de una amplia variedad de habilidades desperdigadas entre sus filas –de hecho, puede decirse que en algún lugar existe un Kinyonyi que puede hacer casi cualquier cosa imaginable – muchos parecen gozar de una inherente habilidad para el sigilo y el engaño. Los Kinyonyi parecen capaces de poder evitar sin esfuerzo cámaras y sistemas de seguridad. Se dice que los Kinyonyi pueden conjurar objetos del aire, resistir enormes cantidades de daño e incluso invocar a sus ancestros o a los dioses en su ayuda. Cuando se les habla de esos rumores, un Kinyonyi normalmente sonríe y sugiere que el linaje simplemente ha tenido una formidable buena suerte. Desde la Semana de las Pesadillas los antiguos han sido reducidos y se les ha visto muy raramente, e incluso los jóvenes son mucho más escasos que de costumbre. A pocos otros vampiros les preocupa, pero los que lo saben simplemente rezongan y aceptan esta extraña maldición como parte de su existencia –quizás debido al arquetípico carácter Kinyonyi.
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