La facción más minoritaria de las Gárgolas está
constituida por las Cabezas de Piedra que se unen al
Sabbat. Su escasa presencia se debe a varias razones,
siendo la principal la influencia del clan Tzimisce dentro
del Sabbat. La guerra ancestral entre Tremere y Tzimisce
es bien conocida en la secta, pero aunque los Demonios
se regocijen porque los esclavos de sus enemigos se
rebelen, disponen de sobrada experiencia como para
preferir que se mantengan a una distancia prudencial.
Además de las Gárgolas que sienten un odio instintivo o
personal hacia los Tzimisce, los Demonios saben que sus
enemigos bien podrían utilizar a sus esclavos como
peones para infiltrarlos entre las filas del enemigo, y
ocasionalmente tienen razón. Sin embargo, la desconfianza de los Tzimisce no
es compartida por el resto de los linajes de la Espada de
Caín.
Unas pocas Bandadas comparten la Vaulderie y
han jurado lealtad a la secta, y sus líderes se convierten
en ducti, mientras que otras Gárgolas solitarias y
fugitivas se han unido a manadas y cofradías. No es
frecuente que asuman posiciones de liderazgo, pero
algunas se convierten en Templarios al servicio de los
líderes del Sabbat.
La existencia de las Gárgolas en el Sabbat no
está exenta de abusos y riesgos. Su vulnerabilidad mental
hace que se conviertan en los peones favoritos de
Obispos y Arzobispos y la mente sencilla de muchas
Cabezas de Piedra hace que pronto sucumban a los
impulsos de la Bestia sin ser capaces de aprender los
rudimentos de las Sendas de Iluminación. Entre las Gárgolas que consiguen sobrevivir a la
azarosa no vida en la Espada de Caín y llegan a prosperar
en la secta, como resulta previsible muchas optan por
seguir los principios de la Senda del Corazón Salvaje,
que resulta especialmente adecuada para sus instintos
bestiales y la organización de las Bandadas. Sin embargo
una minoría más devota, principalmente los Mesiánicos
que se unen al Sabbat, prefieren seguir los principios de
la Senda de la Redención. Unas pocas Gárgolas de la
secta prefieren liberar su naturaleza más monstruosa y
utilizan la Senda de la Catarsis para justificar sus
excesos.
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