Aunque la línea de sangre afirma descender del Barón Samedi, y muchos Fiambres adoptan elementos del vudú en su indumentaria y actitud, lo cierto es que el loa de la muerte no muestra un aspecto tan decadente. En algunas representaciones se le muestra como un esqueleto o un atractivo enterrador negro, pero nunca como un zombi podrido.
Los adoradores del vudú consideran que los zombis son personas que han sido maldecidas por brujos o hechiceros malvados, impidiéndoles continuar su tránsito al más allá. Aunque los Fiambres afirmen estar relacionados con este espíritu macabro y burlón e incluso algunos lo consideren su creador, no está del todo clara cuál es su relación o si de verdad es el responsable de la creación de la línea de sangre. Los demás vampiros pueden considerar a los Samedi un linaje demasiado asqueroso, y una ruptura potencial de la Mascarada, pero en las batallas nocturnas de los no muertos, ningún aliado es del todo desechable, y de hecho, a menudo han contribuido con sus servicios mercenarios a los intereses de los demás clanes.
Quienes los han combatido saben que pueden ser enemigos poderosos y algunos de ellos poseen conocimientos místicos y una habilidad en el manejo de la magia de la sangre que los convierten en adversarios terribles. Pero más allá de su aspecto cadavérico y su relación con el vudú, los Samedi encierran un misterio para el resto de la Estirpe. Algunos antiguos sospechan y recelan, recordando viejas batallas anteriores a la formación de las sectas, y se preguntan si algunos de los rivales que creían desaparecidos han regresado bajo una nueva forma especialmente insidiosa y terrible. Los más jóvenes se limitan a hacerse preguntas sin respuesta, esbozar teorías y encogerse de hombros ante lo desconocido.
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