Leyendas
La historia oral de los Laibon atribuye muchas
hazañas a un Shango en particular a lo largo de su
existencia. Se desconoce si este Shango, Jafari, fue
alguna vez real, o simplemente el instrumento para los
mitos que los Shango cuentan sobre sí mismos.
La historia favorita que contaba Jafari se refiere
a su padre mortal.
Un día, el padre de Jafari caminaba por el
bosque cuando vio un bebé mono. No vio a la madre del
mono por ninguna parte, aunque buscó diligentemente.
Diciéndose para sí mismo “¿Qué daño puede hacer un
monito?”, se lo llevó a casa y lo alimentó y trató con
cariño.
Con el tiempo el mono creció –haciéndose lo
bastante grande para amenazar al padre de Jafari.
Era
feroz y agresivo, y el padre de Jafari tuvo que construirle
una jaula.
Pero el mono seguía creciendo y el padre de
Jafari tuvo que construir jaulas cada vez más grandes
para encerrarlo. Finalmente, un día se dio cuenta de que
su mascota ya no era un mono –se había convertido en un
gorila adulto.
“La situación se ha vuelto insostenible” pensó el
padre de Jafari. “Por la mañana lo soltaré y dejaré que se
vaya.”
Sin embargo, durante la noche el gorila se sintió
inquieto y agitó la jaula. La cerradura que el padre de
Jafari había puesto se rompió y el gorila escapó. Cuando
abandonó la jaula el gorila devoró al padre de Jafari sin
dejar ni rastro.
En el pensamiento de Jafari el gorila simboliza
el mal. Lo que comenzó como una indulgencia
“inocente” o trasgresión rápidamente terminó por
convertirse en algo insostenible. En cualquier momento
el padre de Jafari podía haber liberado al mono o haberlo
abandonado, pero no lo hizo, y el pequeño mal se
convirtió en su perdición.
Trasfondo
Un Legado compuesto parcialmente de temibles
guerreros y parcialmente de enigmáticos hechiceros, pero
casi todos devotos adoradores de un poderoso dios
Yoruba, los Shango han sido durante mucho tiempo parte
del poder que se oculta detrás del trono de muchos de los
magaji del Reino de Ébano. Mediante su devoción a
Shango, dios Yoruba de las tormentas, la magia y la
guerra, los Shango han cultivado habilidades en el ámbito
bélico y mágico, convirtiéndose en poderosos oponentes
para los enemigos del orden establecido en el Reino de
Ébano (y por lo tanto, son valiosos aliados de los
Guruhi).
A lo largo de los milenios de historia Laibon, los
Shango se han convertido en las voces de la razón entre
la cacofónica cultura de los no muertos africanos. Actúan
como consejeros de los magaji, guardianes de las
leyendas e historia Laibon y protectores de los Mandatos,
aunque a menudo se los encuentra en el papel de jueces y
guerreros. Apoyan a los Guruhi con frecuencia, pero no
por aceptación, como ocurre con los Osebo, sino debido a
un acuerdo entre iguales. En conjunto, los Shango son
conservadores, y se murmura que su obediencia a la
jerarquía Guruhi se remonta a un juramento de respeto
que hicieron cuando los Guruhi permitieron que los
demás Legados se instalaran en el Reino de Ébano.
Los Shango son orgullosos y leales a los Guruhi,
pero quien los considere meros lacayos del régimen
establecido se equivoca y probablemente se vea obligado
a reconsiderar su opinión dolorosamente. En su papel
como consejeros los Shango a menudo actúan como el
abogado del diablo, no tanto porque deseen hacerlo, sino
simplemente para poner a prueba a los demás. Por
ejemplo, un Magaji Guruhi que odia a los
Ishtarri podría declararlos anatema
en su dominio, matando
a todos los que sean
suficientemente
estúpidos como
aventurarse en él. Los
Shango podrían actuar
entonces ocultando a los
Ishtarri hasta que sea posible
razonar con el magaji –no
porque aprecien a los
Ishtarri, sino porque
considerarían injusta esa
decisión. Aunque existen
filosofías muy diversas entre
los Shango, la mayoría se
aferran al ideal de la justicia.
Aunque conocidos por sus
habilidades mágicas, los Shango
tienden a guardar silencio sobre el
alcance de sus poderes, pues saben
que el misterio es una herramienta
mucho más efectiva que la fuerza
bruta la mayor parte del tiempo. Sus
habilidades en la Disciplina del
Ofuscación, también contribuye a
proteger su reputación, ya que nadie
sabe cuándo un Shango podría estar
escuchando.
Además, los Shango
permiten que los rumores sobre ellos y
sus poderes se extiendan sin cesar entre
los jóvenes Laibon –rumores de pactos
con los demonios, o de utilizar la sangre de
otros Laibon en experimentos mágicos-
porque saben que esos rumores contribuyen a
aumentar su poder sobre las mentes de los
mismos que las extienden. Los Shango –y su
diossaben la verdad, así que lo que piense el resto
del mundo les importa poco.
Sin embargo, en momentos de
necesidad, los Shango no tienen miedo de
sacar sus colmillos. Los Laibon que son lo
suficientemente estúpidos para superar los
límites de los Mandatos o que enfurecen demasiado a
menudo a los Magaji puede que reciban pronto la visita
de un Shango. Pueden compararse al rayo –una de las
armas favoritas del dios- en que golpean con rapidez,
brutalmente y sin aviso, para después desaparecer en la
noche. Aunque normalmente la mayoría de los Shango
están dispuestos a ayudar a sus compañeros Laibon por
un precio, es bien sabido que no se debe jugar con ellos.
Muchos de los demás Laibon perciben a los
Shango como especialmente rígidos y crueles, como
podría sugerir esta historia. Es verdad hasta cierto punto,
pues procuran permanecer fieles a sus principios de
justicia. Sin embargo, raramente actúan arbitrariamente
contra otros Laibon, atacando al pecado pero perdonando
al pecador. A menudo disfrutan de la compañía de los
Akunanse, aunque su disposición a viajar continuamente
les intranquiliza. Sirven fielmente a los Guruhi cuando
pueden, pero son especialmente severos con sus líderes.
Sin embargo, cuando un líder se muestra corrupto no
existe un enemigo más peligroso que un Shango que trate
de corregir sus errores. Los Shango guardan un respeto
profesional por los Osebo, incluso aunque consideran que
los leopardos son criaturas peligrosas, y tratan a los
Ishtarri como un mal necesario. Los Kinyonyi
demuestran ser útiles ocasionalmente,
pero a la mayoría se les anima a
marcharse cuando han
terminado. Los
Naglopers están
malditos por el
destino y no pueden
ayudarles. Confían en
los Xi Dundu a
regañadientes,
pero muy a
menudo el
deseo de tratar
a los hombres
sombríos con confianza termina por volverse contra
los Shango.
Apodo: Jueces
Apariencia: Aunque muchos Shango
prefieren las vestimentas tradicionales de un Yoruba
babalawo, un gran número de ellos prefieren vestir de
forma ordinaria. Particularmente entre los miembros
jóvenes del legado, la ropa occidental es tan común
como los trajes conservadores africanos. Algunos
prefieren trabajar abiertamente como hombres sabios
o chamanes, pues muchos Shango encuentran una
gran ventaja en mezclarse con el ganado y dejar que
sus presas vengan a ellos.
Refugio: La mayoría de los Shango Yoruba
prefieren vivir en los santuarios del dios Shango o
cualquier otro dios que consideren importante. En
estos santuarios normalmente viven varios Shango,
llegando a formar grandes refugios comunales, y en
un área determinada normalmente hay varios donde
elegir. Todos los Shango son técnicamente
bienvenidos a los santuarios, pero normalmente un
seguidor de un orisha dormirá en un santuario ajeno
sólo ante la proximidad del amanecer o alguna otra
emergencia. Los Shango no Yoruba también son
bienvenidos en los santuarios, pero muchos se
encuentran incómodos en esa atmósfera. Como
resultado, construyen sus propios refugios, en lugar de
disfrutar de las ventajas de la comunidad.
Procedencia: Debido a su devoción hacia su
dios, los Shango a menudo Abrazan entre los Yoruba o
practicantes de religiones emparentadas como la santería
o el vudú, que a menudo ya están familiarizados con la
adoración del dios y sus parientes. Sin embargo, el
talento con la magia o en la guerra puede ser suficiente
para determinar la elección, y soldados condecorados o
hechiceros respetados de etnias no Yoruba también son
elegidos en ocasines. La mayoría de los Shango procuran
buscar devotos del dios, pero si un individuo posee
habilidades que podrían ser útiles para el Legado, la
teología siempre puede enseñarse después del Abrazo.
Creación del Personaje: Los Shango tienden
hacia los Atributos Físicos y Mentales, dependiendo de si
deciden enfocarse en las artes de la guerra o en la
hechicería. Los hechiceros normalmente se concentran en
los Conocimientos, mientras que los guerreros prefieren
Talentos y Técnicas. Naturalezas y Conductas varían
dependiendo de los objetivos individuales pero existen
algunos Arquetipos comunes en el Legado como
Arquitecto, Vividor, Fanático, Juez, Mártir,
Tradicionalista y Visionario.
Disciplinas del Legado: Celeridad, Dur-an-Ki
(Hechicería), Ofuscación
Debilidad: Como los griegos y los nórdicos, los
Yoruba a menudo detallan los vicios de sus dioses en las
historias sobre sus hazañas y derrotas. En estas historias
la debilidad más frecuente de Shango es el hedonismo –a
menudo Shango es descrito como un borrachín y
mujeriego. Los Shango comparten la debilidad de su dios
por la bebida, pero se aplica a la vitae en lugar del
alcohol. Todos los Shango tienen un ansia superior por la
sangre vampírica, y en cualquier momento que un
Shango pruebe la sangre de otro Laibon (o Vástagos),
debe hacer una tirada de Autocontrol (dificultad igual a
los puntos de sangre ingeridos + 3). Si falla, se vuelve
adicto a la sangre de vampiro, y el jugador debe hacer
otra tirada de Autocontrol la próxima vez que se
encuentre con el otro Laibon. Un fallo lleva a un frenesí
de sangre, en el que el Shango tratará de beber tanta
sangre como le sea posible. Los Shango lo consideran
como parte del temperamento legendario de su dios, pero
en general no lo disfrutan. Demasiados Shango han sido
vinculados por aprovechados magaji o kholo que
buscaban una “mascota” o un guardián desinteresado.
Organización: Dentro del Legado existe cierta
división entre los Shango de descendencia Yoruba y no
Yoruba. Aunque la mayoría de los Shango pertenecen a
la etnia Yoruba, los que no lo son tienen dificultades para
aceptar la adoración de su nuevo dios. Normalmente esta
reticencia es perdonada, pero estos Shango recorren un
camino más solitario que sus compañeros Yoruba.
Incluso los que aceptan a Shango como su dios, a
menudo le rezan a otro aspecto equivalente de sus
propias religiones, pero los demás Shango lo consideran
como un compromiso aceptable.
Entre los Shango Yoruba existe bastante
diversidad. No todos los Shango adoran exclusivamente
al dios. La mayoría lo reconocen como su patrón, pero
muchos deciden adorar a otros (o a varios) también. El
más popular después de Shango es Oya, una terrible
diosa que se dice acompaña a Shango en la batalla y que
también tiene poder sobre los muertos (muy semejante a
la diosa Kali de la India). Los devotos de Oya a menudo
son mujeres, e intentan emularla desarrollando sus
técnicas de combate y en algunos casos desarrollando
magia necromántica. Otros orishas populares del panteón
Yoruba son Oshun, diosa del agua, cuyos seguidores
practican magia basada en el agua y la lluvia, Orunmila,
cuyos seguidores se concentran en la adivinación y
Osain, cuyos seguidores son expertos en el herbalismo y
la alquimia.
Cita: "Has actuado estúpidamente esta noche, chiquillo.
¿Te acuerdas de la historia de cuando Shango fue traicionado por Oya,
cuando el fuego salió de su boca? Ah, me dices que no has oído esta
historia… quizás una demostración física sea más constructiva."
Estereotipos
Akunanse: Bestias sabias y nobles, pero
pocos aprovechan su conocimiento. Escucha sus
palabras, pero no te contentes con vagabundear
por la selva como hacen ellos.
Guruhi: Ellos son el león y nosotros el
halcón; aunque nuestro poder se encuentra en la
velocidad y la inteligencia, el suyo viene de la
fuerza y la estabilidad. A veces pueden ser
monstruosos e injustos, pero cuando trates con
ellos nunca olvides esto: ellos gobiernan el Reino
de Ébano para que nosotros no tengamos que
hacerlo. Déjales su poder mundano mientras no se
sobrepasen con él.
Ishtarri: Pobres y tristes hedonistas,
perdidos en sus excesos. Nunca sabremos por qué
los magaji les han dejado sobrevivir.
Kinyonyi: Cuando necesito algo prefiero
tratar con un Kinyonyi antes que con un Seguidor
de Set. La mayoría son de confianza cuando se les
ofrece un pago justo. Aunque si valoras tu
existencia nunca cometas el error de traer a uno a
la corte como tu invitado.
Naglopers: También bestias, pero ni
sabias ni nobles y deben ser tratadas como tales si
quieres sobrevivir. Si uno de ellos te invita a jugar
con él, te sugiero que respondas con rapidez y con
fuerza.
Osebo: Ah, ¿Dónde estaríamos sin los
Osebo? Son nuestros ojos y oídos, nuestros
guardaespaldas, nuestros soldados de a pie,
nuestros exploradores… Desgraciadamente la
mayoría no son demasiado brillantes, pero quizás
eso los convierte en mejores soldados.
Seguidores de Set: Malditas Serpientes.
Trata con ella cuando debas hacerlo, pero nunca
les ofrezcas nada que puedan utilizar contra ti
después, porque seguramente lo harán a la menor
oportunidad.
Xi Dundu: Quieren deshacer todo lo que
hemos construido con los Guruhi, y únicamente
para su propio beneficio personal. La sombra es
un reflejo del alma y los Xi Dundu no tienen
ninguna de las dos. No confíes en ellos.
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