Shango (Tercera Edición)

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Leyendas

La historia oral de los Laibon atribuye muchas hazañas a un Shango en particular a lo largo de su existencia. Se desconoce si este Shango, Jafari, fue alguna vez real, o simplemente el instrumento para los mitos que los Shango cuentan sobre sí mismos. La historia favorita que contaba Jafari se refiere a su padre mortal. Un día, el padre de Jafari caminaba por el bosque cuando vio un bebé mono. No vio a la madre del mono por ninguna parte, aunque buscó diligentemente.

Diciéndose para sí mismo “¿Qué daño puede hacer un monito?”, se lo llevó a casa y lo alimentó y trató con cariño. Con el tiempo el mono creció –haciéndose lo bastante grande para amenazar al padre de Jafari.

Era feroz y agresivo, y el padre de Jafari tuvo que construirle una jaula. Pero el mono seguía creciendo y el padre de Jafari tuvo que construir jaulas cada vez más grandes para encerrarlo. Finalmente, un día se dio cuenta de que su mascota ya no era un mono –se había convertido en un gorila adulto.

“La situación se ha vuelto insostenible” pensó el padre de Jafari. “Por la mañana lo soltaré y dejaré que se vaya.” Sin embargo, durante la noche el gorila se sintió inquieto y agitó la jaula. La cerradura que el padre de Jafari había puesto se rompió y el gorila escapó. Cuando abandonó la jaula el gorila devoró al padre de Jafari sin dejar ni rastro. En el pensamiento de Jafari el gorila simboliza el mal. Lo que comenzó como una indulgencia “inocente” o trasgresión rápidamente terminó por convertirse en algo insostenible. En cualquier momento el padre de Jafari podía haber liberado al mono o haberlo abandonado, pero no lo hizo, y el pequeño mal se convirtió en su perdición.

Trasfondo 

Un Legado compuesto parcialmente de temibles guerreros y parcialmente de enigmáticos hechiceros, pero casi todos devotos adoradores de un poderoso dios Yoruba, los Shango han sido durante mucho tiempo parte del poder que se oculta detrás del trono de muchos de los magaji del Reino de Ébano. Mediante su devoción a Shango, dios Yoruba de las tormentas, la magia y la guerra, los Shango han cultivado habilidades en el ámbito bélico y mágico, convirtiéndose en poderosos oponentes para los enemigos del orden establecido en el Reino de Ébano (y por lo tanto, son valiosos aliados de los Guruhi). A lo largo de los milenios de historia Laibon, los Shango se han convertido en las voces de la razón entre la cacofónica cultura de los no muertos africanos. Actúan como consejeros de los magaji, guardianes de las leyendas e historia Laibon y protectores de los Mandatos, aunque a menudo se los encuentra en el papel de jueces y guerreros. Apoyan a los Guruhi con frecuencia, pero no por aceptación, como ocurre con los Osebo, sino debido a un acuerdo entre iguales. En conjunto, los Shango son conservadores, y se murmura que su obediencia a la jerarquía Guruhi se remonta a un juramento de respeto que hicieron cuando los Guruhi permitieron que los demás Legados se instalaran en el Reino de Ébano.

Los Shango son orgullosos y leales a los Guruhi, pero quien los considere meros lacayos del régimen establecido se equivoca y probablemente se vea obligado a reconsiderar su opinión dolorosamente. En su papel como consejeros los Shango a menudo actúan como el abogado del diablo, no tanto porque deseen hacerlo, sino simplemente para poner a prueba a los demás. Por ejemplo, un Magaji Guruhi que odia a los Ishtarri podría declararlos anatema en su dominio, matando a todos los que sean suficientemente estúpidos como aventurarse en él. Los Shango podrían actuar entonces ocultando a los Ishtarri hasta que sea posible razonar con el magaji –no porque aprecien a los Ishtarri, sino porque considerarían injusta esa decisión. Aunque existen filosofías muy diversas entre los Shango, la mayoría se aferran al ideal de la justicia. Aunque conocidos por sus habilidades mágicas, los Shango tienden a guardar silencio sobre el alcance de sus poderes, pues saben que el misterio es una herramienta mucho más efectiva que la fuerza bruta la mayor parte del tiempo. Sus habilidades en la Disciplina del Ofuscación, también contribuye a proteger su reputación, ya que nadie sabe cuándo un Shango podría estar escuchando.

Además, los Shango permiten que los rumores sobre ellos y sus poderes se extiendan sin cesar entre los jóvenes Laibon –rumores de pactos con los demonios, o de utilizar la sangre de otros Laibon en experimentos mágicos- porque saben que esos rumores contribuyen a aumentar su poder sobre las mentes de los mismos que las extienden. Los Shango –y su diossaben la verdad, así que lo que piense el resto del mundo les importa poco. Sin embargo, en momentos de necesidad, los Shango no tienen miedo de sacar sus colmillos. Los Laibon que son lo suficientemente estúpidos para superar los límites de los Mandatos o que enfurecen demasiado a menudo a los Magaji puede que reciban pronto la visita de un Shango. Pueden compararse al rayo –una de las armas favoritas del dios- en que golpean con rapidez, brutalmente y sin aviso, para después desaparecer en la noche. Aunque normalmente la mayoría de los Shango están dispuestos a ayudar a sus compañeros Laibon por un precio, es bien sabido que no se debe jugar con ellos.

Muchos de los demás Laibon perciben a los Shango como especialmente rígidos y crueles, como podría sugerir esta historia. Es verdad hasta cierto punto, pues procuran permanecer fieles a sus principios de justicia. Sin embargo, raramente actúan arbitrariamente contra otros Laibon, atacando al pecado pero perdonando al pecador. A menudo disfrutan de la compañía de los Akunanse, aunque su disposición a viajar continuamente les intranquiliza. Sirven fielmente a los Guruhi cuando pueden, pero son especialmente severos con sus líderes. Sin embargo, cuando un líder se muestra corrupto no existe un enemigo más peligroso que un Shango que trate de corregir sus errores. Los Shango guardan un respeto profesional por los Osebo, incluso aunque consideran que los leopardos son criaturas peligrosas, y tratan a los Ishtarri como un mal necesario. Los Kinyonyi demuestran ser útiles ocasionalmente, pero a la mayoría se les anima a marcharse cuando han terminado. Los Naglopers están malditos por el destino y no pueden ayudarles. Confían en los Xi Dundu a regañadientes, pero muy a menudo el deseo de tratar a los hombres sombríos con confianza termina por volverse contra los Shango.

Apodo: Jueces

Apariencia: Aunque muchos Shango prefieren las vestimentas tradicionales de un Yoruba babalawo, un gran número de ellos prefieren vestir de forma ordinaria. Particularmente entre los miembros jóvenes del legado, la ropa occidental es tan común como los trajes conservadores africanos. Algunos prefieren trabajar abiertamente como hombres sabios o chamanes, pues muchos Shango encuentran una gran ventaja en mezclarse con el ganado y dejar que sus presas vengan a ellos.

Refugio: La mayoría de los Shango Yoruba prefieren vivir en los santuarios del dios Shango o cualquier otro dios que consideren importante. En estos santuarios normalmente viven varios Shango, llegando a formar grandes refugios comunales, y en un área determinada normalmente hay varios donde elegir. Todos los Shango son técnicamente bienvenidos a los santuarios, pero normalmente un seguidor de un orisha dormirá en un santuario ajeno sólo ante la proximidad del amanecer o alguna otra emergencia. Los Shango no Yoruba también son bienvenidos en los santuarios, pero muchos se encuentran incómodos en esa atmósfera. Como resultado, construyen sus propios refugios, en lugar de disfrutar de las ventajas de la comunidad.

Procedencia: Debido a su devoción hacia su dios, los Shango a menudo Abrazan entre los Yoruba o practicantes de religiones emparentadas como la santería o el vudú, que a menudo ya están familiarizados con la adoración del dios y sus parientes. Sin embargo, el talento con la magia o en la guerra puede ser suficiente para determinar la elección, y soldados condecorados o hechiceros respetados de etnias no Yoruba también son elegidos en ocasines. La mayoría de los Shango procuran buscar devotos del dios, pero si un individuo posee habilidades que podrían ser útiles para el Legado, la teología siempre puede enseñarse después del Abrazo.

Creación del Personaje: Los Shango tienden hacia los Atributos Físicos y Mentales, dependiendo de si deciden enfocarse en las artes de la guerra o en la hechicería. Los hechiceros normalmente se concentran en los Conocimientos, mientras que los guerreros prefieren Talentos y Técnicas. Naturalezas y Conductas varían dependiendo de los objetivos individuales pero existen algunos Arquetipos comunes en el Legado como Arquitecto, Vividor, Fanático, Juez, Mártir, Tradicionalista y Visionario. 

Disciplinas del Legado: Celeridad, Dur-an-Ki (Hechicería), Ofuscación

Debilidad: Como los griegos y los nórdicos, los Yoruba a menudo detallan los vicios de sus dioses en las historias sobre sus hazañas y derrotas. En estas historias la debilidad más frecuente de Shango es el hedonismo –a menudo Shango es descrito como un borrachín y mujeriego. Los Shango comparten la debilidad de su dios por la bebida, pero se aplica a la vitae en lugar del alcohol. Todos los Shango tienen un ansia superior por la sangre vampírica, y en cualquier momento que un Shango pruebe la sangre de otro Laibon (o Vástagos), debe hacer una tirada de Autocontrol (dificultad igual a los puntos de sangre ingeridos + 3). Si falla, se vuelve adicto a la sangre de vampiro, y el jugador debe hacer otra tirada de Autocontrol la próxima vez que se encuentre con el otro Laibon. Un fallo lleva a un frenesí de sangre, en el que el Shango tratará de beber tanta sangre como le sea posible. Los Shango lo consideran como parte del temperamento legendario de su dios, pero en general no lo disfrutan. Demasiados Shango han sido vinculados por aprovechados magaji o kholo que buscaban una “mascota” o un guardián desinteresado.

Organización: Dentro del Legado existe cierta división entre los Shango de descendencia Yoruba y no Yoruba. Aunque la mayoría de los Shango pertenecen a la etnia Yoruba, los que no lo son tienen dificultades para aceptar la adoración de su nuevo dios. Normalmente esta reticencia es perdonada, pero estos Shango recorren un camino más solitario que sus compañeros Yoruba. Incluso los que aceptan a Shango como su dios, a menudo le rezan a otro aspecto equivalente de sus propias religiones, pero los demás Shango lo consideran como un compromiso aceptable. Entre los Shango Yoruba existe bastante diversidad. No todos los Shango adoran exclusivamente al dios. La mayoría lo reconocen como su patrón, pero muchos deciden adorar a otros (o a varios) también. El más popular después de Shango es Oya, una terrible diosa que se dice acompaña a Shango en la batalla y que también tiene poder sobre los muertos (muy semejante a la diosa Kali de la India). Los devotos de Oya a menudo son mujeres, e intentan emularla desarrollando sus técnicas de combate y en algunos casos desarrollando magia necromántica. Otros orishas populares del panteón Yoruba son Oshun, diosa del agua, cuyos seguidores practican magia basada en el agua y la lluvia, Orunmila, cuyos seguidores se concentran en la adivinación y Osain, cuyos seguidores son expertos en el herbalismo y la alquimia.

Cita: "Has actuado estúpidamente esta noche, chiquillo. ¿Te acuerdas de la historia de cuando Shango fue traicionado por Oya, cuando el fuego salió de su boca? Ah, me dices que no has oído esta historia… quizás una demostración física sea más constructiva." 

Estereotipos 

Akunanse: Bestias sabias y nobles, pero pocos aprovechan su conocimiento. Escucha sus palabras, pero no te contentes con vagabundear por la selva como hacen ellos.
Guruhi: Ellos son el león y nosotros el halcón; aunque nuestro poder se encuentra en la velocidad y la inteligencia, el suyo viene de la fuerza y la estabilidad. A veces pueden ser monstruosos e injustos, pero cuando trates con ellos nunca olvides esto: ellos gobiernan el Reino de Ébano para que nosotros no tengamos que hacerlo. Déjales su poder mundano mientras no se sobrepasen con él.
Ishtarri: Pobres y tristes hedonistas, perdidos en sus excesos. Nunca sabremos por qué los magaji les han dejado sobrevivir.
Kinyonyi: Cuando necesito algo prefiero tratar con un Kinyonyi antes que con un Seguidor de Set. La mayoría son de confianza cuando se les ofrece un pago justo. Aunque si valoras tu existencia nunca cometas el error de traer a uno a la corte como tu invitado.
Naglopers: También bestias, pero ni sabias ni nobles y deben ser tratadas como tales si quieres sobrevivir. Si uno de ellos te invita a jugar con él, te sugiero que respondas con rapidez y con fuerza.
Osebo: Ah, ¿Dónde estaríamos sin los Osebo? Son nuestros ojos y oídos, nuestros guardaespaldas, nuestros soldados de a pie, nuestros exploradores… Desgraciadamente la mayoría no son demasiado brillantes, pero quizás eso los convierte en mejores soldados.
Seguidores de Set: Malditas Serpientes. Trata con ella cuando debas hacerlo, pero nunca les ofrezcas nada que puedan utilizar contra ti después, porque seguramente lo harán a la menor oportunidad.
Xi Dundu: Quieren deshacer todo lo que hemos construido con los Guruhi, y únicamente para su propio beneficio personal. La sombra es un reflejo del alma y los Xi Dundu no tienen ninguna de las dos. No confíes en ellos.
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