• Ingredientes: Un espejo.
• Proceso: El conjurador derrama su Sangre en el espejo, recita un cántico y luego lo rompe.
• Sistema: Haz una tirada de ritual. Con una victoria, el taumaturgo asume una forma incorpórea mientras sostenga un fragmento del espejo roto. Mientras sea incorpóreo, el conjurador permanece inmune a todo salvo el fuego, la luz del sol, y las armas arcanas y rituales capaces de dañar a los espíritus. Aún se puede ver y escuchar al conjurador, pero éste no puede interactuar de manera física con nada ni con nadie. No puede Enardecer la Sangre en este estado. Los conjuradores incorpóreos no tienen acceso a ningún reino espiritual; el ritual no los convierte en wraiths o espíritus. El conjurador puede atravesar paredes y otros objetos, pero debe hacerlo en línea recta; no puede cambiar de dirección dentro de la materia sólida. Este ritual dura una escena o hasta que el conjurador suelte el fragmento. Regresar al estado material dentro de la materia sólida puede tener como resultado cualquier cosa, desde la destrucción a quedar enterrado pasando por inconvenientes menores (el cenicero queda atascado en medio del brazo del taumaturgo); el Narrador decide el resultado preciso.
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