El Azote en los Primeros Tiempos

Nadie sabe quién acuñó el termino azote, los estudiosos debaten su antigüedad. No obstante, los registros que han perdurado sugieren que el azote era conocido en la antiguas Babilonia, Roma y Cartago. El antiguo deber del azote era "batir los límites". En otras palabras, patrullar las fronteras del territorio de su señor, expulsando o asesinando a los invasores que pudiese encontrar. Aunque "invasor" significaba normalmente que un vampiro que no había pedido la aceptación de su señor, la palabra también podía ser usada en su sentido más amplio; de este modo, los enemigos del azote podrían fácilmente incluir Lupinos o Vástagos indeseables por alguna razón. Los nombramientos para el puesto eran informales y ad hoc. Como el mundo estaba considerablemente menos lleno de los que está ahora, los lores vampiros podían reclamar y así lo hacían, la soberanía sobre grandes tramos de campo, demasiado grandes como para ser patrullados por completo. En vez de esto, salvaban la apariencias ignorando deliberadamente a los intrusos mientras éstos se mantuviesen en los límites exteriores del dominio.

Otros simplemente no veían razón para preocuparse por el azote hasta que cerca estallaba la guerra, enviando su marea incontrolada de refugiados por sus tierras. A lo largo de los siglos, especialmente en zonas donde estaba extendida la guerra entre clanes, se formalizó y expandió el cargo. Algunos príncipes de la era feudal tenían un capitán de la guardia que servía a la vez como consejero de guerra y como seguro de las fronteras. Otras ciudades aceptaron a regañadientes la protección de un capitán mercenario cainita y sus soldados sedientos de sangre (y peligrosamente desempleados), mientras que otros todavía adoptaban al consigliere y al gabellotti. Durante la era barroca fueron creadas al menos dos órdenes ceremoniales "de caballeros", abiertas a cualquier Vástago que tuviese un nombramiento de un príncipe reconocido. Héroes Vástagos muertos desde hace mucho tiempo, para la consternación de sus parientes vivos, eran inducidos a entrar en estas falsas órdenes de caballería como "miembros fundadores honorarios".

Todos estos oficiales eran raramente llamados azotes, ya que sus deberes iban más allá de la simple patrulla, y no hay duda de que se hubiesen molestado al ser llamados con títulos tan primitivos (aunque no eran menos temidos por sus víctimas). Aún así, a pesar de la creciente pompa y ampulosidad asociada al cargo, éste a menudo quedaba vacante o era completamente abolido. En todos los tiempos y lugares, los militares han sido caros de mantener; y si bien el dinero era de limitado interés para los Vástagos que servían, normalmente esperaban ser pagados generosamente en favores y privilegios. Incluso los príncipes más acosados generalmente sólo podrían permitirse una "limpieza" esporádica.

Desde la Ilustración en adelante, particularmente una vez que la Camarilla y el Sabbat se asentaron en sus respectivos territorios europeos, el azote llegó a ser reconocido gradualmente como una farsa decorativa, a duras penas merecedora de una inversión. Pero ahora, ya que la práctica de creación ilegítima de Vástagos alcanza las proporciones de una epidemia, las cosas han cambiado.