Los dhampiros son un nuevo fenómeno en el Mundo de Tinieblas. Aunque la leyendas de los medio vampiros han circulado durante siglos (de hecho, en una aldea eslava, toda la población dice descender de un vampiro antepasado común y sus ciudadanos llevan el nombre Lapijerovic, "pequeño vampiro", como testamento de esa creencia), tales historias han sido casi universalmente rechazadas como cuentos populares. No obstante, a pesar de las burlas, algunos Vástagos permanecen fascinados con la idea, particularmente aquellos que murieron antes de que pudiesen satisfacer su anhelo de una familia propia. En secreto, ya que incurrirían en el desprecio de sus compañeros, experimentan con los diferentes métodos prescritos por el mito: encantamientos, reliquias, oscuras artes Tremere, pactos con el diablo, incluso el amor verdadero. Todo en vano. Ahora de repente, el simple y anticuado sexo parece servirle a algunos. La existencia del dhampiro todavía es impugnada por los cínicos que sospechan de algún tipo de engaño milenario, pero aquellos que tienen una noción de las peculiaridades de los vampiros de sangre débil, la idea es totalmente plausible.
En este momento, un vampiro que cae entre las garras de un vampiro normal seguramente será confundido con un aparecido o un ghoul sin señor; difícilmente es una causa de alegría, pero en realidad es buena suerte comparada con el destino del dhampiro que es reconocido como lo que realmente es. Para los vampiros de la Camarilla, representa la brecha final de la Mascarada: una mezcla elemental e irrevocable de Vástago y ganado. Para los vampiros de inclinación científica, particularmente los Tremere o los Tzimisce, también es un intrigante desarrollo en la biología de la especie y de este modo un sujeto perfecto para la experimentación (sus padres pueden esperar atraer también tal interés, ya que obviamente ellos mismos deben ser especímenes inusuales). Para el Sabbat y otros intransigentes nodistas, es un inquietante portento del destino, lo cual puede no ser culpa suya, pero asesinar al mensajero es una tradición honrada tanto entre lo vampiros como entre los mortales.
Unos pocos Vástagos, la mayoría antiguos que maduraron en tiempos de mayor fe religiosa, podrían sostener un punto de vista más culto respecto a su aparición. Para ellos, el espectáculo de la vida verdadera saliendo de las marchitas carnes de un vampiro sólo puede significar una cosa: Dios está perdonando y ha enviado este milagro para demostrar a los cainitas que la redención es posible incluso para los de su maldita raza. También pueden honrarle como una especie de reliquia viviente. Pero estos Vástagos son los que más deberían temer; un mesías reacio es algo peligroso, y los mismos fanáticos que le señalan esta noche como Alto Sacerdote de su culto de la Gehena, podrían decidir mañana que está mucho mejor en lo alto del altar que detrás de él.
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