También resulta extraño que la Espada de Caín los haya aceptado tal y como son, y que al contrario que otros linajes no parezcan haber degenerado, sino que la línea de sangre parece haberse encogido colectivamente de hombros ante la brutalidad y la corrupción de la secta y seguir dedicada a sus estudios como si nada hubiera pasado. Sin embargo, ningún Cainita puede negar que cuando es necesario utilizar sus servicios como informadores, consultores o consejeros, acuden raudos, aunque se apresuran a cumplir lo que se exige de ellos antes de regresar a sus estudios particulares. Sin embargo, recientemente la situación parece haber cambiado.
La línea de sangre se reunió en Estrasburgo, donde al parecer había reaparecido el fundador del linaje. Este suceso ha servido como catalizador para la línea de sangre y ahora los Kiasyd han regresado a la Espada de Caín con una fría determinación: siguen siendo individuos tranquilos y reservados, pero ahora actúan motivados por un nuevo propósito, y han comenzado a reaparecer con más frecuencia, buscando chiquillos con más impaciencia así como nuevos aliados que los ayuden en una extraña guerra sobre la que la mayoría se muestran muy reticentes a hablar.
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