Las más altas generaciones violan todos los límites que valoran los Vástago. Como Caitiff (en su mayor parte), desafían las distinciones de clan y de secta; como vampiros de sangre débil, amenazan con borrar incluso la línea entre los vivos y los no muertos; siendo sus chiquillos dhampiros, por supuesto, la encarnación última de ésta transgresión.
Casi todo foro en la sociedad de los vampiros está dividido por la pregunta sobre cómo resolver el problema de los vagabundos. La discusión ruge en los griteríos de los anarquistas, así como en los salones de los antiguos y no muestra ninguna promesa de una fácil solución.
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