Las mayores enemigas de las Amenti, técnicamente consideradas Shuankhsen, fueron creadas por una versión robada del Hechizo de la Vida. Estos Renacidos imperfectos resucitaron como terribles monstruosidades y fueron infectados con espíritus demoníacos que servían a los siete rostros de Apofis. Sirvieron a diferentes amos a lo largo de los milenios, recibiendo indistintamente el nombre de Hijos de Apofi, Apepnu o momias perdición. En la tierra estaban sujetas a la voluntad de Set, pero cada asesinato las iba sumergiendo más en las garras del Corruptor. Cuando Set se ocultó, obtuvieron más independencia y libertad y los seguidores gules de Set descubrieron que poco a poco sus aliados Inmortales se iban volviendo más traicioneros. Antes de que la Dja-akh azotase el Inframundo, Apofis avisó a sus hijos y las siete momias perdición, hambrientas de poder se reunieron en Rub Al Khalí en Arabia Saudí, dentro de un lúgubre campo de prisioneros iraquí.
Mientras la tormenta fantasmal desgarraba el Área Vacía, las momias perdición se unieron a sus víctimas rituales en la muerte y se saciaron con los sucios fragmentos de djinn y almas que barrían la tierra baldía. Tras recuperar una apariencia de vida llena de poder robado, la perversa asamblea se dispersó decidida a detener la resurrección de Osiris. Junto con sus otros dones siniestros, las Apepnu han aprendido el arte de dotar a lo cadáveres de espíritus perdición bajo sus ordenes, transformando cuerpos muertos e inútiles en fieles servidores animados. Ahora sus violentos sirvientes intentan ayudarles a asesinar a los Renacidos en cuanto tienen ocasión. Por suerte, las momias raramente se encuentran con los siete letales Rostros de Apofis, pero sus Asekh-sen o segadores, se han convertido en una auténtica amenaza.
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