El reino de Duat ya no es el lugar seguro que solía ser. El infinito desierto negro de más allá de los Pilares del Oeste esta agitado por la furia de la Dja-akh, que provoca una tormenta eterna suficientemente poderosa como para desgarrar a un espíritu (la misma que destrozo Amenti, dando lugar a los tem-akh). Además extraños espíritus y criaturas pueblan las profundidades de la tempestad, donde aúllan de locura y buscan victimas para arrastrarlas consigo al Olvido.
El viaje es peligroso ya que el viajero debe enfrentarse al peligro de que la tormenta fantasmal pueda surgir de cualquier lugar cercano, sin mencionar las extrañas criaturas que lo habitan. Por fortuna, Anubis, guía y guardián de los muertos, creo y conserva rutas seguras por medio de Duat comúnmente conocidas como derroteros. Los espíritus de las momias al cuidado de Anubis o uno de los Aken, sus leales barqueros, pueden recorrer estos caminos espirituales con seguridad. De otro modo los viajeros nunca sabrán cuando surgirá una porción de la Dja-akh de la nada que los rodea, o cuando una de las muchas criaturas que prueban la oscuridad lanzara una emboscada. El Narrador puede emplear estos peligros para hacer interesantes y desafiantes los viajes por Duat.
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