Diversas religiones escindidas del Culto de Isis y los Hijos de Osiris creen que cada uno de los lugares a donde fue a parar alguna parte del cuerpo de Osiris contiene reliquias que absorbieron porciones de la energía divina del dios. Quieren recolectar los artefactos que contienen el Sekhem de Osiris para poder reconstruir su cuerpo en el mundo de los mortales de nuevo. Otras facciones piensan que este propósito roza la blasfemia, en especial debido a que algunos Eset-a insisten en que el corazón del rey dios es la sagrada Kaaba islámica.
Según cuenta la leyenda Osiris fue despedazado en 16 partes: la cabeza, las plantas de los pies, los huesos, los brazos, el corazón, las entrañas, la lengua, el ojo, el puño, los dedos, la espalda, las orejas, las caderas, el torso, la cabeza con rostro de carnero y el pelo. Supuestamente, los lugares vinculados a estas partes eran Ament de Koptos, Aa-ab en Elefantina, At-eut-f en Heracleópolis Magna, Kusae, Heliópolis, An-Ament en Smabehutet (Diópolis), Letópolis, Pa-Thuhen en Sais, Meh-ta-f en Hermópolis, Athribis, aq (Escedia), ab en el nomo de Libia, Het-sera en la ciudad de Netery y Apis. La mayoría de los Eset-a creen que esta incoherencia (16 partes y 14 localizaciones) puede resolverse si se asume que "el rostro del carnero" es una alegoría que representa al Creador y que su se hace caso a la leyenda, las "caderas" de Osiris se las comió un pez naru. El ritual de horrible escarificación personal que llevan a cabo las momias conocidas como Sefekhi sigue este mismo patrón, por lo que no resulta sorprendente que sean los principales partidarios de los Eset-a. Por desgracia, muchos de los emplazamientos de los restos divinos han sido saqueados a lo largo de los milenios y sus artefactos están diseminados por todo el mundo.
La necesidad ha hecho que los Eset-a se vean obligados a extender su búsqueda por toda la Tierra, e incluso es responsable en parte del cambio en las posturas políticas de varios gobiernos en lo que concierne a devolver reliquias egipcias a su tierra de origen. Sin embargo, los Eset-a no se preocupan demasiado por la ley terrenal cuando se trata de los restos del dios-rey: el peligro de que los mortales puedan destruir sin saberlo o fragmentar aún más los recipientes que contienen la esencia de Osiris empujan a este grupo a cometer actos desesperados. No les importa recurrir al robo o los sobornos con tal de obtener tesoros y comprobar si pueden ser algunos de los restos perdidos. A los otros seguidores de Osiris les preocupa que las búsquedas fanáticas de este grupo desafíen a Maat en el mismo grado en que lo apoyan.
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