Preludio: Siempre has sido infravalorado. Familia, profesores, amigos, ninguno de ellos parecía pensar que conseguirías algo en la vida. La verdad sea dicha, te parecía lógico que pensasen de esa manera. Pero el viejo pueblo donde naciste estaba atravesando una explosión de crecimiento cuando te graduaste en el instituto y si un tío tenía músculos y sabía como utilizarlos era requerido por las cuadrillas de la construcción. Te gustaba tu trabajo. No ibas a vestir con ropas elegantes ni a pasar el día acompañado del aire acondicionado, pero cuando colocabas algo en su sitio, ahí se quedaba. Y lo mejor que eso, sabías que seguiría allí hasta bastante después de que lo olvidases. Al final dejó de haber trabajo. Empezaste a moverte, pero las vacas estaban flacas también en otros lugares. Los trabajos empeoraban por momentos, y el sindicato le dio un buen mordisco a tu paga. Finalmente conseguiste aquel empleo en el que se derrumbó el andamiaje tambaleante y terminó con tras hombres en la UVI. La historia de tu vida. Te fuiste cabreado. Tus amigos te dijeron que había trabajo en el este, así que decidiste hacer autostop. Te quedaste jodidamente sorprendido cuando una chica bonita en una RV te recogió en la carretera. Le preguntaste si no le preocupaba que pudieses ser algún violador loco y ella rió. Saliste de la carretera y levantaste un campamento en un camping que había a lo largo de la autopista. Tenía una televisión en la RV y se abrazaron juntos en la pequeña cama para ver la tele y hablar de la vida. Tenía un millón de historias; parecía que había estado dando tumbos a lo largo del país en los últimos tres años.
Le dijiste que el viaje sería más fácil si lo compartía contigo. Rió de nuevo. Cuando te moviste hacia ella, te dijo que prefería hacerlo a la luz de las estrellas. "Me parece justo", le contestaste. No acababas de empezar cuando te hundió los colmillos en la garganta. Fue grandioso, pero te vació tanto que comenzaste a sentirte enfermo. Más tarde, se levantó y comenzó a alejarse, como si nada fuese con ella. ¿Quién se creía que era, dejándote allí cuando probablemente necesitabas atención médica urgente? Luchaste por ponerte en pie y te moviste pesadamente hacia ella, pensando en darle una lección, pero te rechazó como si fueses un crío. Finalmente, meneó la cabeza y dijo que haría algo de lo que probablemente se arrepintiese. Así fue como te convertiste en un vampiro. Estuvo contigo el tiempo suficiente para enseñarte lo básico, y entonces te dijo simplemente adeu. Los Gangrel (lo que demonios quiera que fuesen) se encontrarían contigo muy a menudo, te aseguró, y dijo que volverías a verla de nuevo. Aun así, sería mejor que tuvieses unas buenas historias que contar para entonces. En eso estás.
Concepto: Eres el típico tipo autosuficiente y nunca has pedido ayuda a nadie. Sin embargo, te has percatado de que, donde quiera que vas, los vampiros jóvenes parecen estar llevándose la peor parte. No tienes idea de por qué no se rebelan contra ello y se lo has dicho. No necesitan a esos resecos antiguos; pueden aprender por sí mismos a utilizar sus poderes. Diablos, tú lo has hecho. Algunas veces el más encendido te ha pedido unirse a ti, y le has dejado, por un tiempo... hasta que conozca el truco y pueda hacerlo por él mismo. Intentas extender el mensaje en las pocas ocasiones que tienes oportunidad de hacerlo. ¿La dudosa recompensa? Estás convirtiéndote en algo parecido a un héroe popular para los Caitiff de estos andurriales.
Ayudas de interpretación: No tienes ni idea de que eres un Caitiff; tu estilo de vida solitario es indistinguible del de los Gangrel, el clan del que eres natural. Todavía no tienen ninguna sospecha de tu "desviación". Sin embargo, de ser descubierta, no estarían muy complacidos. Muévete y habla con confianza y calma. Exuda la sabiduría de la carretera. Por supuesto, el tema vampírico aún te obsesiona (no te has arriesgado todavía a entrar en una iglesia y has logrado confinar en ti al animal de presa durante el tiempo que tu autocontrol te lo ha permitido). Eres paciente. Sabes que la respuesta llegará por sí misma, a su debido tiempo.
Nota: La Disciplina marcada en tu hoja de personaje como "Mi Poder" es tu talento exclusivo que como Inceptor debes detallar. Háblalo con tu Narrador y llega a un acuerdo sobre lo que hace esta Disciplina en cada uno de sus cuatro niveles, qué tipo de tiradas deberás realizar para poder utilizarla, etc. Como quiera que sea "tu poder", te las tendrás que haber apañado para enseñar un círculo a unos pocos Caitiff que te has encontrado en tus periplos; también has sido para otros sin clan, que trabajan en el aprendizaje de nuevas Disciplinas por cuenta propia, como su hermano mayor.
Equipo: Saco de dormir, tarjeta del sindicato (sigues trabajando en cuadrillas nocturnas), motocicleta y un 45.
Cita: "Improviso sorbe la marcha."
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