El nuevo refugio de las Amenti en el Mundo Subterráneo es el lugar legendario conocido como Campos Benditos de A’aru. Es un refugio de paz frente al azote de la tormenta fantasmal, un oasis en las profundidades del desierto infinito de Duat. Cuando los primeros Renacidos regresaron a las Tierras de los Muertos como almas completas, la desesperación les inundo al principio, al ver lo que había ocurrido con Amenti y el reino que antes les acogía. Pero Anubis les condujo más allá de las ruinas, hasta los confines del Inframundo, donde ninguna alma había viajado y vuelto para contarlo. Allí las Amenti encontraron los Campos de A’aru, como predecían las leyendas de los antiguos egipcios. En aquel lugar sus almas podrían encontrar reposo y paz, pero también tendrían que hacer frente a los Jueces de Maat.
La Justicia de Maat
Los Jueces de Maat habitan en el bendito A’aru, sirviendo a la diosa de la verdad y la justicia. Actúan como pastores de las almas de las momias, castigando a los rebeldes y orientando a los penitentes. Cuando los jueces consideran inadecuada un alma a los ojos de Maat, castigando al que provoca la ofensa. En Duat, estos castigos pueden ser que le aplasten los huesos, le decapiten, le quemen o cualquier otra agonía terrible. Siempre que el alma acepte la reprimenda, podrá pasar al sitio que le corresponde en los campos del más allá hasta que reúna suficiente fuerza para volver a la vida. Los espíritus de “voz verdadera” se envían directamente a los Campos de A’aru, para que puedan reposar hasta su próxima vida. Algunos espíritus han intentado evitar a los Jueces, y han caído por las grietas del mundo de los muertos hasta las garras de Apofis. Los modos del Inframundo se han vuelto tan confusos y retorcidos que ni siquiera Anubis puede conducir a todas las almas a un sitio seguro o ante la justicia.
Amemait el Devorador
Aunque los Campos Benditos de A’aru son un refugio para las Amenti, bajo ellos yacen las fauces hambrientas de Amemait el Devorador. Los antiguos egipcios imaginaban a Amemai como un monstruo que se comía los corazones de los indignos de habitar en el más allá, pero es mucho más que eso, es una encarnación del propio Olvido. Amemait devora a las momias a las que los jueces consideran indignas de la vida, y reclama las almas que se encuentran al final de su existencia inmortal. Es el fin de todas las cosas, la fuerza que Apofis y sus seguidores desean liberar en el mundo. La Dja-akh que destruyo Amenti es solo un simple ejemplo de su poder, y los Renacidos harán cuanto esté en su mano para mantenerlo encerrado en el Mundo Subterráneo para siempre.
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