Shemsu-heru

Hace miles de años, Horus el Vengador y su madre Isis resucitaron a la primera de las momias. Estos Renacidos se unieron al hijo de Osiris en su lucha por vengar la muerte de su padre y destruir al usurpador, Set. Se llamó a estas momias los Shemsu-heru, o Seguidores de Horus y poco a poco aumentaron en número hasta llegar a ser 42, una por cada uno de los Jueces de Maat. Los tiempos han sido más difíciles para los Shemsu-heru de lo que ninguna persona del mundo actual puede imaginar. Algunas momias perdieron la esperanza después de miles de vidas regresando a las mismas penurias mundanas, algunas dejaron de servir al Vengador para dedicarse a gines individuales menos nobles y una incluso traicionó al Reino Oscuro de Arena revelando su posición a unos vampiros, lo que valió que la borraran de la realidad mediante el uso del Hekau de Nomenclatura más poderoso (hay quienes se preguntan si esto fue lo que inició los sucesos que provocaron la Dja-akh).

Un grupo importante de Shemsu-heru permanecieron fieles a lo largo de los milenios a su dios terrenal, Horus, y a su padre. Cuando Osiris penetró en la Red de Fe, ordenó a su hijo que reuniese a los que habían probado su lealtad y ejecutasen un suicidio ritual especial. Muertos como sus primos las Amenti, los Shemsu-heru recibieron el nuevo Hechizo de la Vida, más completo, y estas antiguas momias recuperaron la fuerza vital en estado puro de la que habían carecido tantos siglos. Se regocijaron en la divina vitalidad que vigorizaba sus almas y fluía por sus cuerpos y Horus y sus discípulos regresaron a la vida preparados para guiar a las otras momias que vendrían después de este nuevo mundo feliz. Las antiguas momias que servían a Horus y a los preceptos de Maat son seres inmensamente poderoso, respetados por los tem-akh que les recuerdan, y temidos por sus rivales. Les llaman Imkhu o Reverenciados y poseen recuerdos casi completos de cientos de vidas, además de la vigorosa fuerza de la resurrección.

Horus y sus consejeros Imkhu regresaron al mayor de los templos del Vengador en Edfu, entre Isna y Aswan, Egipto. Aunque la mayor parte de la ciudad original de Djeba se ha desmoronado, el Templo de Horus aún aguanta en pie. El Vengador y sus seguidores han tomado el control de las excavaciones que exploran las diversas mastabas y casas bizantinas ocultas por el paso de los siglos. en ocasiones una joven momia con fragmentos de los recuerdos de su tem-akh llega allí buscando al Faraón Viviente y todas ellas salen de ese encuentro profundamente cambiadas. Las Amenti no son los únicos seres que llegan buscando ayuda a este lugar: los mortales han oído rumores que afirman que Horus el Vengador está vivo y acuden en masa a adorarle. Este movimiento resulta frustrante para los cultos de Isis y Osiris, que no pueden ofrecer a su propio dios viviente. Se dice que el hijo de Osiris se ha convertido en una deidad con cabeza de halcón cuya presencia es demasiado poderosa y nadie puede soportarla por un tiempo prolongado sin comenzar a reverenciarle de forma compulsiva. Aparentemente sólo los Imkhu tienen la fuerza espiritual necesaria para resistir su influjo divino y actúan como intermediarios con el fin tanto de proteger a los visitantes como de defender a su dios.

Los puristas musulmanes están cada vez más preocupados por el resurgimiento de lo que consideran un culto herético. Los seguidores del Vengador han respondido ocultando la ciudad a los extranjeros ruidosos. Los Renacidos que la visitan son muy respetados por los partidarios mortales del hijo de Osiris y algunos grupos a veces desean unirse a las momias en sus viajes cuando se marchan de Edfu. Algunas Amenti consideran la devoción de estos nuevos amigos inquietante, igual que otros seguidores de Osiris. Los adeptos de Isis afirman que los Shemsu-heru parecen más fieles a Horus que a Osiris, e incluso han surgido rumores que dicen que el Hijo Vengador, una vez restaurada su verdadera vida, puede querer derrocar a su padre y reemplazarle como señor de los vivos y los muertos.