Dada la importancia que el alma tiene en las leyendas egipcias (especialmente para las Amenti recién creadas que son plenamente conscientes de que su nueva condición proviene del tem-akh), el estudio de la magia dedicada al alma es algo que surge de una manera espontanea en la existencia de una momia. Mientras que otros tipos de magia afectan al mundo material, la Nigromancia moldea el Inframundo, dotando al usuario del control y de los muertos y el dominio de su propia alma. Para darse cuenta de la importancia de estas artes mágicas, solo hay que contemplar las enormes tumbas y monumentos de Egipto, en donde los faraones invirtieron los esfuerzos (y las vidas) de miles de trabajadores para asegurar su propia inviolabilidad en el más allá. Los Nigromantes neófitos aprenden primero las divisiones del alma y la importancia de las reliquias metafísicas en el Mundo Subterráneo. Con la práctica los Nigromantes obtienen autoridad sobre los muertos mediante ritos especiales de purificación y la práctica de disciplinas ascéticas.
De hecho la momia se convierte en un señor entre los muertos, capaz de dar órdenes con una palabra e hipnotizar con una mirada. Aunque muchas tradiciones y religiones occidentales consideran la Nigromancia una práctica perniciosa, es un arte fundamental y una disciplina purificadora para las momias. La misma alma del nigromante se refina hasta convertirse en un ser de luz resplandeciente en el Duat. Por medio de esta autoridad, el nigromante puede defender o manipular las diferentes partes del alma, controlar a los muertos y canalizar la entropía ennegrecida que fluye por el Mundo Subterráneo mientras el mismo permanece inmaculado. Entre las momias, la Nigromancia es la especialidad de la Khaibit. La momia canaliza los poderes de la Duat por medio del alma sombría, que es la que está más cerca de las Tierras de los Muertos. Para dominar la Nigromancia, la momia debe ejercer la autoridad mediante la purificación, pero al mismo tiempo debe reforzar sus vínculos con la khaibit.
Los Nigromantes más avezados se convierten en nobles monstruos, que mantienen a raya a su khaibit, combinando el terrible monstruo y el maestro purificado para transformarse en un señor de los muertos. La momia recorre una delgada línea, equilibrando a Ma’at con la fuerza de la khaibit hasta llegar al punto de encauzarla para que entregue su convicción y dedicación a la autoridad de Ma’at. La fuerza de la Sombra se convierte en al de la momia, una vez moderadas sus ansias por medio de la fidelidad al equilibrio universal. Cada ritual del Hekau Nigromancia requiere 10 minutos por nivel del mismo, a no ser que se indique lo contrario. Quienes estén familiarizados con Vampiro la Mascarada deben recordar que la Nigromancia que practican los Renacidos difiere significativamente en su aspecto y efectos de la Disciplina Vampírica del mismo nombre. Ambas sendas son muy diferentes en sus funciones e intenciones y no deben confundirse.
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