Cita: “Estoy de acuerdo, parece un escarabajo de la XIV dinastía, pero lee la inscripción de nuevo. Es una cita de un himno de Ra que no fue compuesto hasta 800 años después. Por el estilo del trabajo, diría que el artesano vio un escarabajo de la XIV dinastía (probablemente robado de una tumba), le gustó y lo copió, vendiéndoselo a algún europeo. No tiene más de cien años.”
Preludio: Incluso durante ti primera vida, las tumbas eran saqueadas y las momias profanadas. Las tumbas reales y de la nobleza eran las más atacadas, pues contenían más objetos de valor, pero casi nadie estaba a salvo de los ladrones. Como sacerdotisa, presenciaste los juicios de más de una banda, escuchando cómo no se preocupaban por lo que hacían, siempre que consiguiesen algún beneficio y evitasen la captura. Al principio no podías entender que alguien arrebatase la eternidad a un desconocido (ni siquiera a un enemigo) sólo por codicia, pero entonces comprendiste que no tenían esperanza de eternidad para ellos, así que no creían. Al ascender en la jerarquía del templo, perseguiste sin cesar a los ladrones de tumbas, primero contemplando sus castigos, después dictando sentencia contra ellos como suma sacerdotisa y finalmente dándoles caza tú misma con la ayuda de devotos aldeanos.
Fue, en parte, tu feroz protección de los muertos lo que llamó la atención de los Shemsu-heru, haciendo que te unieses a una lucha más elevada. Y así siguieron las cosas durante siglos. En vida, cuidabas de los que dormían y a su vez ellos protegían tu khat mientras tu ba erraba por el Mundo Subterráneo. Tratabas con la misma fiereza a Set y sus esbirros y a los mortales que osaban en su codicia saquear a los muertos y violar las tumbas. Cuando llegaron los europeos, te diste cuenta de que las cosas estaban cambiando. Al principio los castigaste como habías castigado siempre a los fellahim codiciosos. Se extendió rumores acerca de la Maldición de los Faraones sobre los que profanaban las viejas tumbas, pero, irónicamente, esto sólo sirvió para empeorarlo todo. Los europeos desarrollaron una obsesión romántica por Egipto y sus obras y llegaron en mayor número, azuzados por reportajes sensacionalistas y exageradas novelas populares. Necesitabas una nueva estrategia.
Te convertiste en una de ellos para descubrir sus debilidades. Infiltrándote en la alta sociedad cairota del nuevo siglo, te convertiste rápidamente en la estrella de la nueva ciencia de la Egiptología, pues tus recuerdos eran muy superiores a los pobres estudios de la época. A lo largo de varias décadas y bajo nombres distintos, ayudaste a convertir la manía de coleccionar objetos en un genuino respeto por la cultura que los había creado, consiguiendo también desviar expediciones de zonas donde los muertos reposan todavía sin ser molestados. Te aseguraste de que Tutankhamon fuese el último en sufrir ese ultraje y los ocasionales descubrimientos de tumbas saqueadas en la antigüedad sin esperanzas de reparación (como la de los hijos de Ramsés), han demostrado ser suficientes para tener ocupados a los arqueólogos de forma que no causen más problemas.
Concepto: Te impulsa tu deseo de proteger la santidad de las tumbas, no sólo las de tus compañeros de los Shemsu-heru, sino la de cualquier antiguo egipcio que pueda ser robado a causa de la codicia o la curiosidad arqueológica. Las tumbas y lo que contienen proporcionan a los Muertos un paso seguro al reino de Osiris y cualquier interferencia podría llevar el alma del ocupante de la tumba a un inmerecido tormento. Usas tus conocimientos y tus recuerdos para dejar migas a los estudiosos modernos, apartándoles de las tumbas intactas que has jurado proteger.
Sugerencias de interpretación: Sé asertiva en tu aproximación a la historia y arqueología del antiguo Egipto y desdeña cualquier otro tema, pues no tiene interés para ti. No temas oponerte a las actuales corrientes de pensamiento en la arqueología si tus recuerdos te mueven a ello, pues así es como has alcanzado tu actual posición académica. A veces necesitas pensar con rapidez para utilizar algún recuerdo sin denunciar tu verdadera naturaleza, pero nunca ha sido un problema.
Equipo: Biblioteca de publicaciones académicas, ordenador personal, equipo de vigilancia y de excavación, material de acampada y de supervivencia en el desierto, rifle de caza 30-03, Desert Eagle, machete, Land Rover 4x4.
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