Católicos
Durante el Tiempo de las Hogueras, la idea de un
mundo sin Cristo o Su Iglesia era imposible. Ya
creyésemos estar malditos o estar siendo puestos
a prueba, como demonios o ángeles vengadores,
éramos de alguna forma parte del plan de Dios, y la
Iglesia era vista universalmente como una encarnación de Su voluntad en la Tierra. Nos habíamos
vinculado a la doctrina de la fe durante siglos y
éramos incapaces de imaginar un mundo sin Él.
Así que, como siempre hacemos, asimilamos el
desarrollo humano. En base a la correspondencia
entre el reformista anticlerical y asceta Girolamo
Savonarola y uno de los nuestros, así como a los
encuentros entre Martín Lutero y Anatole, presupongo que nuestro abandono de la fe como Secta ocurrió
de forma gradual. La fe siempre ha sido un campo de
batalla para nuestra especie. Alberto Magno y yo misma luchamos durante siglos para arrebatarle el control
de la Iglesia al nauseabundo hereje ario Fabrizio Ulfila,
a quien considero responsable de abrir paso al Tiempo
de las Hogueras. Vale la pena recordar que inicialmente combatíamos al clero y el papado, no a Dios o la fe.
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