-Por Eberlin Albertzen, Chiquilla de Alberto Magno
Cómo Matamos a Dios para Sobrevivir
Salvo algunas excepciones notables, nuestros fundadores profesaban la misma fe católica en la que
yo nací. En 1494, hasta los verdaderamente ancianos admitían que Dios era tan real como cualquier
templo de Constantinopla. Incluso los herejes
Cainitas de Languedoc nacieron de una aversión a
la doctrina cristiana. Así que ¿por qué los Vástagos
de la Camarilla volvieron la espalda a Roma y luego
a Dios? ¿Por qué nosotros, como organización si no
como individuos, abandonamos la fe y apostamos
por luteranos y racionalistas? ¿Por qué tuvimos que
matar a Dios para sobrevivir? ¿Y con qué lo reemplazamos? ¿Cómo ocurrió y qué ideas han guiado
nuestra augusta institución tras Su defunción?
Comenzó como una necesidad. Para ocultar
nuestra existencia y evitar otra Inquisición, la
Camarilla tuvo que socavar la creencia humana
en trasgos, ángeles y diablos como nosotros. Para
Neonatos como tú y Ancillae como mis Chiquillos,
es tentador ver nuestra Secta como un proyecto de
iluminación. Esta posición ignora el hecho de que
aún faltaban siglos para que surgieran nociones
como el empirismo y los derechos naturales cuando
tuvo lugar esa malhadada convención en Thorns.
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