Con el Sabbat lanzándose de cabeza a su demencial
cruzada, la insidiosa Herejía Cainita ha regresado a
nuestras ciudades, nuestros hogares. ¿Son un frente del
Sabbat preparando a nuestros Chiquillos para el retorno
de sus amos secretos? ¿Tentando a nuestros Neonatos a
cometer despiadados pecados y viles monstruosidades?
¿O es nuestra oportunidad de forjar nuestra Iglesia de
Sangre, reclamar a Caín como símbolo de nuestra especie y celebrar nuestro papel en el mundo sin la paralizante autocrítica de la siempre presente humanidad?
Al parecer, el Sabbat, pese a que cueste entenderlo,
proclama a Caín como el dios y salvador de nuestra
especie. También menciona a los Antediluvianos como
Sus enemigos. No así la Iglesia Cainita. Su interpretación gnóstica del cristianismo nos considera a todos
ángeles de la Verdadera Divinidad, puestos en la tierra
para pastorear a la humanidad y para oponerse al falso
creador adorado como Dios Padre.
En el dogma cainita, Caín y Cristo son rebeldes
enviados por el cielo contra una malévola criatura a la
que llaman demiurgo o Ialdabaoth, Señor de la Prisión
del Mundo. Todos nosotros, desde los teóricos Antediluvianos a los más frágiles Sangre Débil, compartimos
la Sangre de la Verdadera Divinidad.
Esta fe tentadora,
aunque obviamente no es más que otra distorsión
vampírica del gnosticismo, una idea humana, refuerza
la función básica de la Camarilla, especialmente en un
tiempo en el que nos hemos alejado de las aseveraciones idealistas de universalidad para proteger nuestros
intereses contra la chusma. Quizás una nueva fe sea
exactamente lo que necesitamos en estos tiempos de
división. Una que ensalce nuestras virtudes como amos
secretos del mundo. Un dogma que alimente nuestra
Sangre con fuego al tiempo que volvemos a la guerra
contra la Iglesia de Pedro y su Segunda Inquisición.
Temo que, si no nos comprometemos a destruir esta
Iglesia de Sangre y rechazamos su clero en la corte, nos
destruirá. Aún peor, la Herejía escupe en la cara de las
fes abrahámicas y eso no les sentará bien a nuestros
aliados en Oriente. Preveo que la Ashirra exigirá que
lidiemos con la Herejía en las ciudades que compartamos. Porque las compartiremos.
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