El cristianismo como religión es una extensión del judaísmo. Mismo Dios, misma parte del mundo. El Mesías y su rebelión contra Roma y las viejas costumbres se desarrollaron en un contexto cultural judío, pero dio a luz a una fe totalmente nueva. Así como el cristianismo está entrelazado con el judaísmo, nuestros mitos sanguíneos están íntimamente conectados tanto con el viejo Yahweh guerrero como con su más pacífica encarnación posterior. La Herejía Cainita cree que Cristo fue uno de nosotros, el segundo advenimiento de Caín. Desde esta perspectiva, esencialmente toda la cristiandad se convierte en un culto del mito vampírico, hecho palpable a los mortales mediante un proceso de canonización de siglos y en el que se velan los ideales sanguíneos. Un proceso que culminó con el Primer Concilio de Nicea, en el que la idea de que Cristo era una entidad sobrenatural finalmente se dejó a un lado y se convirtió en lo que conocemos hoy en día: el Hijo del Hombre. Si se buscan, pueden verse nuestras huellas en todo el cristianismo.
Los milagros, Lázaro y Longino como Aparecidos cambiados por la sangre de Dios, la resurrección, la obsesión con Su Sangre, los trece a la mesa, la promesa de la vida eterna. Algunas de las interpretaciones más extremas se encuentran en las obras de un Sangre Débil de Los Ángeles conocido como “Hollis” que ahora es parte de la Lista Roja. Sus panfletos nos dicen que toda la Biblia está escrita sobre, por y para nosotros, que sólo más tarde fue limpiada para el uso humano. Muchos encuentran que este mito Lasombra de Cristo Abrazado sólo enturbia las aguas, pero también puede ser visto como un ejemplo fascinante de cuán borrosas pueden volverse las líneas entre nuestra especie y los mortales. Nuestros mitos viajan a través de especies, transportados por el poder de ideas infecciosas en lugar de por cualquier evidencia concreta de su veracidad. Lo mismo ocurrió con Mithras, cuya no-vida engendró un culto que cruza las barreras entre vivos y muertos. Es adorado no sólo por sus descendientes, sino por otros vampiros que quieren las recompensas que su culto promete y rastrear sus actividades a lo largo de la historia mortal. Si estamos buscando un salvador vampírico, un modelo verificable de nuestra especie, no es necesario ir más allá de Mithras.
Los Misterios de Mithras es el culto que abarca mayor cantidad de Vástagos en la Camarilla, a pesar de que Mithras sólo es miembro nominal de nuestra Secta. La Orden Menelaida es semejante en su dedicación a la supuesta creencia de Menelao en la iluminación por encima de la violencia. También podría mencionar a los Devoradores, Vástagos que tratan de consumir los nombres de los demás, y los Gorgonas, adoradores de Gorgo. Como muestra la historia, allá donde vamos se crean nuevos mitos y nuestra especie da a luz a cultos que abarcan extensas áreas geográficas y culturales. En su mayor parte, estos cultos no emergen porque el objeto de veneración decida dar forma a una religión a su alrededor; son creados al contar y recontar historias que se convierten en mitos y éstos en milagros. Ahora, en lo que respecta a los efectos en la cultura y la sociedad, el poder de un milagro inventado no es menor que el de que ocurra lo verdaderamente imposible.
Esto hace que cada nuevo culto sea potencialmente peligroso para aquél al que reemplazaría, por lo que la doctrina reacciona de forma acorde. Piensa en la persecución a la que judíos y romanos sometieron a los primeros cristianos y en la erradicación de los herejes por parte del catolicismo. Entre los propios cultos y órdenes de la Camarilla, la tendencia es la misma. ¿Sabes cuántos cultos a Mithras existieron antes del actual? ¿Lo diferente que era antes de que Roger de Camden se hiciera cargo del culto? No, porque tales grupos, una vez están adecuadamente establecidos, no toleran ninguna lucha interna contra su verdad.
Por Carmelita Neillson
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