Reforma
Verás, aún necesitábamos a Dios. Según la mentalidad
de aquéllos de nosotros que aún creemos, estamos
Condenados, maldecidos por Dios. Y con la Condenación viene la posibilidad de redención. En la reforma
protestante encontramos una forma de oponernos a
la Iglesia y la Inquisición sin renunciar a la esperanza
de salvar nuestra alma. En el catolicismo, el clero y
los sacramentos que realizamos son el pase al cielo.
Durante la Edad Oscura, tomábamos la eucaristía, nos
confesábamos, nos arrepentíamos. Cuando la Iglesia
comenzó a cazarnos, quedamos separados de la Gracia.
Esto nos llevó a reflexionar y buscar una verdad más
profunda. Encontramos nuestras respuestas en el
protestantismo y sus precursores. En las enseñanzas de
Lutero, la Iglesia es mundana, humana, y está abierta
a la corrupción. Lo que es importante es una relación
personal con Dios. Es el bautismo, nuestra confesión
de fe, nuestras intensas plegarias y nuestra conducta lo
que nos abre Su reino. Al adecuarse perfectamente a
nosotros, encontré que mi propia fe se había transformado por las ideas del teólogo alemán.
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