31.10.2017 - Venecia

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Para sorpresa de todos, he regresado para informar a los sirvientes de la Justicatura. He viajado por una zona de guerra en busca de nuestros Antiguos y enemigos, pero es aquí en Venecia donde creo que terminaré por encontrarlos. Sus esbirros me han observado desde las sombras y siento su presencia sobre mi mente y mi alma. No llevo mucho siendo un Ventrue, pero incluso antes de mi Abrazo mi sangre contenía cierto sentido del deber y el honor. 

Decliné la oferta de la Ashirra de unirme a las filas de sus Jenízaros; me ha quedado muy claro que su guerra no es la mía. Pronto cruzaré la plaza de San Marcos flanqueado por mis compañeros Arcontes. Me llevarán ante nuestros amos y sé que ellos también estarán allí… Avignon, Dymoke, incluso Muhannad. Estamos combatiendo la guerra equivocada, pero quienes comercian con sangre se preocupan poco siempre que no se derrame la suya. En la tumba a las afueras de Jartún caminé entre sarcófagos. Una niebla ha descendido sobre el tiempo que pasé allí, aunque recuerdo a medias rostros somnolientos mirándome en la atemporal oscuridad. Pero fueron las criptas vacías las que hicieron que mi Bestia se alzase temerosa. ¿Somos todos idiotas que ser ofrecidos como banquete? ¿Es ya demasiado tarde? Dejo estas notas con un amigo con la esperanza de que puedan guiar a otros a la verdad y con suerte a una posibilidad de liberarse de la trampa de lo inevitable. Yo no voy a volver. Nos dicen que el Sabbat llama a esto la Guerra de la Gehenna. Y eso debe de parecerles a los miles de Cainitas que se encuentran en ella como parásitos o espectadores casi indefensos forzados a mirar de cerca. 

Los colmillos y los reflejos rápidos no pueden protegerlos contra las súbitas lluvias de explosivos de gran potencia que caen noche y día, e incluso la vieja carne atemporal se derrite al calor del fósforo blanco. Cuando las torres cayeron y el Sabbat desapareció, supusimos que se habían vuelto locos y tomamos sus ciudades abandonadas. Pero cuando nuestros Antiguos comenzaron a desaparecer, algunos proclamaron públicamente haber sido convocados por Ancianos dormidos en Oriente. La Camarilla tuvo que tomar medidas salvajes para extirpar la reavivada creencia en los Antediluvianos en las noches finales, hasta que la Secta terminó por tener que aceptar la adoración casi abierta de los Matusalenes e incluso del propio Caín. Abandonó la vieja tradición de aceptar a todos los Vástagos en sus filas y se convirtió en una comunidad cerrada que acumulaba todo lo que podía alcanzar. Las filas de los Anarquistas se engrosaron con los rechazados y los indeseables. 

El disperso liderazgo de los Anarquistas ha tratado incluso de brindar apoyo a los alzamientos del ganado en África y Oriente Próximo, ayudando a los mortales contra sus opresores o tratando de eliminar a enemigos de la Camarilla en medio de la confusión. Se nos dice que los más antiguos y fuertes de los nuestros se han visto atraídos por esta confusión bélica cargada de fuego infernal. ¿Quién sabe qué otros poderes se ocultan allí? ¿Los cadáveres de nuestra distante historia Cainita redespertados? ¿O sólo los demonios Sabbat profundamente enraizados en unidades militares humanas, llevando los uniformes de fuerzas especiales o la kufiya de la resistencia local? Poca información llega a los que quedamos abandonados en Occidente. El Sabbat se ha desplazado hasta la otra punta del mundo, pero ya no se preocupa de controlar ciudades. Algunas ciudades de la Camarilla han perdido por completo sus cortes de poder, mientras que otras no parecen afectadas y más de un Antiguo ha buscado el consuelo en el Letargo o se ha rendido a la locura para escapar de la invocación de la Llamada. 

Se nos dicen todas estas cosas, pero ¿por qué un ejército de Antiguos necesitaría siquiera abandonar sus refugios para dirigir tal guerra de peones humanos cuando los ejércitos más poderos son comandados desde las mismas capitales gobernadas por la Camarilla? ¿Están tan consumidos por esta compulsión que han perdido todo instinto de supervivencia? ¿O quizás es que los Antiguos sencillamente se han desvanecido de la vista pero no del poder? ¿Y si la temida Llamada no es una llamada a las armas sino a ocultarse del Ansia de los Ancianos? Para ganar tiempo hasta que la Sangre de los jóvenes sacie a los Antiguos para que puedan volverse a dormir y amos más familiares puedan tomar de nuevo públicamente las riendas en sus envejecidas manos.

Siempre es trágico cuando un miembro joven y motivado de la Camarilla desaparece en las maquinaciones de monstruos antiguos. Por fortuna, Hassan Shadid tenía un ayudante que fue capaz de proporcionar estas notas a los Justicar, así que la misión no ha sido un desperdicio. La desafortunada realidad de la guerra es que cuando un Neonato lleva a cabo una tarea peligrosa, puede resultar fatal. Murió por una buena causa, la del conocimiento y la comprensión. Una última cosa: te preguntarás por la Llamada. Yo misma la estoy experimentando, así que puedo describírtela. Es una necesidad de ir a Oriente Próximo. Sin embargo, me resulta difícil analizar esta sensación. ¿Es una compulsión sobrenatural o simplemente un síntoma del tedio que muchos de mi edad sienten? No lo sé. Ése es el problema de ser un peón de seres incluso más viejos y poderosos que tú: no siempre sabes qué ocurre. Por supuesto, en mi caso puede que no sea un impulso normal de unirse a un esfuerzo de guerra, sino algo mucho más importante para nuestra Secta y causa..
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