No recuerdas exactamente qué pasó: un momento
estabas escribiendo tu informe en la comisaría,
rellenando los formularios sobre un extraño caso de
asalto, y al siguiente sabes que estabas en casa. Estás
bastante seguro de que alguien entró en tu oficina
para hablar contigo. No puedes recordar de qué se
trataba, pero crees que te dijo que olvidases algo. Al
día siguiente el jefe te llamó para preguntarte por
unos archivos desaparecidos. Ahora estás suspendido de empleo y sueldo. Quienquiera que lo hiciera
no se percató de que estaba jugando con un veterano del departamento. Ahora sigues su rastro. Estás
seguro de que está conectado con el nuevo club nocturno de la ciudad y si pudieras hablar con el dueño,
obtendrías toda la información que necesitas.
Compañero atribulado
Tu compañero no ha sido el mismo desde julio.
No parece estar sano y está mucho más pálido de
lo habitual. Llevas tiempo preocupado; estamos en
medio de una pandemia y no ha estado comiendo
como es debido. De hecho, no sabes cuándo fue la
última vez que comió toda una comida entera. Así
que el fin de semana pasado le dijiste que querías
saber qué pasa realmente, o te decía la verdad o te
marcharías. Así que te contó toda la verdad. Aún no
terminas de creértelo, y no te tragas que sea… joder,
hasta pensar la «palabra por v» suena absurdo. Aun
así, desde que te lo dijo, es como si se hubiera desvanecido de la faz de la Tierra. Pero ahora, cada pocas
noches, estás seguro de captar un atisbo de alguien
siguiéndote que desaparece cuando te vuelves para
prestarle toda tu atención.
Sin esperanza
Cuando te uniste a la familia, te asombraba lo fácil
que sonaba todo. Vivir en una gran casa, no preocuparte por dinero o impuestos o nada en absoluto.
Todo en lo que tenías que pensar era ella: cómo
satisfacerla, cuántas posibles formas de amarla, qué
aspecto quería que tuvieras. Ahora eres parte de su
familia, y eso está bien. En las noches en las que las
cosas van bien, puede que te escojan para hacer la
ofrenda. La intimidad de su tacto, sus labios besando tu cuello, te deja ansioso por la próxima noche.
Pero aún hay más por lo que luchar. Compartes
la casa con muchos de tus hermanos y hermanas,
pero sólo uno puede ser el Primero. Te avergüenza
admitirlo, pero envidias al Primero, el elegido de la
ama. Quizás pronto serás escogido también como
Primero, si eres lo bastante leal. O tal vez otra ama
pueda ver tu verdadero valor.
Repartidor de «pizzas»
Tuviste otra llamada de teléfono anoche. Al mismo
lugar que las anteriores veces, embarcadero 17. Misma entrega que entonces, no es de tu puta incumbencia. Unas cuantas cajas de madera marcadas con
letras cirílicas y, cuando el dinero cambia de manos,
le pagas un poco al tipo al otro lado de la línea.
Sólo le conoces como Seb, pero por su acento sabes
que no es de por aquí. No sabes dónde consigue la
mercancía. Eso es asunto suyo. Todo lo que sabes
es que te llama mucho. Aunque la paga también lo
vale. Siempre hay una forma de endulzar el trato,
como esta noche. Cuando Seb aparezca, vas a tener
unas palabras con él para ver si puede conseguir un
porcentaje un poco mayor.
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