Segundo, la Segunda Inquisición tiene
menos ventajas que la primera: no gobierna el espíritu
de aquéllos a los que supuestamente protege, así que no
puede aliviar el miedo que nos tienen. Anunciar una
“cruzada antivampiros” en las noches actuales sembraría
el pánico mundial y posiblemente provocaría la caída
de uno o más de los gobiernos cuyo tesoro y soldados se
redirigen a la SI. Y lo que sería peor aún desde el punto
de vista de los cazadores: no podrían impedir las interferencias ingenuas o egoístas en favor de los “derechos
civiles no-muertos”, “negociar con una nueva especie”,
“las oportunidades de conocimiento” o cualquier otra
excusa que el ganado crearía para permanecer en su
cómodo matadero. Si ni siquiera el papa puede informar
a sus propios cardenales de la verdadera amenaza, ¿cuán
débil ha de ser la mano de un burócrata cualquiera en
algún piso inferior del Pentágono?
Cómo nos cazan
Así, la SI lleva a cabo sus cazas disfrazándolas como
operaciones en la guerra contra el terrorismo o ejercicios de entrenamiento, o usan aliados extraoficiales
como la Sociedad de San Leopoldo y los Akritai. La
SAD puede haber llegado a un acuerdo con los “imbuidos” restantes y los usan para cazarnos a cambio de
anonimato legal. En ciudades donde la justicia es débil
o insuficiente, puede que incluso usen Vástagos que
se odian a sí mismos o supuestamente independientes
contra nosotros. Aun así, desde la desastrosa Caza de
Detroit en 2012, la SI ha desaprobado esa táctica y prefiere viviseccionar a los Vástagos tan estúpidos como
para tratar de volver al redil. Ahora, cuando la SI usa
a los nuestros contra nosotros, es mediante secuestros
o simplemente proporcionando la localización de
refugios a ambos bandos de una rencilla.
Esto otorga una gran ventaja a la SI: su dominio absoluto de la red informática global y su disposición a explotarlo en nuestro detrimento. La irrisoria SchreckNet
cayó ante las acciones de la NSA casi de inmediato.
Los
efímeros humanos se empaparon de la cultura del silicio
y superaron fácilmente a las ancianas Ratas de Alcantarilla
que se llamaban a sí mismas “hackers”. Esa mina de datos,
gracias al pestilente hábito de acumular los secretos de
otros Clanes con los propios, proporcionó a los analistas
de FIRSTLIGHT y el JTRG la base de sus mapas de
red de análisis. La SI tiene al menos una idea general de
nuestras actividades nocturnas de los años noventa y
principios de los dos mil en cada ciudad del mundo.
Cada contacto que uno de nosotros ha hecho con
otro puede aparecer en esos mapas como un enlace;
con suficientes enlaces, un analista de contrainteligencia puede trazar un patrón aunque no comprenda su
verdadera importancia. Así es como la Segunda Inquisición determinó que la Capilla Tremere en Viena era
un centro crucial para nuestras actividades, incluso
aunque creyeran que era “el cuartel general de la conspiración vampírica global” en lugar del centro de
actividades de uno de los Clanes.
Aun así, a pesar de
sus errores de interpretación, la IAO, el BOES y el
Equipo X del ESOG destruyeron la Capilla Principal
en 2008 con una combinación desconocida de reliquias
sagradas y de artillería capaz de penetrar el suelo. Este
lugar de “atrocidad terrorista” ha permanecido acordonado desde entonces y la SI mantiene una presencia
burocrática permanente en la Oficina de Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito en la ciudad.
La SI obtiene más detalles para su red de análisis
al analizar desde su óptica emails, llamadas telefónicas
y cualquier otra forma de comunicación electrónica.
FIRSTLIGHT hace la mayor parte del análisis inicial,
con apoyo del JTRG y la Unidad 8211. La capacidad
de inteligencia de señales del GRU rivaliza con la de
la NSA, y el Octavo Directorio realiza sus propios
encargos y análisis, lo cual proporciona un útil (aunque
rara vez apreciado) cruce de referencias en los descubrimientos de FIRSTLIGHT.
La
excepción es Londres, donde los sistemas de videovigilancia ya incorporan esta tecnología en transmisiones
especializadas de los puestos de mando del JTRG.
Cuando tiene cartografiadas nuestras actividades y
relaciones y a nosotros enjaulados en nuestras ciudades
y sin líderes, la SI pasa a las operaciones de “limpieza”. En Londres, Brasil y ahora Praga, los inquisidores
atacan simultáneamente tantos refugios como pueden,
aunque no todos los que han identificado: de nuevo, la
meta es pastorearnos hacia lugares que ya hayan cartografiado. Así, si es táctica o políticamente posible, la SI
recurre a hacer limpiezas bloque a bloque con MirasX
en helicópteros y camiones seguidas de asaltos.
Para mantenernos a contrapié y satisfacer sus intereses, la SI realiza pequeñas redadas cada vez que uno
de nosotros (normalmente una coterie Anarquista)
ha sido demasiado torpe o ansiaba demasiada comodidad. Para estas acciones, despliegan un equipo de cazadores o, si es necesario, incorporan uno o dos agentes
de la SI en un equipo militar de operaciones especiales
o de policía especial. Los asaltos se realizan al alba o a
mediodía, dependiendo de las preocupaciones tácticas
locales; ni siquiera los engreídos ESOG y BOES desean
combatir de noche con nuestra gente. Cualquier
superviviente (Ghouls, parásitos o Vástagos atrapados
en ataúdes o lo que sea) se encuentra de pronto en una
habitación iluminada por el sol para ser interrogado y
quemado finalmente ante un sacerdote sonriente.
Lo que debe hacerse
La amenaza es real y mortífera. Pero no es existencial,
no si nos apoyamos en las verdades que nos permitieron
sobrevivir a la primera Inquisición hace cinco siglos.
Deberíamos imponer con mayor fuerza la Mascarada
siempre que sea posible. Disfrazar nuestras acciones
como crímenes convencionales, nuestra alimentación
como simples desapariciones o tráfico humano. Resistir
la tentación de alardear fuera del Elíseo. Pasar nuestros
fondos de bancos controlados electrónicamente a oro,
narcóticos y metálico. Retirarnos de Internet y de los
malditos teléfonos móviles, volver a los mensajes entregados a mano o a las voces en la noche.
La idea es que, al perseguir al Sabbat,
la SI se vea atraída por la Guerra de la Gehenna (sin
duda el hábito del ejército estadounidense de meterse
en cenagales en el extranjero obrará a nuestro favor).
Hablando de los estadounidenses, podemos enfrentar a
otras facciones de la SI contra su arrogante pagadora y
armera. Bauer cree que su sociedad debería ostentar un
lugar preeminente, y el Grupo Newburgh debe de sentir
un gran resentimiento al ver a un antiguo siervo dándole
clases. El Octavo Directorio, del que Estados Unidos y el
Vaticano siempre recelaron (y con razón), es, irónicamente, el voto decisivo cuando ambos divergen en la Segunda
Inquisición. No debería resultar imposible dejar en refugios concretos rastros falsos que alienten tal disensión.
Por último, debemos desestabilizar la SI. Golpear
donde se sienta segura, enviar espías e incluso coteries
completas tras sus líneas. A Londres, por ejemplo.
Los
inquisidores nadan en dinero y tesoros confiscados
de nuestros propios cofres; enviemos voluntariosos
“contables” que alienten infracciones, malversación y
traiciones esporádicas. Convenzámoslos de que uno de
los suyos está de nuestra parte. Si pudiéramos distraer
a los cazadores de brujas con una cacería entre sus
propias filas, sería al tiempo eficiente y artístico.
Para todas esas tareas, te urjo a considerar a los Sangre Débil como posibles herramientas. Suelen soportar
la luz del día y quizás burlen las lecturas de las MirasX.
Están ansiosos por avanzar en nuestros concilios y por
ello realizarán peligrosas tareas sin reparo. Buscan nuevos territorios en los que Cazar; qué mejor terreno que
regalarles que uno que deben recuperar. Por último, por
supuesto, podemos perder cualquier cantidad de Sangre
Débil si eso significa debilitar a nuestros enemigos.
Siguen siendo totalmente prescindibles.
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