Quién sabe con ellos, ¿verdad? En
cualquier caso, los dominios que
nos rodeaban tomaban nota.
Las cosas han cambiado. Desde
que la Camarilla se apretó el cinturón, apretujamos a los Anarquistas
en agujeros como Gary, Naperville
y Joliet, y la ciudad siguió siendo
nuestra. Puramente Camarilla.
Honrando la ley y la tradición en
cada calle. Con las cosas en orden.
Hemos cambiado esta ciudad,
hemos hecho Chicago grande de
nuevo, ¿me entiendes? Hemos
drenado el pantano y nos ha dejado brillando como perlas. En la
actualidad, si te invitan a Chicago
para conocer al Príncipe, te llevan
al Elíseo con la Primogenitura o
te dan permiso para tener siquiera
un pie cuadrado de territorio en
Skokie, deberías estar jodidamente
agradecido.
Esto es la tierra prometida,
amigo mío.
– Bret Stryker, Arpía de Chicago
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