Vemos la actividad que nos rodea,
donde los fanáticos mortales detonan sus bombas y el Sabbat trata
de controlar su locura, ¿y sabes
qué hacemos? Nos reímos.
El Cairo está por encima de tan
banal comportamiento.
Sí, hemos perdido a muchos
de nuestros Vástagos más fuertes
a causa de esta Llamada, pero más
llegarán. La Ashirra tiene ahora un
gran interés en El Cairo, pero promete respetar su neutralidad como
lugar de encuentro entre Sectas.
Si Praga ostenta ese título para los
Clanes, cosa que dudo, por cierto,
nosotros nos consideramos el lugar
donde cualquiera puede compartir
el pan, sin importar sus inclinaciones filosóficas.
¿Me preocupa el aumento de
actividad Cainita por todo el norte
de África y el Levante? No. Estoy
seguro de que, cuando todo esté
dicho y hecho, el murmullo de la
sangre en esta ciudad enfriará el
temperamento de cualquier Bestia.
Es imposible estar furioso aquí
cuando puedes beber hasta saciarte
y que nunca te descubran por ello.
Nosotros los egipcios estamos
acostumbrados a las adversidades
y hemos tenido nuestra ración
de sangre derramada en las calles
en nombre de esta causa o aquel
líder. Aun así, nuestra cultura sobrevive y nuestra resistencia crece.
Cuando encontramos un cuerpo
en las calles, nos encargamos y
nos deshacemos de él, con toda
la debida ceremonia y respeto.
¿Nos cuestionamos el sentido de
la muerte? Rara vez. Demasiada
gente muere como para perder el
tiempo con la causa. En lo que nos
centramos es en creer en la vida
que ha tenido y en la postrera que
experimentará el espíritu. Eso es
suficiente. La muerte es sólo un
momento de cambio entre la vida
y el más allá, y para nosotros, una
eternidad de contemplación, pues
permaneceremos tanto tiempo
como los monumentos que han
observado esta tierra durante milenios. Adoramos a los muertos,
lo sepamos o no. Pocas cosas nos
diferencian cuando todos nosotros nos enfrentamos a la realidad
de la muerte cada noche. Nuestra
cultura, nuestra arquitectura y
nuestra Vitae.
Todos los que acuden aquí
deben hacer un sacrificio a los
muertos. Es una transacción
sencilla, pero una que mantiene a
Anubis contento.
– Mukhtar Bey, Príncipe Caitiff de El Cairo
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