La docena más o menos de
sanguijuelas libres y Anarquistas
del área metropolitana llaman a los
ligeramente más escasos pero más
ancianos Vástagos de la Camarilla
Gråstaten (“Estado Gris”) y ambos
los temen y ridiculizan. El Estado
Gris es igual de aislacionista y elitista como cualquier Príncipe occidental y su corte, pero aparenta ser
una de las democracias no-muertas
más refinadas del mundo. Y en
cierto sentido lo es. Aunque no lo
sepan, todos los suecos vivos eligen
a sus amos no-muertos cuando
van a las urnas cada cuatro años.
Esto significa que cada Ancilla y
Antiguo del Estado Gris está ligado
a uno de los principales partidos
políticos de Suecia y se les permite
usar cualquier medio que consideren oportuno para ayudar a su
partido a obtener una posición en
el gobierno. Los Vástagos ligados
a los partidos ganadores obtienen
asientos en el Urtima Riksdagen
(“Concejo Inoportuno”) vampírico, que aún se reúne cada mes en
una cámara subterránea bajo el
parlamento.
El Heleno Gustav Sörennson,
de aspecto juvenil pero realmente
anciano, y su concejo socialdemócrata se alterna con la Ventrue renacentista de noble cuna Christina
y su alianza nacionalcapitalista,
tradicionalmente representada por
el partido conservador Moderaterna. Las últimas elecciones han
sido hasta terroríficas y tenían
el potencial de cambiarlo todo.
Gustav ha desaparecido en Oriente
(su voluntad se ve ahora representada por una coterie de jóvenes
interinos que parecen odiar
especialmente a los Sangre Débil)
y Christina está apoyando a los naionalistas populistas demócratas
suecos, oponiéndose violentamente
al reciente aumento de la influencia de la Ashirra y los Banu Haqim
entre los libres de la región.
Los Anarquistas de Estocolmo
están acostumbrados a medrar
como marginados y nunca han
sido parte de la Camarilla. Estas
coteries y Autarcas vienen y van,
su esperanza de no-vida se cuenta
en décadas en lugar de en siglos.
Los Otros, como a veces se llaman
a sí mismos, se vinculan con la
escena de fiestas ilegales y grupos
pseudocriminales, con extrañas
congregaciones, mezquitas y colectivos de los suburbios o encuentran otros nichos donde el Estado
Gris no pueda amenazarlos.
– Arvid Olofsson, escritor nocturno para la Web OMNI
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