El mundo pertenece a los vivos
Considera qué motivos tiene un mortal para interactuar con vampiros. La relación entre mortales y
Vástagos puede ser muy antagónica, pero no únicamente, aunque es raro que sea equitativa. Un mortal
tiene ventajas indiscutibles: cualquier cosa desde
encontrar a un amigo genuino, saborear una taza de
café recién hecho o ver el sol salir y ponerse con sus
propios ojos. Para un jugador o Narrador, concentrarse en los personajes mortales puede enfatizar el
horror personal de Vampiro.
Los mortales tienen acceso a los recursos de una
sociedad construida por y para ellos.
El mundo actual no está diseñado para vampiros, está diseñado
para mortales (especialmente para los considerablemente ricos), y los vampiros como mucho pueden
aprovechar ciertos elementos de él. Mantener la
Mascarada se ha vuelto difícil conforme los gobiernos y corporaciones de esta sociedad han aumentado
la vigilancia sobre la población general. Cualquier
Vástago que espere evadir la Lex Talionis y escapar
a Melbourne durmiendo en un ataúd a bordo de un
avión va a tener un desafortunado despertar cuando
el equipo de seguridad del aeropuerto perciba una
discordancia entre el manifiesto del avión y el cargamento que está escaneando.
El crecimiento de plataformas de redes sociales
en línea ha permitido a los mortales conectarse
como nunca antes, con no pocas comunidades anónimas en las que los mortales han vuelto su atención
a vigilar la actividad no-muerta en zonas locales.
Sólo en los últimos dos años, se ha confirmado que
numerosos Vástagos han sido destruidos por grupos
organizados de mortales, muchos de los cuales operan como grupos justicieros de «vigilancia vecinal»,
pero otros son daños colaterales de actividades
mortales más nocivas. Las grietas en la Mascarada
se han ampliado en la última década y la beligerante
alienación de la humanidad ha acelerado el proceso.
Desequilibrio
A diferencia de los vampiros, que pasan sus noches
en un perpetuo estado de conflicto unos con otros,
la lucha de los mortales normales es funcionar dentro de su propia sociedad. La economía preponderante fuerza a los mortales a competir por suficiente
dinero para vivir de forma cómoda. La lucha por
sobrevivir a semanas de trabajo de 40 horas en un
call center ganando dinero suficiente para pagar el
alquiler y las facturas médicas suele ser algo que
los vampiros olvidan, ya que, en última instancia,
pueden arrastrar a cualquier desgraciado fuera de la
calle y beber de él cuando están desesperados.
Los Vástagos tienden a no pensar en cómo puede
influir en un mortal ser víctima del Beso o verse
Dominado: más de un antiguo guardia de seguridad, alto ejecutivo, profesional médico y contable ha
perdido su trabajo como resultado del uso descuidado de sus dones sobrenaturales. La naturaleza
acumulativa de la necesidad social de que la gente
mantenga su trabajo puede llevar a graves repercusiones para los mortales. Muchos estadounidenses
carecen de asistencia médica fiable, por ello, perder
su trabajo puede conducir a terribles resultados para
ellos o sus seres queridos. Pocos gerentes aceptarán
«no recuerdo quién era esa gente que vino a mi oficina anoche» como una excusa de sus empleados.
Peligrosa atracción
Muchos Vástagos, ya sea por insensibilidad o ingenuidad, consideran a los mortales como poco más
que simple comida, innatamente menos que ellos.
Esta mentalidad generalizada es peligrosa, pero no
unilateral. La humanidad comparte una curiosa fascinación por los vampiros, sobre todo en la cultura
popular. Para muchos, los vampiros representan un
cierto atractivo, una mortífera amenaza sobrenatural
al tiempo predatoria y seductora.
Algunos Vástagos incluso olvidan que los
Condenados dependen de los mortales para tener
Progenie y se preocupan poco por extender su gracia
o civismo a los vivos de forma semejante a como
los mortales suelen ver a los animales de granja que
crían para el matadero. Sin embargo, los animales
de granja suponen poca amenaza para los mortales,
algo que no puede decirse de la relación entre
mortales y vampiros. Los Vástagos aprendieron
bien durante la Primera Inquisición el peligro que
los mortales podían suponer para los vampiros, una
lección tan bien aprendida que tuvo como resultado
la Tradición de la Mascarada. Una lección reforzada
por el éxito de la Segunda Inquisición en la actualidad…
Como un león que se ha visto empalado por
el cuerno de un búfalo, el depredador rara vez espera
que la presa se defienda.
Mientras, una compulsión más insidiosa a veces
atrae a muchos mortales hacia los Vástagos. La
cultura popular está llena de imágenes seductoras de
vampiros, que enfatizan la sensualidad de su sed de
sangre, la elegancia de sus cuerpos y la tentación de
rendir los propios miedos y ansiedades a su intimidad unilateral. Las antiguas víctimas del Ansia de
un vampiro pueden entender que esto en simplemente una trampa, aunque tienen el conocimiento
de lo seductora que puede resultar la ilusión de
inmortalidad de un vampiro.
Cuando un vampiro atrae a un mortal a una
relación con él, ésta suele ser unilateral. Un vampiro
desea cosas que el mortal puede proporcionarle, desde sangre a tener agentes que operen durante el día,
pasando por complejidades mayores como acceso
a estructuras políticas o sociales que no tienen en
cuenta las preocupaciones del vampiro.
Los Vástagos
suelen usar esto como un medio para obtener poder
sobre los demás, y no es infrecuente que un vampiro
corresponda esta lealtad, ya sea de forma honesta
o traicionera. Tal benevolencia podría ser otorgar
riqueza, proporcionar alojamiento lujoso o incluso
un arriesgado atisbo de la realidad del Vástago.
Para muchos mortales, este flirteo con los Condenados es muy excitante, tiene la emoción intrínseca de estar cerca del peligro. La euforia de ser capaz
de interactuar con el mundo en el que estos seres
inmortales luchan es tal que no muchos mortales
sabrán siquiera que es posible, mucho menos la
experimentarán; y para aquéllos que lo hacen, puede
asumir los rasgos de una relación gratificante, aunque no sea amor genuino, y un vampiro puede sentir
afecto genuino por un mortal que sigue sus pasos.
Pero al final, el vampiro es casi sin duda quien
decide los términos de la relación.
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