A pesar de lo que te digan, empezó
aquí cuando Le desenterramos.
Jerusalén es una ciudad de locura. ¿Has oído hablar de Vástagos
que se exponen al sol, entran en
edificios sagrados, echan espuma
por la boca y declaran ser vampiros
en público?
La más santa de las ciudades ha
terminado por atraparnos, por meterse en nuestra cabeza y hacernos
despertar.
Es todo locura. Ahora nos
enfrentamos en campo abierto. Los
que conservaron la cabeza se marcharon mientras pudieron. Otros
volvieron atraídos por la fiesta.
Es como una de esas películas
donde todos los personajes enloquecen en el espacio. Jerusalén es
así.
Estoy seguro de que un vampiro
podría ganar mucho aquí: qué
ciudad que controlar, qué gente a la
que tener acceso, qué historia que
saquear, qué Vitae que consumir…
Pero ¿quedarse aquí y no enloquecer? Eso es sencillamente imposible.
Éste es el manantial del que
brota la Sangre de Malkav. La
bebimos e hicimos que el resto de
la ciudad se arruinara.
Esto es el cielo. Abraza la locu-
ra y sé la Bestia que has de ser.
– Mordechai Laslo, Rabino de los Baj’t Manjnoon o Malkavian, nominalmente Ashirra
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