Malkavian

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A lo largo de los siglos he roto más corazones que las veces que me lo han roto a mí. Y cuando lo han hecho, a menudo ha sido culpa de un Malkavian. Soy muy buena en los juegos sociales a los que jugamos, pero a veces un Lunático me vence. Su ventaja es que no siempre saben que están jugando. Su sinceridad me da en un punto débil, supongo. A muchos Toreador les gusta jugar con los Locos de la misma forma que lo hacemos con los Leprosos: explotan sus debilidades, fingen un romance, tratan de lograr que se destruyan ellos mismos por amarnos. No te juzgaré si pruebas a hacerlo, pero yo nunca he sido capaz de disfrutar de ello. Soy demasiado sentimental. Hay una cosa más sobre los Lunáticos que debería mencionar. Hay un rumor que dice que, si bebes demasiado de su Sangre, perderás la cabeza. La he bebido lo suficiente para sospechar que no es realmente cierto, pero me gusta la idea. Le da a una orgía de Sangre Malkavian ese escalofrío especial de excitación. 

Los Malkavian en la sociedad vampírica 

Los Malkavian son orgullosos miembros de la Camarilla. Se benefician de la Mascarada, siempre han tenido una firme relación con los Ventrue y los Toreador como consejeros y musas y sencillamente tienen la sensación de que la Camarilla está en lo cierto. Los Malkavian son miembros de nuestra Secta desde la misma noche en que fue fundada, y su consejo, aunque a veces incomprensible, ha demostrado ser valioso una y otra vez. Racionalmente, nuestra Secta no debería tolerar simpatizantes inestables. Aun así, los Hijos de Malkav medran con nosotros. Es como si su perspectiva única nos permitiese sortear las Tradiciones sin romperlas, permitiendo de alguna forma que, a pesar de su anormalidad, resulten imperceptibles en las partes más oscuras de la ciudad, donde la civilización teme hollar. 

Todos tendemos a pasar por alto lo que encontramos incómodo… y, muy a menudo, ellos ponen buena cara, ejercen como consejeros de confianza para Príncipes o incluso se hacen con la Praxis antes de que nadie reconozca su autoridad y aplomo como megalomanía y obsesión. Aunque pocas coteries se siente cómodas albergando Videntes, ellos se abren camino ligando su lealtad a cualquier Vástago dispuesto a hacer más que simplemente descartarlos sin pensarlo. Y pueden ser muy útiles. Al carecer de los instintos normales de autopreservación, actúan como pioneros en nuevas exploraciones de la Sangre. Nuestra especie siempre ha sido consciente de las diferentes propiedades de la Sangre, pero fueron los Lunáticos quienes empezaron a identificar las razones tras los hechos. 

Lo lograron al usar a su propio linaje como sujetos de pruebas. Aunque les ignoramos en un primer momento (serían ellos los que perderían si sus miembros sufrían), la apuesta del Clan dio sus frutos. Ahora monopolizan el mercado del tráfico de sangre y la investigación de sus propiedades místicas adquiridas mediante consunción de Resonancia mortal. Este hecho irrita a los Tremere sin medida. A menudo les hemos menospreciado por piedad o miedo, dejando que los Nosferatu actúen como pastores cuando otros se aprovecharían de sus enfermedades. Pero en las noches recientes, los Lunáticos han demostrado ser más que capaces de cuidar de sí mismos.


Los Malkavian en la sociedad mortal 

Mi hija es muy divertida. Pero no deberías hacerle mucho caso. Juega con una mano detrás de la espalda, ¿sabes? Algunos de nosotros sentimos la necesidad de purgar palabras de nuestra mente como si fueran un veneno. Yo hablo sin reparos porque juego con las manos a la vista. Mi hija no tanto. Ella y su hermana son casos de estudio interesantes de cómo interactuar con el ganado. Mi Chiquilla dirige un club nocturno, se restriega con mortales de todo tipo. Esa multitud de carne, pies bailando y zapateando, latidos golpeando, sangre acelerándose. Disfrutamos en lugares llenos de ganado: fiestas de madrugada, hospitales, universidades, otras instituciones menos hospitalarias. Conozco incluso un Oráculo que tiene su refugio en una clínica de desintoxicación para echar un vistazo a esos pobres y afligidos mortales que han pasado demasiado tiempo bailando a un ritmo químico. 

Él afirma que su sangre sabe a iluminación. Nos rodeamos de aquéllos que ya están perturbados (al menos según otros mortales) y nos integramos entre ellos tanto como somos capaces. A veces ocupamos puestos de autoridad: miembros del consejo de un hospital, jefes de psiquiatría de una clínica, líderes de una banda de niños callejeros. Nuestras esferas de influencia abarcan la sanidad, el reino de los conspiranoicos, las religiones marginales y, por supuesto, los drogadictos. Los Vástagos cínicos creen que les decimos a nuestros rebaños lo que quieren oír, pero nuestros recipientes son más leales que los demás; obsesivamente leales. Alcanzamos a la población envejecida y demente. Donde otros Vástagos desdeñan las mentes mortales ancianas por considerarlas confundidas e inútiles, sólo nosotros extraemos la inteligencia del deterioro, y por ello nos aman. Cualquier mortal que necesite respaldo lo encontrará en nosotros. Pueden apoyarse en nosotros, que nosotros cargaremos con su peso y con la sangre que viene con él. 

Pecados de los Malkavian 

Sí, sigo aquí. Ahora estoy en todas partes; en mi cabeza, en la tuya. Estoy bajo Manhattan y en una montaña en Wakhan. Pero ya basta de mí, ¿qué hay de ti? ¿Dónde vas a hacerte con un trago de sangre esta noche? Nosotros no lo tenemos fácil. El Clan de los Ocultos hace mucho ruido sobre sus dificultades, sus rostros poco convencionales, pero imagina qué se siente al alimentarte y acordarte de repente de tu madre (ya sabes, la que no te abrazó lo suficiente) cuando captas el perfume de un recipiente, o de tu padre (ya sabes, el que te abandonó cuando sólo eras un niño) cuando sientes el frío de un hogar vacío, o de tu demoledor autodesprecio cuando otro mortal más te rechaza. No es fácil saber que tú, al igual que tus hermanos, hermanas, padres e hijos (en el sentido vampírico), estás, como suele decirse, tocado. La psicología mortal ni siquiera comienza a entender la naturaleza de la enfermedad mental de su propia especie, y nuestra condición es otra cosa por completo; así que, aunque entretenida, la terapia no ayuda exactamente. 

Ni tenemos la opción de buscar el apoyo y solidaridad de nuestros amigos; ni siquiera se lo podemos decir a un extraño en Internet hoy en día. Lo único que podemos hacer de forma fiable es automedicarnos. Así que ¿cómo alimentarse? Conozco Malkavian que adquieren sangre en bolsas, robadas de autobuses de donación. Conozco Malkavian que crean rebaños muy específicos que no disparen o exacerben sus diversos males. Conozco Malkavian que tiran la precaución por la ventana y dejan que todos sus trastornos se manifiesten en cualquier pobre mortal con el que tropiezan en su momento de necesidad. Mi consejo es sencillo: determina lo que necesitas pillar esta noche. ¿Quieres el recuerdo de todo el trauma de hace años? 

Puede que sí. Puede que te avive. ¿Quieres el anonimato de acechar el ala de comatosos de un hospital para obtener sangre calmada y melancólica? Posiblemente. Quizás te sientas menos culpable así. ¿Quieres que las voces paren esta noche? Entonces encuentra un recipiente gordito y toma más de lo que necesitas, lo justo para dejar que se te vaya la cabeza. Lo que quiero decir es que nunca actúes sin pensar. Los Malkavian que sobreviven son los que no se derrumban al alimentarse. Honestamente, no hay nada peor que tener que explicarle a un Sheriff presumido por qué hay un mortal con la garganta abierta y sangre por todo el coche policial a la entrada del refugio del Príncipe. En serio, no hay nada peor. A menos que lo estés buscando. Que podría ser.

—Te he estado observando, Persia. Veo cómo luchas contra tu condición —Ozzy le acarició el pelo a su compañera de Clan mientras ella permanecía ahí sentada, quieta como una estatua—. Nuestra condición. Todos la sufrimos. Pero yo tengo un nepente. No durará para siempre, pero romperá tu ensimismamiento. Sacó un culo de botella de plástico arrugado de su bolsa, su contenido era de un color marrón borgoña. —Lo siento, está un poco grumoso. Lo tengo desde anoche. Iba a usarlo yo, pero… creo que tú lo necesitas más. Trató de desenroscar la tapa, pegada como estaba al cuello de la botella. Con un poco de esfuerzo, la liberó. —Bebe, Persia. Permíteme contarte un secretito. 

—Derramó el pringoso líquido entre los labios de la quieta Oráculo—. Has sido criada para sólo tomar lo que necesitas, nada más. Y lo has hecho muy bien. Ahora te liberarás. Hay medicación para los nuestros y viene con la sangre. Podemos mantener a raya las voces, la música fúnebre, la fuga, la manía. Sólo necesitamos beber un poco más que los demás. Necesitamos más de un trago. Necesitamos llenar el estómago. Con una mano le sostuvo la nuca mientras con la otra le exprimía el fluido en la boca. —Algunos nos llaman glotones, pero es que debemos sanarnos a nosotros mismos. La única forma, la mejor, es consumir tanta sangre como queramos. Díselo a todos los Visionarios que conozcas: cuanta más sangre bebas, más calmado se vuelve todo. Una vez que nos cansamos de la belleza, queremos probar lo grotesco.



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