Proyecto Crepúsculo

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El gobierno de Estados Unidos nunca ha tenido un Proyecto Crepúsculo oficial, ni siquiera un programa unificado extraoficial para cazar lo sobrenatural. Ocasionalmente, la DEA, los CCPEEU, el FBI, la NSA y otros agentes federales tropezaron con nuestras actividades y sobrevivieron para investigarlas más a fondo. A partir de los ochenta, estas investigaciones comenzaron a solaparse y se desarrolló una red informal de intercambio de información. Los agentes llamaron a su investigación Proyecto Crepúsculo, una referencia no a empalagosos romances adolescentes interespecies, sino a la serie de televisión estadounidense Dimensión desconocida.  [N. d. T.: The Twilight Zone en inglés, al igual que Proyecto Crepúsculo es Project Twilight].

Nuestras contramedidas habían reprimido o absorbido casi por completo a estos “cazadores de cazadores” antes de que los ataques de al-Qaeda en Nueva York y Washington alteraran por completo el tablero del juego. La Agencia de Seguridad Nacional, libre de sus grilletes institucionales, adquirió agresivamente el control sobre las comunicaciones electrónicas globales y los suizos entregaron sus registros antes secretos a la Oficina de Terrorismo e Inteligencia Financiera (TFI) para que buscase financiadores extremistas. Estos dos hechos revelaron patrones de actividad anómalos en ciertas cuentas de siglos de antigüedad. Nuestras cuentas. Quienes llevaban tiempo avisándonos de mantenernos apartados de Internet y no confiar en los bancos humanos demostraron estar totalmente en lo cierto a causa de lo que ocurrió después. Las investigaciones de la TFI y el análisis del tráfico de la NSA atravesaron la Mascarada, y los escuadrones de la muerte estadounidenses irrumpieron en nuestros refugios. Puede que los operativos encubiertos en la punta de la lanza creyeran inicialmente que éramos células de asalto de al-Qaeda, pero pronto los supervivientes descubrieron nuestra verdadera naturaleza. De repente, los viejos veteranos del Proyecto Crepúsculo vieron cómo les convocaban a reuniones informativas urgentes en soleados patios de Washington a mediodía. 

Sus superiores perdonaron o limpiaron sus registros irregulares y les ascendieron para encabezar unidades sin nombre con discreta autoridad para asignar y desencadenar asaltos súbitos al alba. Como ya se ha explicado, los detalles del esfuerzo estadounidense en la Segunda Inquisición siguen siendo difíciles de determinar; algunos Príncipes pueden incluso haber tratado de instigar a la NSA o el FBI contra los Anarquistas y demás alborotadores y luego haber cubierto legítimamente su rastro. Aun así, la imagen general se ha clarificado y consolidado en los últimos quince años. El ejército de Estados Unidos y las partidas secretas proveen a estos cazadores una inmensidad de financiación irrastreable almacenada en cuentas ilícitas o en farragosas partidas presupuestarias. Este nuevo Proyecto Crepúsculo comprende tres elementos principales: la Oficina de Información y Conocimiento (IOA) del Departamento de Defensa, un programa de acceso especial conjunto de la NSA y la CIA con el nombre en clave FIRSTLIGHT y la rejuvenecida División de Asuntos Especiales (SAD) del FBI.

Oficina de Información y Conocimiento

En enero de 2002, el veterano almirante estadounidense John Poindexter inauguró una oficina dentro de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA) con la meta de establecer un “total conocimiento de la información” de todas las posibles amenazas a Estados Unidos. Cada programa a medio concebir o experimental de DARPA obtuvo una financiación inmensa, dirigida a tareas tales como analizar cada publicación o email de Internet, identificar sospechosos concretos a larga distancia usando radares de frecuencia extremadamente alta y establecer brevemente el famoso “mercado de predicción” en los análisis de crisis. Lo más importante para nosotros es que los centinelas de la Oficina de Información y Conocimiento percibieron mucho más de lo que habíamos imaginado que simples máquinas y algoritmos podrían percibir: al correlacionar datos aleatorios, eliminaron mucha de la niebla y las dudas que velaban nuestras actividades.

El equipo de Poindexter fue analizando las anomalías en diversas maniobras económicas y políticas globales hasta que discernió nuestro perfil. Cuando emparejó esos análisis con los perfiles de la nueva TFI, la IAO identificó una serie de activos de la Camarilla en los consejos superiores de muchas corporaciones y del gobierno estadounidenses. Nuestras marionetas se vieron poco a poco extraídas del flujo del poder y la información reales y, a veces, extirpadas quirúrgicamente de todo Estados Unidos. Poindexter había recurrido a su vieja red de activos y conspiradores de la era de Reagan, ahora influyentes administradores en la institución de la seguridad nacional. Liberaron pelotones de paramilitares de la CIA, escuadrones de “especialistas de seguridad” de la NRO e incluso un par de equipos de fuerzas especiales. Esclavos dominados, Ghouls adictos e incluso algunos Ventrue “proactivos” se vieron despertando en lugares ocultos en los muy soleados trópicos e invitados a “amigables” discusiones para compartir detalles sobre la “conspiración terrorista vampírica” que había encontrado la IAO. Logramos manipular al Congreso para privar de fondos a la IAO con la excusa de las quejas por las libertades civiles en octubre de 2003, antes de que pudiera herirnos de gravedad. Aun así, pronto descubrimos que no podríamos reestablecer la Mascarada.

Los diversos programas de la IAO simplemente volvieron a sumergirse en los activos secretos del Pentágono y siguieron operando bajo otros nombres. El sucesor designado a dedo de Poindexter, el almirante Roberto Farrier, continuó y aceleró su trabajo. Farrier supervisa y unifica personalmente las investigaciones de la IAO, manteniéndola como un proyecto absolutamente opaco que dirige desde su oficina en Pearl Harbor sin supervisión del Congreso o el Pentágono. Somete proyectos prometedores de DARPA a un análisis anti-Vástagos, cuyos descubrimientos convierte en armas a medida que están disponibles. También coordina los ataques militares de Estados Unidos y otros países contra nosotros, disfrazándolos burocráticamente como misiones de entrenamiento o ataques antiterroristas. Sin una línea directa con la autoridad principal al mando, la IAO tiene límites: unos pocos ataques con drones Predator o misiles de crucero lanzados desde un submarino, una compañía de paramilitares con la que no pueda vinculársele, una entrega o dos en lugares secretos cuidadosamente protegidos en el océano Índico o Micronesia. Pero la IAO tiene acceso al grifo, por el momento ilimitado, del presupuesto de vigilancia y operaciones clandestinas estadounidenses y gasta con gusto su vil metal en cualquier cosa que pueda quemar alguno de nuestros refugios.

FIRSTLIGHT

La primera oleada de ataques de la IAO en 2002 trajo la Muerte Definitiva a la moradora de cloacas y aspirante a maestra de espías de Ciudad Juárez Xóchitl, entre otros. Éste puede ser el objetivo de mayor valor que la IAO haya derribado en toda la Segunda Inquisición, dado que Xóchitl había estado preparando poco a poco a su marioneta Dominada en la Agencia de Seguridad Nacional, la directora adjunta Felicity Price. Con su entrenadora desaparecida, Price logró deshacerse de su condición. La metodología exacta que ha usado es desconocida, pero probablemente fue algo desarrollado en los primeros tiempos de DARPA. “Volvió al redil” con conocimientos de primera mano no sólo de los Nosferatu, sino de la estructura de Clanes de la Camarilla, sus Tradiciones y un pedazo incómodamente grande de nuestra red en Norteamérica.

Con gusto, se sometió a todas las pruebas que se le ocurrieron a la IAO e incluso se prestó voluntaria a ser examinada por especialistas de la Sociedad de San Leopoldo. Una vez la IAO se vio conforme con su buena fe, regresó a la NSA, con su carrera intacta y su nivel de autorización enormemente incrementado. A lo largo del año siguiente, Price colaboró con los aliados de la CIA de la Sociedad para establecer un programa de acceso especial para examinar todos los informes estadounidenses en busca de señales de acción vampírica. El resultado fue FIRSTLIGHT, un departamento designado como ECI (Información Excepcionalmente Controlada) dentro de la burocracia de la NSA y la CIA. La información fluye hacia FIRSTLIGHT desde todo el mundo, reunida por satélites, informantes y la interminable red de intercepciones de la NSA. 

El equipo de Price sólo adiestra nuevos analistas de FIRSTLIGHT bajo condiciones muy específicas: total luz diurna como mínimo y bajo la supervisión de un Leopoldino u otro cazador consciente. Este cuello de botella para encontrar personal es la mayor debilidad de FIRSTLIGHT: no hay suficientes cazadores válidos en circulación. Price trata de compensar esta escasez con un estricto calendario de reuniones y planificación, a menudo mientras está en el aire. Suele volar continuamente hacia el oeste por todo el mundo, llevando a cabo reuniones muy rápidas en aeródromos y bases militares secretos, permaneciendo a la luz del día tanto como sea posible. Cada encuentro produce otra asignación de FIRSTLIGHT con otro de nosotros como objetivo, que se entrega a la IAO, el FBI o los brazos extranjeros de la Segunda Inquisición para que nos den caza.

División de Asuntos Especiales

Durante los primeros tres años de operaciones de la IAO, sus analistas resolvieron de manera fortuita decenas de asesinatos y desapariciones hasta ese momento aislados. Para entonces, la red de los chicos del Proyecto Crepúsculo había oído los rumores de la nueva exención para dar caza a rarezas, y alguien puso a la IAO en contacto con Marcus Questor, un agente especial a cargo del FBI que supervisaba la región sureste de la casi moribunda División de Asuntos Especiales. La SAD había comenzado como un escuadrón de la muerte anti-Vástagos durante la guerra del FBI contra Al Capone que se escindió para investigar avistamientos de ovnis y de Pie Grande en los cincuenta y los sesenta, y que se había descentrado tremendamente durante la reestructuración del FBI tras el 11S, distraída con investigaciones paranoicas de supuestos seres “imbuidos por el demonio”. Questor usó la información de la IAO para cerrar una serie de casos de alto perfil con tapaderas plausibles, dar algo de lustre a sus credenciales burocráticas y unificar encubiertamente a todos los “Van Helsing” de la vieja escuela tras él en la SAD. 

En dos años, ha sido ascendido a director adjunto, luego a subdirector asociado y cabeza de la división. La vía de comunicación de Questor con la IAO proporciona a la División cientos de indicios (por desgracia, legalmente inadmisibles), así como acceso a cuentas bancarias comprometidas o confiscadas a Vástagos cuando los presupuestos oficiales se aprietan. La SAD, con base oficial en las instalaciones de la División de Servicios de Información de la Justicia Penal en Clarksburg (Virginia Occidental), mantiene sus archivos, centro de entrenamiento especial y armería en una instalación de la Guerra Fría excavada en la cordillera Azul. Los agentes del SAD operan por todo el país, normalmente encubiertos en puestos normales del FBI. Questor ha dirigido el foco de la División hacia las cazas, entregas e investigaciones anti-Vástagos, dejando su especialización en “crímenes ocultistas” como una tapadera frente al escrutinio interno del FBI. Asuntos Especiales también sirve como enlace formal del FBI con los contactos internacionales de la Segunda Inquisición.
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