Explicado por Roderick Lord, cortesano
Heleno de Edimburgo:
Nosotros los Vástagos debemos,
en cierto modo, ser devotos de la
mortalidad. Si perdemos de vista la
naturaleza temporal de la vida, si
olvidamos lo caprichosos que son los
accidentes, la enfermedad y la fragilidad de los cuerpos y mentes de los
que bebemos, nos arriesgamos a volvernos fríos y descorteses al tiempo
que dejamos un rastro sangriento en
nuestro camino a la eternidad.
Las desapariciones atraen la mirada de la ley y de
otros que nos dañarían, pero incluso si eres el perfecto
asesino, deberías racionar tus crímenes. Si olvidamos
que la vida es sagrada, perderemos el contacto con lo
que es ser humano. Por esta razón, mantenemos cerca
al ganado. Vivimos entre él para poder vivir siquiera.
—Desearía poder quedar contigo durante el día alguna
vez, ¿sabes? Estaría bien poder aprovechar de verdad este
clima que estamos teniendo, tal vez ir a la costa…—La voz
de Nicky se apagó al darse cuenta de que Ernesto se había
sentado y se había llevado las manos al rostro—. Ey, está
bien. Lo decía por decir. ¿Estás bien, amor?
Ernesto miró a su atribulado y hermoso novio, el
recipiente perfecto durante los últimos seis meses. Había sido
tan fácil hasta ahora y tan divertido. Los dos habían estado
en Oporto, pero ahora las inevitables preguntas sobre las
horas de luz, las oportunidades perdidas… Ernesto estaba
realmente turbado, sus ojos estaban ribeteados de rojo por la
Sangre desesperada por verterse en forma de lágrimas.
—Creo que te amo, Nicky. —Ernesto sonrió triste—.
Pero no puedo durante el día. No son sólo los compromisos
de trabajo, es… —Apartó la mirada de forma teatral—. No
puedo arriesgarme a que mi familia me vea con un chico.
Ninguno de ellos va adonde nosotros vamos de noche, pero
no estoy listo para salir del armario para ellos o para nadie.
Sólo para ti.
En cierto sentido no era mentira. Ernesto no quería
que nadie le viese con Nicky, pero sobre todo porque alguna
noche cercana, con todo este fastidio sobre el día, sabía que
perdería el control y forzaría a Nicky a la esclavitud como
Ghoul o Chiquillo, o tendría un violento final. Hasta ese
momento, había sido una relación tan real como cualquiera entre dos mortales. Pero ahora que Ernesto sentía que
llegaba a su final, era tiempo de cobrarse su inversión a
largo plazo. Podría dejar ir a Nicky, pero entonces estaría
desperdiciando una fuente de alimento. A pesar de todo, no
podía tirar una buena comida.
—Te quiero, mi amor —Nicky rodeó a Ernesto con sus
brazos y, levantando su barbilla entre su índice y su pulgar,
besó al vampiro en los labios.
Hay una subfacción pequeña pero repulsiva de la Camarilla que ha destacado entre el resto de la Secta. Los
que no pertenecen al grupo se refieren a ellos como parásitos, o cleavers si quieren ser educados. Estos Vástagos investigan a familias mortales y se congracian con ellas como amantes, familiares largo tiempo perdidos
o huéspedes que sencillamente no se marchan. Estos
parásitos creen que la mejor fuente de alimento y seguridad es la unidad familiar o puede que obtengan algo
de sustento emocional fingiendo que son humanos. En
cualquier caso, tienden a ser protectores fanáticos de
ese rebaño tan unido.
Conforme nuestras comunidades menguan y los
riesgos asociados con la alimentación aumentan, estos
Vástagos se vuelven más comunes. A continuación se
presenta la confesión de la Salamandra, un parásito
Ancilla de Décima Generación de Marsella. Rara vez
asiste al Elíseo o a cualquier otro encuentro de la corte,
y cuando lo hace es rehuido. Hay algo desagradable en
sus hábitos de alimentación. ¿Qué pretende hacer con
su “familia” cuando sus hijos crezcan y se percaten de
que algo no va bien?
No es fácil estar muerto, amigo mío. Un hombre como yo
debe tomar medidas extremas para encontrar compañía,
mantenerla y evitar el escrutinio de…, ya sabes.
Mi experiencia me ha llevado a creer que la vieja
costumbre de acechar en callejones y depredar en clubes
nocturnos es… salvaje, sinceramente. Los Vástagos que
actúan así pueden considerarse parientes de lobos o leones al
cazar su comida y echar a correr en la maleza, pero nosotros
podemos verlos como lo que son: Bestias. Nosotros emulamos
al pastor. Es una forma mejor.
Encontré a mi familia en una web de citas. No era uno
de esos sitios para encuentros casuales, sino uno al que alguien desesperado acude para encontrar el amor de su vida.
Es un poco triste, amigo mío, realmente lo es.
Conocí a mi querida Yvette en un bar. Fuimos a ver
una película, hicimos todo lo que hacen las parejas. No me
alimenté de ella en meses. Quería que confiase en mí, que
llegase a conocerme hasta cierto punto, y que me recibiese en
su hogar.
Es un viejo chisme que algunos Vástagos no pueden
entrar en una casa sin una invitación. Alguien inteligente
dijo una vez: «Entra en el hogar de una víctima sólo cuando
te invite, ya que alimentarse será entonces un juego de
niños». Con el tiempo, las cosas apenas han cambiado lo
más mínimo.
Tras cuatro meses saliendo, me invitó a conocer a su familia. Naturalmente, cuando busqué un perfil en este sitio,
busqué una hogareña madre soltera de mediana edad.
Quería una fuente de alimentación consistente,
¿entiendes? Dejé claro que mi trabajo me obligaba a trabajar hasta
tarde, pero cada noche les llevaría un regalo o les contaría una historia. Me amaban. Aún lo hacen, aunque está
mezclado con algo de miedo sano. Los niños deberían temer
a criaturas como nosotros.
Yvette no tardó en invitarme a quedarme con ellos. Y así
de sencillo nació una familia.
A veces uso mis dones con ellos para asegurarme de que
olvidan que nunca me ven de día, ni siquiera en los fines de
semana. Es lo más cerca que he estado nunca de tener una
familia de verdad, y a veces siento una devoción genuina
por ellos, pero otras, al alba, me siento horrorizado por mis
acciones.
Al menos les doy amor. La mayoría de padres mortales
están ausentes, son irresponsables o tienen una aventura. Yo
sólo tengo ojos para mi adorable Yvette y siempre proveo a
sus hijos, y a cambio ellos me proveen a mí.
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