Aunque sean idealizados por los Anarquistas como “los libres definitivos”, la
existencia de los vampiros sin Clan es muy dura. Los libres tienden al “no eres tu
Clan”, pero los vampiros de la misma Sangre comparten afinidad unos con otros
y crean lazos por linaje y experiencia mutuos; los Sin Clan no comparten esos
puntos en común. Los Toreador gravitarán hacia otros Toreador, igual que los
Gangrel a otros de sus filas. Esta afinidad puede no ser una amistad tanto como
una familiaridad o un impulso que se lleva en la Sangre.
Los Caitiff no se benefician de esta asociación. Es raro que más de un Caitiff
en un dominio muestre las mismas Disciplinas, comparta el mismo Sire o provenga del mismo estatus social o profesión.
La conexión entre ellos se debe únicamente a que son marginados. Tal lazo es fuerte, siempre que los Caitiff se toleren unos
a otros.
En algunos casos excepcionales, los Caitiff se convierten en Príncipes y Barones, pero el elitismo de Clan, evidente u oculto, hace que los demás Vástagos se
burlen de los intentos de hacerse con el poder de los Caitiff. El escarnio lleva a
algunos a alcanzar las altas esferas, pero a otros los rompe y los convierte en criaturas amargadas que juran venganza.
Todos los Sangre Débil son Caitiff. Su débil Sangre de Decimocuarta a Decimosexta Generación está tan diluida que no porta los rasgos de sus ancestros. Pero
no todos son Crepusculares. Los Sin Clan han existido siempre, su Sangre quedaba silenciada por el extrañamiento de su Sire y su Clan, por amargura y abandono,
por Abrazar a ganado humano débil o estando desesperadamente hambriento, por
extraños accidentes sobrenaturales, etc. La verdad es que nadie sabe por qué algunos Condenados nacen sin Clan, pero todo el mundo tiene una teoría.
En algunas
ciudades, como Estocolmo, el vínculo entre Caitiff y Sangre Débil ha tenido como
resultado una floreciente Secta nueva, una que desafía las tradiciones hasta de
los Anarquistas radicales. Estos chupópteros se han apropiado el nombre de “los
Libres” y celebran estar libres de las maldiciones e impulsos peculiares de los Clanes. Se ven a sí mismos como el siguiente paso en la evolución vampírica: una raza
mejor y más pura, la única que sobrevivirá a la Segunda Inquisición.
La Iglesia de Caín considera a los Caitiff y los Sangre Débil tanto portentos
del fin de los tiempos como anatema de su adoración de los Antediluvianos. En su
doctrina, cualquier vampiro que no sea de los 13 Clanes establecidos es pecaminoso a ojos de los Primeros. Esta adversidad une a muchos Caitiff y Crepusculares
contra la Iglesia de Caín. Pocos Caitiff son miembros de la Camarilla, la exclusiva
Secta que desdeña a los Sin Clan como basura que carece de la tutela y la tradición
necesarias para ser miembros, especialmente en la era de la Inquisición
Los pecados de los Caitiff
Los Caitiff son proclives a la arrogancia exhibida por los marginados. Aunque su ostracismo no es por voluntad propia, su resentimiento con la cultura predominante los
fuerza a enorgullecerse de cualquier comportamiento que se oponga a los vampiros de
los demás Clanes o a los Vástagos de la Camarilla.
Los Caitiff son dados al autoengaño y a la manipulación inconsciente de los huma nos. Afirman ser mejores que los demás vampiros debido a su naturaleza marginal, pero
tejen redes de intrigas en las sociedades mortales, crean inmensos rebaños y realizan
elaboradas cacerías de víctimas de su elección. Aunque su abuso de los mortales no es
tan sistemático como el de los Clanes con una rígida jerarquía, su tendencia a maltratar
grupos de mortales y a considerar que “así es la vida” revela su insensibilidad.
0 comentarios:
Publicar un comentario