Los Sangre Débil no deberíamos existir. Al menos eso es lo que nos han dicho.
Los que trazan su linaje hasta el Fundador de un Clan pueden contar sus
ancestros con los dedos de las manos. Nosotros necesitaríamos al menos tres
para llegar a la fuente. Aunque no es que la mayoría sepamos sobre los Ancianos. Si
lo hiciéramos, saldríamos corriendo al horno más cercano. En nuestras mentes modernas no tienen cabida dioses de sangre ancestrales, pensamiento mágico y mierda
escatológica. Joder, muchos de nosotros ni siquiera nos consideramos vampiros.
Mis fuentes dicen que el “Abrazo” no debería funcionar más allá de la Decimotercera Generación. Pero lo hace. Para los monstruos que nos crearon somos un terrible
presagio, o al menos una evidencia preocupante de que tendrían que cuestionarse sus
preciadas creencias sobre los orígenes de los Condenados. A pocos Ancianos les gusta
repensar las leyes y realidades con las que llevan viviendo milenios. Nos hemos convertido en el símbolo de un extraño presente y un amenazante futuro que no pueden
entender ni del que pueden formar parte. Durante más de veinte años, la Camarilla
nos ha cazado como a animales, nos ha marcado, esclavizado, se ha alimentado de
nosotros y ha usado la sangre nueva como peones en sus guerras secretas. Ahora que
los libres han abandonado de una vez la Torre, muchos líderes del Movimiento han
declarado que los Crepusculares no tienen nada que temer en los dominios Anarquistas o incluso que se les ofrecerá refugio ante la persecución de la Camarilla en las
ciudades libres. Llámame suspicaz, pero es un comienzo.
Los Crepusculares despiertan el desdén de los chupópteros más viejos y la
simpatía de los más jóvenes. Nuestros Abrazos rara vez son intencionados y nuestra
existencia no es bienvenida en la mayoría de dominios. Y aun así, estamos aquí
para quedarnos, más numerosos que nunca, a menudo aislados del resto de la
sociedad vampírica.
Los supersticiosos ni siquiera están del todo seguros de que
existamos y los políticos no saben cómo clasificarnos. Ningún otro chupóptero
muestra tal capacidad de sobrevivir al sol, mantener comida en nuestro estómago
muerto o desarrollar nuevos Poderes a partir de la mezcla de sangre resonante que
consumimos. No estamos del todo muertos, y esto acojona de narices a los Sangre
Fuerte. Ningún chupóptero puede hacerse pasar por humano como un Crepuscular. Estamos adaptados de forma excepcional para sobrevivir esta era de inquisición
y no tenemos nada apostado en esta lucha entre los Condenados. Las historias de
nuestras no-vidas son personales, crudas y muy a menudo cortas y sangrientas.
La mayoría de los Crepusculares no queremos tener nada que ver con los monstruos que nos infectaron y no nos identificamos como más que personas con una
extraña aflicción. Somos una oportunidad y una amenaza. La Camarilla no reconoce a los Crepusculares como Vástagos y sostiene la Mascarada contra los Mercurianos con la misma diligencia que contra los vivos.
Esto significa que los Crepusculares en los dominios de la Camarilla suelen no saber apenas nada sobre lo que son o
la cultura de los Condenados en general. Y así queremos seguir, ocupando nuestro
propio nicho en el hábitat de la ciudad nocturna, tomando un sorbo aquí y otro
allá mientras fingimos que aún somos humanos o buscando desesperadamente una
cura para esta extraña enfermedad. Algunos de
nosotros aprendemos la verdad y aspiramos a ser
miembros plenos de la Camarilla o el Movimiento Anarquista, como yo lo fui, y nos molestamos
en probar nuestra valía ante los mismos monstruos que nos crearon y descartaron.
La amenaza de la persecución que pende
constantemente sobre nuestras cabezas provoca
que muchos Crepusculares elijan vivir como nómadas que van de un dominio a otro en caravanas
o cargueros convertidos en refugios móviles.
Nuestra psicología relativamente humana hace
que viajar sea una opción menos letal que para
los monstruos de Sangre realmente potente.
Sin
embargo, la mayoría nos establecemos y pronto
nos convertimos en maestros de la Mascarada en
los bloques urbanos de zonas pobres y proyectos
suburbanos que reclamamos como propios. Se
nos da tan bien fingir ser humanos que pasamos
desapercibidos y operamos en paralelo a la sociedad vampírica, Cazando furtivamente en territorios establecidos sin que nunca nos descubran.
Nadamos a la sombra de los tiburones nocturnos, evitamos su atención a cualquier precio al
tiempo que Cazamos su misma presa. Aunque
somos tan proclives a desarrollar apego y alianzas como cualquiera, nuestra fuerza motriz es la
autopreservación y el interés propio. Los Sangre
Nueva somos individualistas. Los recién nacidos
de la noche aún somos humanos, gente ordinaria
cargada con una terrible condición que estamos
tratando de entender. Para nosotros, vosotros
sois los monstruos: terrores ancestrales que han
destruido nuestras vidas y las han reemplazado
con horror y sangre. No os daremos las gracias.
No somos vosotros. Somos algo nuevo y seguiremos aquí cuando el último de vuestra especie sea
cenizas y huesos
Me llevó casi un mes darme cuenta
de que había cambiado. La primera
semana llamé al trabajo diciendo que
estaba enfermo, me di un atracón de
Netflix y helado mientras mi cuerpo dejaba de funcionar, una función vital tras
otra. Johanna vino y me preparó sopa de
pescado y me acarició el pelo. No entendía por qué me ponía. Nunca antes me
había sentido atraído por chicas, pero
ahora de repente mi mejor amiga me
ponía cachondo. Traté de ocultarlo, pero
se dio cuenta. Dejó de responder mis
mensajes desesperados tras un tiempo y, en retrospectiva, me alegra que
lo hiciera. En ese momento me sentía
solo en el mundo. Normalmente, esos
sentimientos son delirios autocríticos,
pero esta vez era cierto, nadie vivo podía
entender por lo que estaba pasando.
Cuando comencé a cagar sangre me
di cuenta de que no era una gripe y me
obligué a acudir a una clínica nocturna
gratuita.
Me echaron un vistazo rápido
y me llevaron a toda prisa directamente
al centro de urgencias más cercano,
que le diesen a mi falta de seguro. Me
diagnosticaron una enfermedad renal
terminal y me dieron un máximo de una
semana de vida sin supervisión médica. Me engancharon a una máquina de
diálisis y me medicaron hasta que perdí
el sentido. Recuerdo muy poco de lo que
pasó después, pero cuando desperté en
la sala de mantenimiento bajo el hospital, cubierto con la sangre de los demás
pacientes, comencé a entender. Era una
de esas criaturas que había visto toda
mi vida por el rabillo del ojo. Los imperceptibles, los crueles ángeles con agujas
en vez de dedos y muerte en su corazón
habían terminado por encontrarme y
convertirme en su juguete. Fue entonces cuando decidí que era el momento
de regresar a Salt Lake City y ver a mi
familia. Se alegrarían de ver que Dios
finalmente me había aceptado. Compartirían mis bendiciones. Bueno, ambos
sabemos cómo acabó eso…
Nos codeamos con nuestros amigos y familiares aún vivos sin sentirnos como
carniceros que charlan con el ganado.
Sus vidas nos importan porque aún somos
como ellos. ¡Aún podemos experimentar
la mortalidad de la que los monstruos
simplemente carecen!
Cuando los nocturnos nos preguntan cómo
nos mezclamos con el ganado, les digo lo
siguiente: «Es más fácil ver a los vivos
con claridad cuando no tienes la cabeza enterrada en el culo de un Príncipe».
Solía decir «en tu propio culo», pero
desde que fuimos formalmente aceptados
como aliados Anarquistas, ahora tiendo
a dirigir esa clase de cosas a la Torre.
Pero la cuestión es la misma.
Si dejas
de verte como una persona, como un ser
humano, no puedes mezclarte. Lo finges.
Nosotros somos auténticos.
Nos mezclamos con los vivos sin dificultad y nos burlamos de aquéllos a los
que les cuesta. Es decir, ¿tan difícil
es recordar cómo comportarse con amantes y amigos? Crees que pese a ser un
capullo chupasangre aún podrías bailar
sin estar rígido, pretender beber chupitos, comer nachos, esnifar unas rayas y
hacerle una mamada hasta el fondo a un
tío en los baños sólo por placer. Pero
no, para la mayoría de los chupópteros
eso es “ir demasiado lejos”. Creo que
lo que les pasa es que tienen miedo de
ser humanos y se conforman con fingir.
No hay duda de por qué se convierten en
monstruos.
¿Te acuerdas de E y Lily? Son los inútiles surfistas Sangre Débil a los que te
follabas en Santa Mónica allá por 2004.
Seamos honestos, no fue tu mejor momento. Lo
último que recuerdo de ellos es que Lily se metió en
problemas por robar el banco de sangre equivocado
y que E se sumió en una depresión cuando su novia
lo convirtió en un monstruo. ¿Sabes con quién me
encontré la semana pasada? Sip. E sigue por aquí
y llevaba a una chica viva del brazo. Iba mirando a
todos lados y diciéndole que bajara la voz, así que
supongo que no le ha dicho lo que es. Pero ésa no
es la sorpresa, no. Ella estaba embarazada de siete
meses y E jura que el niño es suyo. Sé que los Sangre
Débil no están del todo muertos, pero venga ya. Si, y
digo si, el niño es suyo, no quiero ni imaginarme las
posibles complicaciones del parto. Como: ¿dejará seca
a la madre desde dentro ese pequeño diablo? ¿Podría
una Sangre Débil llevar a término un embarazo?
¿Cómo coño llamamos al hipotético hijo de un Débil?
¿Semicondenado? ¿Dhampiro (eso viene del folclore
rumano, por cierto)? ¿Blade? No lo sé. Lo único que sé
es que alguien los estaba siguiendo en un Tesla negro.
Apostaría por algún Brujo enfermo que quería llevarse
al niño a algún retiro de Magia de Sangre en las colinas.
Pobres Debiluchos. Normal que nos tengan miedo.
Pecados de los
Crepusculares
Se puede decir que los Sangre
Débil son menos dados a comportamientos monstruosos que sus
contrapartidas de pura Sangre. Poseen menor capacidad de destrucción y poder inhumano y tienen la
oportunidad de actuar de forma
encubierta en la sociedad mortal.
A pesar de esto, los Sangre
Débil son proclives al vicio. Son
vampiros. Deben beber la sangre
de los vivos para sobrevivir. Como
categoría, su mayor pecado es la
manipulación y el engaño. Son
fieles a sí mismos, pero mienten
a todos los que se preocupan por
ellos por pura necesidad. Los otros
Vástagos pueden poner distancia entre sus nuevas vidas y los
días de sol que abandonaron con
el Abrazo. No es el caso de los
Sangre Débil, que se aferran a sus
familias y seres queridos y causan
daño sin pretenderlo a los que
quedan atrapados en las garras de
su nueva adicción.
La ambición no es un pecado, pero algunos Sangre Débil
eliminan sin reparos a sus rivales
en su intento de ascender desde el
escalafón más bajo.
Ningún grupo
de vampiros tiene un estatus tan
bajo entre los muertos como los
Mercurianos, lo que les crea un
constante deseo de obtener una
pizca de poder que a veces los
consume. La Camarilla se asegura
de aprovechar esto, prometiendo
poder y pertenencia a quienes
venden a sus amigos de Sangre
Débil. Los Vástagos lo comparan
con una muchedumbre de campesinos a la que se le arroja una
única hogaza de pan o una jaula
con cientos de ratas famélicas a
la que se le hace un agujero. Los
Sangre Débil enterrarán amigos,
pisotearán aliados y carcomerán a
otros Crepusculares para hacer su
propia existencia más sencilla.
Los Mercurianos que se niegan
a aceptar en lo que se han convertido se enfrentan al sol de mediodía
o tratan de encontrar una forma
de vuelta a la mortalidad.
Estas
sanguijuelas reluctantes no son menos proclives a comportamientos
problemáticos que los que abrazan
lo que son. Las leyendas urbanas, la
pseudociencia y la cultura popular
llevan a los Crepusculares a aferrarse a un clavo ardiendo con tal de tener una oportunidad de redención.
Las leyendas más comunes afirman
que para librarse de su “enfermedad” un Sangre Débil debe acabar
con su creador, abstenerse de beber
sangre durante un año y un día
o incluso beber exclusivamente
sangre de vírgenes o de alguna otra
fuente “pura”. Aunque apartarse
de la noche es una meta digna,
siempre conlleva un alto precio en
desengaño y tragedia.
[Comienza la grabación]
Reyes: Amiga, qué bueno hablar contigo. ¿Cómo
está la familia?
Smythe-Jefferson: No sé cuánto tiempo podré
seguir ocultándoselo. Siento que cada noche de
vigilia es una mentira. No pueden seguir en la
ignorancia para siempre. ¿Qué hago cuando lo
descubran?
Reyes: No van a descubrirlo hasta que tú no
quieras. El talento que tienen los vivos para
autoengañarse es asombroso.
Smythe-Jefferson: Quizás es que no quiero engañarlos más. No es justo.
Reyes: Lo que te ha pasado no es justo. Pero
escúchame: sobreviviremos a esto. Aún tienes
trabajo, ¿verdad?
Smythe-Jefferson: De alguna forma he logrado
mantenerlo, sí.
Reyes: Entonces aún puedes mantenerlos. Aún los
alimentas y les proporcionas un techo. Es lo
que muchos hacemos. No tenemos que controlar
a una gran parte de la sociedad, así que nos
ocultamos entre nuestras familias y amigos. No
te sientas mal. Dios te quería viva, chica.
Smythe-Jefferson: Sabes que no me creo eso… He
hecho algo terrible, Óscar.
[La grabación acaba y se reinicia]
Reyes: De acuerdo, así que te aseguraste de
compartir el amor, ¿eh? Ésa es la forma de
ponerle fin.
Smythe-Jefferson: No puedo permitirme que la
escuela haga preguntas.
Reyes: No tendrás que hacerlo. Sí, tienes una
gran familia. Dales un beso de buenas noches.
Sé la madre del año.
Smythe-Jefferson: Esto es enfermizo. Odio esta
“vida”.
Reyes: El sol está por allí, si quieres verlo.
Smythe-Jefferson: No es eso lo que quiero decir.
Reyes: Si quieres sobrevivir, debes involucrarte. Dios tiene un plan para nosotros.
Todos dicen que no deberíamos estar aquí, pero
míranos, amiga. Aquí estamos. Aquí estamos y
estamos floreciendo. Es nuestro momento. Sí,
tenemos que ensuciarnos las manos y hacer daño
a los que amamos, pero Dios tiene lugar para
nosotros en Su corazón.
Smythe-Jefferson: Supongo.
[Fin de la grabación]
Pero, tras introducir la redención como una opción, ¿puede alcanzarse realmente? Recomendamos que no haya una única
forma de regresar a la vida. Que, en su lugar, el camino de vuelta a la luz
esté directamente ligado al carácter del individuo y a aquello que cree una
gran historia emotiva. Una opción podría ser que la redención requiera
que el Crepuscular mate a su propio Sire, una misión que fácilmente puede
convertirse en una emocionante crónica de múltiples partes, especialmente si los personajes jugadores deciden ayudarse unos a otros a cazar a los
monstruos que los crearon. Pero a menudo esto es insuficiente. Además
de destruir al Sire, recuperar la mortalidad también podría incluir:
■ Una transfusión de sangre completa de un progenitor o hermano. ¡el
proceso matará al familiar o lo convertirá en un Sangre Débil!
■ lograr Humanidad 10 y mantenerla mientras dure la caza del Sire.
■ encontrar una forma de realizar el Rito del Signo Rojo, un aterrador ritual que envía al redimido a los fuegos del infierno cuando termine por
morir. Por supuesto, el Sangre Débil puede no creer en la condenación,
pero pronto será consciente de su error.
■ Una persona con Fe Verdadera puede elegir dar su vida por el Crepuscular arrepentido y permitir que la drene en un acto final de martirio
para asegurar la salvación de un monstruo.
■ El Sangre Débil sacrifica su vida por un humano, retornando a la vida
como mortal en un instante antes de morir.
■ Sea cual sea el método que escoja el Narrador para redimir a un Crepuscular concreto, él nunca debería saber con certeza si funciona.
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