Él aún iba a
trabajar, pero sólo de noche. Tenía
trabajo como abogado, pero de
alguna forma había sido capaz de
arreglarlo para nunca reunirse con
los clientes durante el día. Usaba
alguna excusa médica de mierda sobre tener sensibilidad a la luz solar.
Continuaron con su vida como
si el marido, Mark, tuviera una adicción inusual pero por todo lo demás
fuera normal. Organizaban cenas
con sus amigos y hablaban de fútbol
y política. Tenían una suscripción a
The Guardian y dos hijos que pronto
aprendí a odiar. De vez en cuando,
Mark tenía que salir a alimentarse,
pero nunca hablaban de ello.
Quizás se estaban riendo de
mí, porque nunca me di cuenta de
que pasaba algo raro en esa casa.
Eran tan increíblemente tediosos
en su aplastante y anodina normalidad que nunca consideré la
posibilidad de que pudieran tener
un secreto oscuro.
Al menos, no lo hice hasta que
Mark me acorraló en la cocina una
noche. Me dijo que su matrimonio
carecía de pasión y que me encontraba atractivísima. Primero traté
de escaparme, luego le dije que no
estaba interesada y terminé por
quitármelo de un empujón porque
se estaba poniendo demasiado
insistente.
Entonces fue cuando me
convirtió en vampira. Para demostrarme que aún era el gran
hombre de la casa.
Me puse rabiosa, le di un
puñetazo en los dientes con una
fuerza que ni yo sabía que tenía y
desaparecí en la noche.
2.
No lo sabía entonces, pero Mark
me había convertido en una
Crepuscular. Me gusta la ironía de
eso. Su Sangre era Débil, pero no
lo bastante para permitirle salir
durante el día. Ese privilegio estaba reservado para mí, su Progenie.
Tras convertirme en vampira,
me volví un poco loca. Encontré
un piso propio, salí de fiesta,
cambié mi estilo. Mi cuerpo recién muerto tenía una resiliencia
asombrosa. Había sido la au pair
tímida de Islandia, pero ahora
me había convertido en otra cosa.
Sentía como si pudiera hacer
cualquier cosa, conseguir a cualquiera, tomar drogas y estar de
fiesta por siempre jamás.
Aún sentía curiosidad por
Mark y su mierda de vida. A veces
iba a su casa en Barnet y observaba a esa pareja que vivía negando
lo evidente, desesperada por aún
parecer humanos.
Su mujer se llamaba Sarah.
Después de que me marchase pareció adelgazar aún más y volverse
más neurótica.
Gritaba a los niños
y lloraba cuando estaba sola. Por la
forma en que hablaban, supuse que
Mark le había dicho que yo me había marchado tras una disputa por
el tiempo libre. Era algo plausible,
porque había tenido esa discusión
con Sarah muchas veces. Pero mirándola, sabía que ella sospechaba
que la realidad era algo peor, algo
que tenía que ver con la verdadera
naturaleza de su marido.
Es divertido, en cierto sentido.
Mark hizo todo lo posible por
reprimir cualquier signo de ser
un vampiro. No era una casa con
bolsas de sangre en la nevera. Sólo
cortinas pesadas en la alcoba principal. Nunca hablaban de ello, ni
siquiera cuando estaban a solas.
Cuando Mark estaba en el
trabajo y los niños en casa de sus
amigos, Sarah a veces se relajaba
viendo una película romántica
de vampiros y bebiendo vino
tinto. Al principio pensé que era
gracioso, pero entonces empezó
a resultar triste. Realmente le
gustaba la idea de estar casada con
un vampiro. Si tan sólo pudiera
persuadirlo de cumplir con su
papel de cuando en cuando.
3.
Podría haber terminado ahí,
conmigo marchándome y ellos
continuando con sus vidas. Pero
no fue así.
Una noche, Sarah me pilló
fisgoneando. Me había vuelto
descuidada. Les observaba como
si fuera mi pequeño programa de
telerrealidad. Ella creía que Mark
me había asesinado, pero ahora
que era evidente que estaba en
pie, me acusó de haber seducido a
su marido. Se puso a llorar cuando
me dijo que sabía que teníamos
una aventura y que Mark me había
convertido también en vampiro.
Ahora soy un monstruo, como
todos los Vástagos. Vivo como un
ser parasitario, succionando la
vida de la humanidad. Pero incluso yo tengo mi lado sentimental.
¿Qué podía hacer?
Le di algo de mi Sangre y la
saqué de fiesta. Para el final de la
noche ella también era un vampiro,
cortesía de un chico que me debía
un favor. La última vez que la vi,
estaba planeando mudarse a Berlín
antes de que la Camarilla de Londres se diese cuenta de que se había
creado un Chiquillo ilegalmente.
Y ¿quién sabe?, Mark podría
estar aún en esa pequeña casa en
Barnet. Comprobando en el espejo
que no tiene manchas de sangre
en el blanco cuello de la camisa,
llevando a sus hijos a la escuela,
luchando con fuerza contra todo lo
que la noche pudiera arrojarle.
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