Llegué a París un poco tarde,
y era como un festival Anarquista. Todo el mundo que era
alguien en el Movimiento estaba
allí. Piensa que a mí me habían
Abrazado hacía poco, así que
estaba impresionada con toda
esta gente de la revolución como
Jeremy MacNeil y Salvador García. Pero también estaban otros.
Puedes reírte de mí, pero estoy
bastante segura de que una chica
con la que pasé una noche en las
barricadas era Tyler.
Al igual que durante la Revolución francesa, la Camarilla
pasó a ocultarse. Algunos de sus
miembros eran lo suficientemente
viejos para recordar el trauma de
la primera ocupación Anarquista de París. El Príncipe François
Villon desapareció durante una
semana dejando a sus lacayos con
el inmenso flujo de Anarquistas
ávidos de repetir la Revolución.
Personalmente, yo me lo pasé
bien. Abracé a mis primeros tres
Chiquillos. ¡Uno de ellos incluso
sobrevivió al caos! Bebí hasta
dejar seco a mi primer imbécil de
la Camarilla.
Era encantador, un
elegante aristocratucho. Suplicó
que no le matase. ¡Fue embriagador para una joven Anarquista!
Ésa es la verdadera experiencia generacional del 68
para nosotros: los disturbios, las
fiestas, los debates, alimentarnos
y follar en las calles y las barricadas. No hay duda de por qué
los Anarquistas lo recuerdan con
cariño. Pero hay algo más. Ésta es
mi teoría personal: todo pasó tan
rápido que no tuvimos tiempo de
emponzoñarlo.
Adoro un buen disturbio
tanto como cualquiera, pero,
mirando a los mortales, las
cosas tienden a torcerse cuando
nuestra gente se involucra. Eso
es por lo que siempre les digo a
mis compatriotas que deberíamos
dejar que los humanos organicen
sus movimientos políticos en paz
y dedicarnos a la banca.
Pero la banca es aburrida y los
disturbios, divertidos.
– Agata "el Problema" Starek
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