A los chupópteros nos gusta hablar de nuestras
Bestias, y los Gangrel son especialmente
conocidos por su naturaleza bestial, pero la
subcultura fetichista del petplay lleva el convertirse
en un animal a una esfera totalmente distinta. He hablado con la pareja Toreador de San Francisco Janet y
William Stoughton para descubrir cómo nuestra gente interactúa con esta subcultura de juegos sexuales.
De clase media
No me encuentro con muchas parejas vampíricas que
parezcan tan sanas como vosotros.
Janet: [ríe] He de admitir que somos muy de clase
media.
William: Supongo que es verdad. Hemos tratado de
aferrarnos a nuestra humanidad y la mejor forma de
hacerlo es mantener sus adornos.
La casa, el jardín…
William: Sí. Supongo que es camuflaje.
¿Erais pareja antes de convertiros en chupópteros?
Janet: No. Tampoco somos familia, aunque ambos
somos Toreador. Nos conocimos después de que
ambos fuésemos Abrazados y nos escapásemos de
nuestros Sires de la Camarilla.
¿Estáis en contacto con la sociedad de chupópteros de
San Francisco?
William: No. Somos reservados y nos dedicamos a
nuestros asuntos.
Libertad en la esclavitud
Hablemos sobre esos asuntos. ¿Qué es el petplay?
Janet: Mucha gente cree que es sólo un fetiche
sexual, que también lo es, pero es un estilo de vida.
No es necesario involucrar el sexo. Va de asumir el
papel de una mascota, como un cachorro. Esto suele
implicar la clase de parafernalia que reconocerías de
un contexto BDSM: bozales, colas, bodis.
Y ¿cuál de vosotros es el cachorro?
Janet: [ríe] Oh, no, los dos lo somos.
¿Ambos? ¿Cómo funciona eso?
William: Bueno, a veces lo hacemos en casa, pero
las mejores experiencias que tenemos son en eventos
y con una tercera persona como dominante. El amo.
Janet: Se organizan muchos eventos aquí en San
Francisco, en otras partes de Estados Unidos, en
Europa…
Y ¿hacéis esto con mortales? ¿O con otros de nuestra clase?
Janet: Normalmente con mortales.
¿Qué se siente al ser un vampiro al que un mortal
lleva de una correa?
William: [silencio] Ésa es la cosa. Ése es exactamente el quid.
Perros rabiosos
¿Alguna vez tenéis accidentes? Sois
chupópteros, después de todo.
Janet: Bueno, para ser honesta,
hemos tenido dos malos incidentes.
En el primero, William estaba muy
metido en el espacio mental de ser
un cachorro y el dominante con el
que jugábamos comenzó a burlarse.
William perdió el control, el pobre.
William: Fue terrible. No sé
qué ocurrió.
¿Qué pasó cuando perdiste el
control en esa situación?
William: Rompí las correas de
cuero que me sujetaban las piernas y brazos y maté al dominante.
Janet: No pasa nada, cariño.
¿Era amigo vuestro?
Janet: Sí, en cierta forma. Lo
conocimos en Tumblr. Tengo un
blog que usamos para publicar
nuestras fotos.
¿Cuál fue el otro incidente?
Janet: Fue con una mujer con la
que nunca antes habíamos estado.
Yo estaba sola en su casa y parecía
ir bien al principio. Negociamos
nuestros límites. Ella tenía un equipo increíble, un bitchsuit completo
para mí, esa clase de cosas. Le gustaba mucho el control y el bondage,
así que tenía a William en el cuarto
de juegos del sótano y a mí arriba.
Ya sabes, sacándome de paseo.
¿Fuera?
Janet: Sí, en el patio trasero.
Fue extraño, porque le gustaba el
pissplay y no sabía que yo era una
vampira. Quería que orinase como
un perro, pero, claro, yo no podía.
Ya veo el problema.
Janet: Pero lo peor es que estaba saliendo el sol. Perdí la noción
del tiempo. Estaba amordazada,
así que no podía usar la palabra
de seguridad, y me ignoró cuando
usé la señal de seguridad. Supongo
que estaba enfadada conmigo por
lo de la orina, pero eso estuvo mal.
Pero sobreviviste.
Janet: Tuve que recurrir a la
Sangre para liberarme. Estaba
entrando en pánico, así que no fui
sutil. Fue una auténtica ruptura
de la Mascarada. No sabíamos qué
hacer, así que la matamos.
Perros de Caza
Usar diferentes subculturas para
Cazar en busca de sangre es un tema
recurrente en esta serie de artículos,
pero no me queda claro cómo ser una
mascota de bondage ayuda con ello.
William: Todo está en escoger
el momento correcto. No puedes
Cazar durante el juego.
Janet: Eso no es del todo cierto, William…
William: Vale, es verdad. A veces
un dominante masculino te forzará
a chuparle la polla. Puedes morderle
muy discretamente y no tendrá experiencia para distinguir la sensación de una felación del Beso.
¿Con esto entiendo que las
felaciones de mascotas bondage no es
vuestra forma normal de Cazar?
William: No. Normalmente el
momento correcto es después de
la sesión. Ya sabes, una vez el juego
ha acabado y estás acurrucándote
y compartiendo tus emociones.
La gente se desnuda mucho en
ese momento, espiritualmente.
Puedes morderles y alimentarte
con mucho amor y cariño.
Aun así, sigue siendo un mordisco.
La gente nota cuando les muerden.
William: Sí, por eso es bueno
prepararse para ello cuando piensas
en tu personalidad como mascota.
¿Personalidad como mascota?
William: Cómo te comportas
como mascota. ¿Eres obediente,
caprichoso, ansioso…? Si eres un
vampiro, es bueno que hagas de
los mordisquitos cariñosos parte
de tu forma de actuar. Así no se
sorprenden cuando te alimentas.
¿Para vosotros es algo que tiene
que ver con el sexo o con la Caza?
Janet: Esto no me atraía en absoluto como humana. Tras convertirme en vampira, toda esa cháchara
sobre la Bestia me puso muy ansiosa. Me preocupaba convertirme en
un animal o un monstruo. Pero tras
probar el petplay, lo encontré muy
relajante, como si de alguna forma
pudiera ocupar ese espacio y no
preocuparme por nada.
¿Ni siquiera de la luz del sol o la
Bestia?
William: Bueno, siempre te
sientes mal tras matar a tu dominante. De eso no hay duda.
Chinasa Adeyemi es una escritora de
origen nigeriano que constantemente se sorprende por la variedad de
formas que encontramos para vivir
nuestras no-vidas.
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