Primera Revuelta Anarquista

Incluso hoy en día se oyen a algunos Anarquistas diciendo que deberíamos hablar con la Camarilla. Que necesitamos una respuesta común contra la Segunda Inquisición. Que necesitamos hacer las paces tras los catastróficos resultados de Praga. Cualquiera que sepa algo de nuestra historia puede decirte que eso es una estupidez. Echemos un vistazo a la Primera Revuelta Anarquista. Sus raíces se encuentran en la campaña de la Inquisición del siglo xv para destruir a todas las criaturas que veían como prole del Diablo. Aunque su origen era humano, no había que joder a la Inquisición: barrió toda Europa, un pueblo tras otro, destruyendo a nuestra especie. Tuvo éxito porque tenía inercia, fe y organización. Confiamos durante mucho tiempo en el miedo para mantener a los mortales a raya y eso nos había vuelto perezosos y autocomplacientes. Cuando ese miedo se disipó, no teníamos nada. Así que ¿cómo respondieron ante esta amenaza los monstruos ancianos, las criaturas supremamente poderosas que lideraban nuestra especie? 

De la misma forma que un Antiguo sobrevive cada noche: corriendo y escondiéndose. Es importante entender que la sociedad vampírica de la época era extremadamente autoritaria, incluso comparada con el presente. A nuestra especie se le enseñaba a seguir el ejemplo de nuestros Antiguos en todo. Un chupóptero joven no tenía libertad, pero al menos la sociedad construida por los Antiguos era estable y segura, ¿verdad? Los primeros Anarquistas nacieron en los fuegos de la Inquisición. Aprendieron a sobrevivir y a luchar en una guerra contra el peor enemigo que ha amenazado a nuestra especie hasta el día de hoy. Muchos murieron por la traición de los Antiguos, pero muchos más aprendieron que podían hacerse cargo de su propia vida. Tras la Inquisición, descontentos con la idea de inclinarse ante los cobardes Príncipes que habían vuelto de sus escondrijos exigiendo lealtad, se percataron de que, si pudieron sobrevivir a la Inquisición, podrían deponer a un tirano. La Revuelta Anarquista barrió Europa y tuvo algunos éxitos espectaculares. En cada ciudad y pueblo había jóvenes vampiros listos para tomar la antorcha de la revolución. Debes recordar que, en aquella época, nuestra gerontocracia era incluso más brutal que hoy en día. Ejecuciones, tortura y sádicos juegos de control mental… 

Un vampiro joven era para su Sire básicamente una propiedad, un juguete que usar y del que abusar como creyese conveniente. La idea de una nueva sociedad libre y justa para nuestra especie germinó en un campo largo tiempo labrado por los propios Antiguos tiranos. Aunque las historias de la Primera Revuelta Anarquista suelen girar en torno a las míticas muertes de los Antediluvianos Tzimisce y Lasombra a manos de bandas revolucionarias, es importante recordar que la Revuelta era un auténtico movimiento de masas que actuaba por todo el continente europeo y más allá. Antes de la Revuelta, los Antiguos se habían sentido seguros en su poder. Todo estaba a su favor y podían permitirse tratar a sus Chiquillos como esclavos. Tras la Revuelta, cada Principito de cada pueblucho sabía lo que era temer a su propia Progenie. ¿Cómo contraatacó la Camarilla? De forma muy astuta, como corresponde a un vampiro. Esos ladinos hijos de puta se dieron cuenta de que nunca podrían derrotar a la revolución usando la violencia. En su lugar, capitularon y nos corrompieron desde dentro, al estilo de los vampiros. El escenario de esta gran maniobra fue la Convención de Thorns, una cumbre de paz organizada en Inglaterra en 1493. Los Anarquistas y la naciente Camarilla enviaron representantes a la ciudad de Thorns para negociar. Éste fue el primer error que cometieron los Anarquistas. 

 No hay negociación posible con la Camarilla. No puedes vencer contra manipuladores políticos que llevan siglos perfeccionado su arte. En Thorns, la Camarilla destripó nuestro movimiento. Nuestros líderes nos traicionaron, seducidos por concesiones simbólicas y favores personales. Los Antiguos de la Camarilla hicieron pretensión de humildad, dándonos una sensación de logro para que así no pudiésemos ver cómo nos estaban destruyendo. La Camarilla jugó a largo plazo, confiando en el hecho de que un tratado privaría a la Revolución de su inercia, lo que les daría tiempo para reafirmar poco a poco su poder. Algunos de nosotros lo entendimos incluso en ese momento. Hubo Anarquistas que discreparon durante la Convención, la más famosa entre ellos, la heroína popular Anarquista Tyler. Un ala radical de la Revuelta abandonó la Convención y se marchó a formar el culto mistérico extremista del Sabbat. Aun así, para nuestra eterna vergüenza, la mayoría de Anarquistas aceptaron el trato ofrecido por la Camarilla, destruyendo así cualquier oportunidad de revolución en los siglos venideros. ¿Qué tiene que ver esto con estas noches? Veamos. La Segunda Inquisición está erradicando a nuestra especie por todo el mundo. Al mismo tiempo, los Antiguos de muchas ciudades de la Camarilla se están volviendo más y más inaccesibles, a menudo desapareciendo directamente. 

A la luz de la historia, está claro que están siguiendo las lecciones de la primera Inquisición: desaparecer y dejar que sus Chiquillos lidien con el peligro. La cosa es que no son los únicos que aprenden de la historia. Nosotros también podemos hacerlo. Si los Antiguos nos abandonan, podemos tomar el control del poder y los recursos que dejen atrás. Lo que es más, el Cónclave de Praga fue algo que rara vez encuentras en la historia Anarquista: un regalo. Nos dieron un enorme empujón sin esfuerzo por nuestra parte. La Camarilla logró alienar a los Brujah hasta el punto de que se marcharon como Clan. No tengo ni idea de lo que eso significa en la práctica y dudo que los Antiguos Brujah vayan a ser menos peligrosos que antes, pero, como acto simbólico, el mensaje estuvo claro. La Camarilla no representa a la gran mayoría de los chupópteros del mundo. El Movimiento Anarquista sí. Ésta es la sencilla regla que hemos de recordar cuando luchemos por nuestra libertad: nunca la obtendremos apelando a la conciencia del rey. Los Príncipes nunca nos darán nuestra libertad por voluntad propia. Hemos de tomarla por la fuerza. Hemos de resistir toda oferta de compromiso, porque será un intento de neutralizarnos mediante negociaciones, como hicieron en Thorns. 

– Dalia Nakache, ideóloga revolucionaria Anarquista francesa