En dos o tres
breves noches, todos a quienes había amado eran manchas de muerte en sus hogares. Estaba muerta de miedo, huyendo de un sitio a otro, demasiado aterrorizada
para entender qué estaba pasando. Sabía lo que me estaba haciendo y aun así corrí
hacia ella, y al verla vi a la Madre Oscura. De rodillas frente a ella, vi la maravilla
y la belleza, el terror y el sobrecogimiento. Eso fue lo último que vi como mortal,
mientras me drenaba la sangre.
La Sangre que me trajo a la noche era amarga, mezclada con extractos de
plantas sagradas y cosas peores. La bebí toda, ávida, confundida, asustada y viva.
Increíblemente viva. Ella me enseñó las palabras del Juramento de Lilith y yo las
canté, las balbucí, las pronuncié.
La Sangre me cambió el cuerpo, pero la pérdida me dio la fuerza.
– Florencia, Neonata Gangrel
No soy lo que se dice
una persona espiritual. No
era religiosa en vida y nunca
pensé que sentiría la necesidad en
la muerte. Soy materialista, de los
pies a la cabeza. Aun así…
Estaba visitando a unos amigos
en Londres, plantándome en plena
cara de la Camarilla. Ya sabes,
por diversión. Nos topamos con el
refugio de un Sangre Azul y destrozamos el lugar, forzando a ese
cabroncete a huir por su vida.
Después dimos una fiesta en el
almacén donde mis amigos tenían
su refugio comunitario. Bailamos,
nos emborrachamos y luego mis
amigos me dijeron que íbamos a
hacer un ritual. Me dijeron que no
tenía que participar si no quería,
pero ¿qué puedo decir? Me gusta
probar cosas nuevas.
Encendieron un patio interior
veteado de vides y hierbas que
crecían en las grietas del cemento.
Era decrépito y hermoso. Cuando
los demás comenzaron a desnudarse, yo también lo hice. Sentí
que era lo correcto.
No había un guía definido
para el ritual. El ensalmo comenzó espontáneamente y cambiaba
por su propia voluntad. Parte era
entendible, pero la mayoría estaba
en alguna lengua muerta. Me dejé
llevar por el movimiento, el canto,
la danza, el ulular que envolvía a
nuestro sacrificio.
Había un anciano, un sirviente
que habíamos capturado durante
nuestro allanamiento. Un adicto a
la Sangre. Lloriqueaba y gemía, y
todos acudimos a él y le concedimos el don del dolor. Yo me senté
a horcajadas sobre él, sujetándole
mientras le apretaba el esternón lo
justo para romper el hueso.
En ese momento sentí algo
nuevo. Fue como darle algo a ese
hombre, un don que se llevaría con
él al abandonar su vida. Nunca había experimentado algo así antes.
Supongo que me convertí en
Bahari esa noche, o al menos en
aspirante a Bahari. Aún no en-
tiendo mucho la liturgia, pero la
sinceridad del ritual me llama.
Además, adoro cómo en todas
las historias Bahari Lucifer es
básicamente el follamigo de Lilith.
Está bueno, está disponible y tiene
una buena espada.
- Agata Starek “Peregrina Devota”,
provocadora Anarquista
Dios creó a Adán y
Lilith a su imagen para que lo
sirviesen y venerasen, como
pareja de cría para crear una nueva raza. Lilith rechazó su destino
y escapó del jardín del Edén para
errar por las tierras baldías ella
sola. Sufrió hambre y frío, y su sufrimiento le enseñó cómo subsistir
con su propia sangre, a excavar la
tierra, a sentir cada roca y grano
de arena y a cazar a las criaturas
que acechaban más allá de los
límites del Edén.
Lilith creó un jardín propio
para rivalizar con el de Dios. Se
asoció con Lucifer, el mejor ángel
de Dios, y él se convirtió en su
amante.
Mientras, Dios creó a Eva como
reemplazo para Lilith, y la hizo
maleable y servil para asegurarse
de que cumplía con su papel. Con
el tiempo, Adán y Eva tuvieron
hijos, y el primero entre ellos se
llamó Caín. Como Lilith, Caín labró la tierra y, como Lilith, perdió
el favor de Dios. En su petulancia
al ser rechazado, atacó y mató a
su hermano Abel. Por ello, Dios lo
rechazó, lo marcó como un paria y
lo condenó a los territorios baldíos.
Caín acudió al jardín de Lilith
roto y desesperado, sabiendo sólo
cómo matar. Lilith lo atendió,
lo alimentó hasta que recuperó
las fuerzas y le enseñó lecciones
acerca del dolor. Aun así, Caín era
una criatura asustada y temerosa. Aprendió muchas cosas, pero
nunca aprendió el orgullo.
Con el tiempo, se marchó y
bendijo a muchos con su maldición. Su prole se volvió tan ávida
que Caín la condujo de vuelta al
jardín de Lilith para darles sustento y abundancia. Ésta fue la traición de Caín: observó mientras
su simiente saqueaba y agotaba la
creación de Lilith.
Ése fue el destino de Lilith,
traicionada por Dios y Caín, sustentada por el don del dolor. Ésa
es la razón por la que no somos
seguidores de Caín. No somos
Cainitas, somos Bahari que siguen
su propio camino lejos de las leyes
de Caín y los dictados de Dios,
con Lilith como guía.
- Rachel Dolium,
cuentaverdades Bahari
La fe Bahari a veces resulta difícil de identificar
porque cada culto interpreta el mito de Lilith a su
manera. Algunos la convierten en consorte de Dios,
expulsada por el pecado de desobediencia, mientras que
otros sugieren que todos los vampiros son sus hijos.
Todos los cultos tienen algunos rasgos en común.
Todos veneran a Lilith, todos reverencian el dolor y
el conocimiento que reporta y todos rechazan la ley
absoluta. Cada Bahari ha de encontrar la suya.
¿Cómo encaja la fe Bahari en el panorama de las
distintas Sectas vampíricas? Para el Sabbat, esta cuestión es muy fácil de responder.
Los Bahari niegan la
supremacía de Caín y por ello los consideran herejes y
su Inquisición interna los Caza. De hecho, la mayoría de historias Bahari dejan a Caín en bastante mal
lugar, descrito como un ingrato codicioso y repulsivo.
Para la Camarilla, los Bahari son un culto menor
que algunos miembros practican en secreto pero sin
influencia relevante.
La Secta donde los Bahari realmente han florecido,
especialmente en los últimos años, es en los Anarquistas. El evangelio de libertad, dolor y sacrificio de los
Bahari resuena con muchos de los jóvenes chupópteros
que sospechan del mito patriarcal de la creación de
Caín. Mientras que Caín parece abogar por la sumisión
a los propios Antiguos, Lilith predica que hay que cuestionar el poder y rechazar la autoridad. No hay duda de
por qué su mito tiene más sentido entre los libres.
- Jaak Vaino, Toreador Bahari estonio
Para entender a los Bahari tienes que
entender lo que es la comunidad. Es igual que en
cualquier religión. Puedes seguir a Lilith, pero
para unirte a la comunidad tienes que pasar una
iniciación. Puede ser atroz, pero, una vez iniciado,
ya no eres un hijo de Caín. Has sido liberado espiritualmente, se te permite unirte a quienes cultivan el
jardín de Lilith.
Este sentimiento de libertad nos ha unido a muchos. Los ritos que exige Lilith son brutales, pero la
brutalidad tiene un propósito: nos permite encontrar
nuestro lugar en la noche.
Ésa es la paradoja de los Bahari: hemos de encontrar
nuestra verdad individual, pero a menudo el camino
hacia ella está en la comunidad.
Cuando combates a un
Príncipe corrupto de la Camarilla (¿quién ha oído alguna vez de un Príncipe que no fuera corrupto?) o a un
asesino psicópata del Sabbat, ayuda saber que la Madre
Oscura está contigo y que recompensará tus pérdidas
con sabiduría y conocimiento.
La mayoría de Bahari no hacemos labor misionaria, sino que explicamos el camino de Lilith cuando se
nos pregunta. En estas noches no tenemos que reclutar. Los jóvenes chupópteros acuden a nosotros buscando respuestas que sólo nosotros podemos darles.
La teología de Caín y el Libro de Nod no les ofrecen
esperanza, pero Lilith y sus seguidores pueden darles
algo por lo que vivir. Si sobreviven a las lecciones.
- Nezha, Lasombra Bahari
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