¿Quiénes son los Tzimisce?
Haber sido Abrazado Tzimisce significa poseer
porque sí, y mantener lo que sea fuera de las manos
de los demás a cualquier coste. De hecho, muchos
Tzimisce consideran el propio Abrazo un acto de
posesión, y tienen relaciones decididamente tradicionales con sus Chiquillos, a los cuales pueden
considerar incluso propiedad en casos extremos. Si
se les lleva al límite, preferirán salir ardiendo con
sus propiedades a que éstas caigan en manos de
otros; como dragones, están muy familiarizados con
el significado de «tierra quemada». Incluso en la actualidad, son el puño de hierro, el guante de seda es
algo totalmente opcional. En unos pocos casos, sus
súbditos lo son de forma voluntaria, pero en la mayoría viven temerosos de un amo que no se preocupa
por la felicidad de su premio, sólo porque siga siendo suyo. A los miembros visitantes de otros Clanes
les suele sorprender ver los dominios Tzimisce en
ruinas, desatendidos o yermos, hasta que recuerdan
que a los Dragones no les preocupa necesariamente
si aquello a su cargo medra, sólo que sea totalmente
suyo.
Un decrépito bloque de pisos tiene las mismas
probabilidades de ser un dominio Tzimisce que una
opulenta hacienda en sus ancestrales tierras.
Esta incansable posesividad se extiende también
a la forma física (y más) de los Tzimisce, que se consideran los dueños últimos de sus cuerpos, incluso
más allá de las limitaciones de la propia Maldición
de Caín. Muchos Dragones practican una especialización de la Disciplina Protean conocida como
Vicisitud que les permite remodelar sus cuerpos y
los de sus súbditos e incluso los de víctimas menos
dispuestas. De hecho, los diestros en ese arte del
Clan recuerdan las noches tempranas de Vicisitud,
cuando los Tzimisce se negaron a plegarse a las limitaciones proteicas de las formas de lobo y murciélago y llevaron su maestría más allá.
Incluso más allá de la práctica física de Vicisitud,
los Dragones están ávidos por extender su dominio
a los reinos de la mente y el espíritu. Estos Tzimisce
practican una forma de trascendentalismo que se
preocupa de los mismos límites del propio vampirismo. Se transforman a sí mismos en estatuas o
iconos, alteran sus rasgos sexuales (tales vestigiales
adornos mortales…) o cultivan séquitos de dobles
para subsumir su propia individualidad.
De acuerdo
a algunos de los relatos más viejos, algunos Voivodas
se han convertido en uno con sus propios refugios, o
se han sumergido en sus propias tierras, mezclando
su consciencia con el propio suelo de su dominio.
¿Qué mejor forma de demostrar su posesión de la
tierra y su gente que convertirse en esa misma tierra
y sustentar a las generaciones venideras?
Como cabría esperar, esto crea duras divisiones
entre los Tzimisce jóvenes, que suelen tener poco
que considerar suyo en el sentido tradicional, y los
Dragones más antiguos, que han tenido tiempo para
reclamar y redoblar sus preciosos dominios y ha sido
así desde tiempos inmemoriales. Así, no resulta sorprendente descubrir que los Tzimisce participaron
enérgicamente en la Revuelta Anarquista y fueron
uno de los Clanes fundadores del Sabbat, que se
rebeló contra la tiranía de los Antiguos. Incluso en
estas noches se mantiene este recelo, y los Dragones
son excepcionalmente astutos en lo que respecta a
definir aquello que afirman poseer, no sea que otro
Voivoda más codicioso lo reclame como propio.
Pocos guardan rencor u odian a los Antiguos
como los Tzimisce, y el Clan tiene numerosos miembros tanto en el Sabbat como en los Anarquistas. En
la Mano Negra, la mentalidad casi medieval lleva a
los avaros Dragones a destruir a los peones de los aborrecidos Ancianos. Igualmente, verse apartados de los
dominios más deseables suele empujar a los Tzimisce
jóvenes a las costumbres modernas de los Anarquistas, ya que se redefinen a sí mismos y a aquello a su
cargo para reclamar dominios relevantes de la noche.
Unos pocos Tzimisce, generalmente architradicionalistas, encuentran una comodidad familiar (aunque
algunos dirían que anacrónica o incluso anquilosada…) en el neofeudalismo de la Camarilla, pero son
comparativamente escasos y la mayoría de cortes
de la Camarilla siente poco aprecio por su avaricia.
Algunos Tzimisce ven la Secta como poco más que
un medio para un fin personal y la Camarilla apenas
confía en ellos en consecuencia. En el peor de los
casos, los Tzimisce son tiranos, sin el sentido de obligación o deber que la nobleza suele conllevar.
Arquetipos Tzimisce
• Propietario inmobiliario: Desde tiempos inmemoriales, los Tzimisce han sido señores de sus dominios. Sin embargo, en las noches actuales, el señor de la montaña ha desaparecido casi por completo. Aun así, los Tzimisce son un Clan hábil y aunque puede que ya no sean los señores feudales en ancestrales haciendas del Viejo Mundo, aún encuentran formas de ejercer control sobre dominios urbanos y territorios rurales allá donde pueden. Los propietarios inmobiliarios pueden ser dueños de barriadas de bloques de pisos o de estilosos rascacielos, pero el resultado es el mismo: consumen las riquezas de sus arrendatarios igual que la sangre de sus víctimas y consideran ambas cosas extensiones de su propiedad.
• Propietario inmobiliario: Desde tiempos inmemoriales, los Tzimisce han sido señores de sus dominios. Sin embargo, en las noches actuales, el señor de la montaña ha desaparecido casi por completo. Aun así, los Tzimisce son un Clan hábil y aunque puede que ya no sean los señores feudales en ancestrales haciendas del Viejo Mundo, aún encuentran formas de ejercer control sobre dominios urbanos y territorios rurales allá donde pueden. Los propietarios inmobiliarios pueden ser dueños de barriadas de bloques de pisos o de estilosos rascacielos, pero el resultado es el mismo: consumen las riquezas de sus arrendatarios igual que la sangre de sus víctimas y consideran ambas cosas extensiones de su propiedad.
• Líder de banda: No es una banda tanto como una forma de asegurarse que todos guardan las espaldas de los demás
cuando el resto del mundo les ha dado por perdidos.
El líder de la banda se desvive por demostrar cómo
el que todos trabajen por un objetivo común que la
sociedad les dice que no pueden tener simplemente
requiere encontrarlo y hacerse con
ello. Si el líder de banda no dirigiese un cártel de la droga ni se
dedicase a la extorsión, sería líder
de una industria.
• Resentido: Desde que los Tzimisce han reclamado dominios, han estado en conflicto con los que buscaban arrebatárselos, lo que suele ser todo el mundo para los codiciosos Demonios. En concreto, los Tzimisce mantienen una longeva hostilidad hacia los Tremere, Gangrel y Nosferatu, a quienes ven variablemente no sólo como usurpadores de la Sangre, sino como intrusos en territorios que les pertenecían por derecho a ellos o a sus Sires. Los resentidos se alzan cada noche para ejecutar una pizca de gélida venganza contra los que perciben que les han contrariado, y esa culpa bien puede transferirse a través de un linaje desdeñado, llevando a que el Stoker persiga vendettas contra los Chiquillos de los Chiquillos de odiados rivales.
• Comandante de fuerzas especiales: El comandante de fuerzas especiales no posee un dominio tradicional en términos de territorio, en su lugar tiene el respeto casi fanático de su unidad y sus soldados le seguirían hasta el mismo infierno. Así que el comandante de fuerzas especiales espera su momento y entrena a sus tropas, para cuando quizás pueda aprovechar una insurrección o acción policial para reclamar un dominio mayor.
Disciplinas
• Animalismo: Algunos Tzimisce cultivan Animalismo como una extensión de su unidad con sus dominios. Otros lo ven como una herramienta con la que dar órdenes mejor a las huestes de bestias inferiores y así reclamar esos dominios. En cualquier caso, los Tzimisce han sentido desde hace mucho una afinidad con los habitantes más bestiales de sus tierras ancestrales.
• Dominación: La Disciplina perfecta para imponer tus edictos por pura fuerza mental. Dominación no sólo ayuda a los Dragones a hacerse con el control del objetivo de su obsesión, sino que también condiciona a servidores a largo plazo para que sean extensiones de la incuestionable voluntad del Demonio.
• Protean: Como amos de sus propias formas físicas, los Tzimisce usan Protean para forzarse a adoptar otras formas, especialmente las asociadas con muchas de las tierras ancestrales del Viejo Clan, como el murciélago o el lobo. Más allá de estos disfraces vampíricos tradicionales, muchos Tzimisce practican los métodos de Vicisitud, que les permiten trascender las habituales formas de Protean y tratar sus propios cuerpos y los de sus súbditos como arcilla primordial.
• Resentido: Desde que los Tzimisce han reclamado dominios, han estado en conflicto con los que buscaban arrebatárselos, lo que suele ser todo el mundo para los codiciosos Demonios. En concreto, los Tzimisce mantienen una longeva hostilidad hacia los Tremere, Gangrel y Nosferatu, a quienes ven variablemente no sólo como usurpadores de la Sangre, sino como intrusos en territorios que les pertenecían por derecho a ellos o a sus Sires. Los resentidos se alzan cada noche para ejecutar una pizca de gélida venganza contra los que perciben que les han contrariado, y esa culpa bien puede transferirse a través de un linaje desdeñado, llevando a que el Stoker persiga vendettas contra los Chiquillos de los Chiquillos de odiados rivales.
• Comandante de fuerzas especiales: El comandante de fuerzas especiales no posee un dominio tradicional en términos de territorio, en su lugar tiene el respeto casi fanático de su unidad y sus soldados le seguirían hasta el mismo infierno. Así que el comandante de fuerzas especiales espera su momento y entrena a sus tropas, para cuando quizás pueda aprovechar una insurrección o acción policial para reclamar un dominio mayor.
Disciplinas
• Animalismo: Algunos Tzimisce cultivan Animalismo como una extensión de su unidad con sus dominios. Otros lo ven como una herramienta con la que dar órdenes mejor a las huestes de bestias inferiores y así reclamar esos dominios. En cualquier caso, los Tzimisce han sentido desde hace mucho una afinidad con los habitantes más bestiales de sus tierras ancestrales.
• Dominación: La Disciplina perfecta para imponer tus edictos por pura fuerza mental. Dominación no sólo ayuda a los Dragones a hacerse con el control del objetivo de su obsesión, sino que también condiciona a servidores a largo plazo para que sean extensiones de la incuestionable voluntad del Demonio.
• Protean: Como amos de sus propias formas físicas, los Tzimisce usan Protean para forzarse a adoptar otras formas, especialmente las asociadas con muchas de las tierras ancestrales del Viejo Clan, como el murciélago o el lobo. Más allá de estos disfraces vampíricos tradicionales, muchos Tzimisce practican los métodos de Vicisitud, que les permiten trascender las habituales formas de Protean y tratar sus propios cuerpos y los de sus súbditos como arcilla primordial.
Prohibición
Los Tzimisce están confinados: cada Tzimisce
debe escoger algo concreto a su cargo: un dominio físico, un grupo de gente, una organización o
incluso algo más esotérico, pero claramente definido
y delimitado. El Vástago debe pasar su sueño diurno
rodeado de aquello que ha elegido. Históricamente,
eso solía significar dormir en el suelo de su tierra, pero también puede significar estar rodeado
por aquello que hoy gobierna: una cierta clase de
gente, un edificio profundamente conectado con su
obsesión, una facción contracultural local u otros
elementos más extravagantes. Si no lo hace, sufre
tanto daño agravado a la Fuerza de Voluntad como
la Severidad de su Prohibición al despertar la noche
siguiente.
Compulsión de Clan
• Avaricia: Cuando un Tzimisce sufre una Compulsión, el Vástago se obsesiona con poseer algo de la escena y desea añadirlo a su tesoro proverbial. Esto puede ser desde un objeto a una propiedad pasando por una persona. Cualquier acción que realice que no sea en pos de lograr este propósito sufre una penalización de dos dados. La Compulsión persiste hasta que logra poseerlo (el Narrador decide qué constituye esa posesión en caso de algo que no es un objeto) o el objeto de deseo se vuelve inalcanzable.
• Avaricia: Cuando un Tzimisce sufre una Compulsión, el Vástago se obsesiona con poseer algo de la escena y desea añadirlo a su tesoro proverbial. Esto puede ser desde un objeto a una propiedad pasando por una persona. Cualquier acción que realice que no sea en pos de lograr este propósito sufre una penalización de dos dados. La Compulsión persiste hasta que logra poseerlo (el Narrador decide qué constituye esa posesión en caso de algo que no es un objeto) o el objeto de deseo se vuelve inalcanzable.
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