Una Utopía de Sangre en el Amazonas

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Manaos, Brasil – 12 de noviembre de 1981 

He encontrado un niño con una oreja perfectamente formada en medio de la cara. No tiene ningún otro rasgo. Ni nariz, ni boca, ni ojos. Para cuando murió, entendimos que nuestro mundo perfecto no iba a serlo mucho más. Conozco a mucha gente interesada en si nuestro experimento utópico está funcionando. Te encomiendo que disemines estas notas entre ellos. Estoy seguro de que nos ridiculizarán por creer que podíamos encontrar un lugar sin contaminar por monstruos ancianos, pero durante algunos buenos años tuvimos nuestra utopía en la selva amazónica. Asentamientos humanos prístinos, villas y ciudades alejadas de todo. El chico fue el primero, pero no el último. Nunca he visto nada como eso. 

Seguían apareciendo, niños, adultos, ancianos; todos mutilados de la misma forma. Tengo una hacienda bastante agradable. Vivo aquí como huésped permanente de una familia mortal. De hecho, cuando era humano también vivía aquí. Me hace feliz que esta familia adinerada me sirva, a un medio nativo al que ni siquiera habrían escupido cuando era mortal. Aun así, he acabado preocupándome de ellos a mi manera. Una noche, me desperté y me encontré a uno de los niños de pie sobre mi cama. Su boca babeaba y escupía las palabras: «Escucha la voz de Caín». Así es como el Sabbat hizo su entrada en nuestra parte del mundo. 

En alguna parte de la selva, Brasil – 3 de mayo de 1982 

Ojalá pudiéramos encontrarlos. Cuando vinimos al Amazonas, creíamos que estábamos a salvo de los monstruos del mundo exterior. Si percibíamos el olor de la Camarilla, podríamos desaparecer en pequeños asentamientos y esperar a que se marchase. Estaba seguro de que ningún chupasangre podría derrotarme en mi propio terreno. Quizás a los demás que vinieron conmigo (la mayoría eran europeos cansados de la Guerra de las Edades), pero no a mí. Yo conozco la selva. Pero ya no estoy tan seguro. Ahora Manaos está lleno de vampiros ignorantes y dementes. El Sabbat acude a la ciudad, secuestra a un puñado de humanos, los Abraza y se marcha. No les importa una mierda la Mascarada. Los nuevos vampiros crean más de su especie. He matado docenas de ellos, algunos deformes y mutilados, que gritaban y balbuceaban. Muchos de los otros Anarquistas que vinieron conmigo al Amazonas no tienen estómago para asesinar. Yo fui un marino en una vida pasada. Ahora sólo soy un ejecutor que trata de detener la marea de sangre. 

Manaos, Brasil – 9 de septiembre de 1982 

Creemos que hay sólo tres auténticos vampiros del Sabbat ahí fuera. El resto son sólo lugareños Abrazados. He logrado que una de sus víctimas hable. Le habían cubierto la boca con carne, pero se la abrí con un cuchillo. Me dijo que hablaban español y que eran dos mujeres y un hombre. No conocemos sus nombres, pero llamamos a su artesana de la carne “Mariposa”. Le gusta eliminar rasgos y reemplazarlos con orejas. Es muy meticulosa. Una vez vimos a un hombre con diez orejas por toda la cabeza. Tres de ellos, casi cincuenta de nosotros. Mutilan a los mortales. Abrazan gente en nuestros pueblos y ciudades, y aun así no podemos encontrarlos. Tu amiga polaca Agata Starek estuvo aquí un mes en verano. No la quería aquí porque es casi tan mala como el Sabbat, pero al final le supliqué que se quedase; tiene verdadero talento para matar a los jóvenes. 

En alguna parte del río Solimões, Brasil – 11 de noviembre de 1982 

Sé que decirlo así es anticlimático, pero creo que hemos ganado. Me llegó la noticia de que estaba pasando algo en una explotación forestal. Cuando llegué allí, todo el mundo estaba muerto salvo por un puñado de desafortunados deformes que se arrastraban por el barro. El Sabbat se ha burlado de ellos mutilándolos y forzándolos a competir con mentiras de salvación. Nunca he visto tal carnicería salvo tras el paso de los escuadrones de la muerte. Algunos de los cuerpos estaban exangües, otros esparcidos por el suelo en húmedos trozos rojos. Cuando alcancé al Sabbat, estaban enloquecidos a causa de las drogas en sangre y cantando, gritando y bailando entre las ruinas. No fue una lucha, no hablé con ellos. Sólo les maté. He estado cazando a su Progenie a lo largo del río y pensando en la libertad. No creo que el Sabbat viniera a combatir con nosotros. Acudieron a la selva por la misma razón que nosotros: para ser libres. Sólo que su libertad significa sangre, demencia y muerte. 

Manaos, Brasil – 5 de junio de 1986 

He encontrado a otra de los vampiros que dejó el Sabbat. Era una criaturita confundida y agresiva que vivía de la sangre de sus familiares mortales. Cuando la ejecuté, susurró una oración a Caín. El Sabbat está muerto en la Amazonia, pero su fe pervive.
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