Edad 02: La Segunda Edad (Edad de la Belleza)

La Segunda Edad o Edad de la Belleza, marca la separación de los Mundos del Yun y el Yang del Reino Medio, que comparte elementos de ambos. También es la era que pone el Gran Ciclo en movimiento. Durante esta época nacieron el Dragón de Ébano y la Reina Escarlata y de su interacción y oposición surgió el giro de la rueda, fundiendo espíritu y materia.

Poco después el Dragón y la Reina aprendieron a respirar, y a medida que lo hacían las Diez Mil Cosas de materia y espíritu comenzaron a cobrar forma. Cuando expiraba el Dragón aparecían espíritus y propiedades del Yin; cuando lo hacía la Reina aparecían espíritus y propiedades del Yang. Al poco tiempo habían nacido los mundos de la materia y el espíritu. Los dioses y los dragones vagaron por este universo joven y vibrante y para ellos el Cielo creó obligaciones y posiciones en las Cortes Celestiales.

Sin embargo, a medida que estos seres gravitaban hacia sus respectivos Reinos, algunos escaparon de la tutela y la atención del Dragón y la Reina.

Estas criaturas privadas de una instrucción apropiada, ignoraron sus obligaciones y no obedecieron la voluntad del Cielo. Algunas se hacían totalmente opuestas las unas a las otras, mientras que otras combinaban el Yin y el Yang en un desequilibrio incompleto. Los demonios y los monstruos, voraces devoradores de Chi, aparecieron durante la Segunda Edad. Las peores de estas criaturas construyeron profundas guaridas en las regiones más salvajes de los mundos. Ignorando a la autoridad de la Augusta Personalidad, estos demonios agotaron el Chi de zonas enteras, reclamando aquellas tierras corruptas y enfermas como propias. Combatían entre ellos y los más poderosos obligaban a los derrotados a jurarles lealtad. Se bautizaron como Reyes Yama y devastaron sus alrededores, maquinando para obtener todo el Chi necesario para saciar sus egoístas apetitos.

Para mantener la pureza del Ciclo enfrentado a unos Reyes Yama cada vez más osados, el Dragón y la Reina dieron a luz a los shen: los cambiaformas hengeyokai, las hadas kamuii y otras criaturas. Estos seres recibieron diversas obligaciones para que el mundo siguiera girando como correspondía. Los humanos también surgieron durante la Segunda Edad como producto del amor que sentían el Dragón y la Reina. Este último acto fue recibido con un especial desprecio por los monstruosos Reyes Yama. Celosos de aquella progenie, atacaron a los primeros mortales con la enfermedad, el terror y la destrucción. La Augusta Personalidad se alarmó al ver las acciones de los demonios, pero había demasiados. La mayoría habitaba en guaridas lejanas más allá del escrutinio del Cielo y surgían solo para asolar y conquistar.

La Llegada de los Wan Xian

Así, para proteger a sus retoños recién nacidos, la Augusta Personalidad concedió su favor a algunos de los mayores mortales, creando una nueva raza de seres. Estas criaturas no se llamaban Kuei-jin entonces, eran los Wan Xian, los Diez Mil Inmortales. Habían sido elegidos por su sabiduría, su poder y su equilibrio y no eran totalmente de materia ni totalmente de espíritu. Para convertirse en Wan Xian, un alma mortal tenía que entrar en los mundos espirituales y regresar al Reino Medio. Así relacionado con la energía del espíritu, el Wan Xian podía acceder a la materia de los Mundos Yin y Yang (el Chi) y emplearlo para alimentar sus poderes.

Estos primeros Wan Xian se aseguraban de que todo bajo el Cielo estuviera correctamente ordenado. Por encima de todo eran responsables de los primeros humanos, la raza a la que habían pertenecido. No necesitaban ni comer ni beber, ya que los propios dragones les daban sus tesoros. Igual que los dioses se alimentaban de los Frutos de la Inmortalidad, los Wan Xian se nutrían con el Chi, que inhalaban con moderación del mismo flujo del mundo.