Esperando el momento para suceder
Eres un trozo de cristal
Tirando en una playa
-U2, "Who's Gonna Ride Your Wild Horses"
Los romaníes (comúnmente denominados Gitanos) son un pueblo antiguo y singular cuya historia permanece oculta en las nieblas del pasado. El tapiz de la estirpe de los Rom está tejido mediante historias heredadas de padres a hijos. Al igual que sucede con todas las obras de arte, estas historia a menudo se adornan. A pesar de que parte del contenido sea verdadero de hecho, gran parte de esto solo es verdadero en esencia. Por supuesto, algunos fragmentos se han inventado completamente simplemente porque sí.
Después de todo, los Rom comprenden la importancia del entretenimiento. Ellos saben que no todas las historias y leyendas son verdaderas, pero no les importa demasiado cuáles sean verdad y cuales ilusión. Incluso hoy en día, los romaníes transmiten sus historias de forma oral, por lo que la mayor parte de los documentos escritos sobre ellos son obra de autores no pertenecientes a este pueblo. Ya que los Rom consideran que es tanto adecuado como sabio adornar e incluso modificar la verdad al tratar con los gaje, estos textos son más sospechosos que la información que un Rom pueda relatar a otro. Los Gitanos cuentan con una posición única en el mundo. Se pueden encontrar familias de estos en la mayoría de los países, desde Brasil hasta Rusia, desde Estados Unidos hasta la India. Algunos se han asentado en una ciudad y forman parte de la economía clandestina de la zona, pero la mayoría sigue viajando de lugar en lugar, aunque estos Gitanos viajeros suelen tener una ruta más o menos fija que repiten cada año. Los Gitanos son gente de muy diversas clases y parecen tener poco en común, aparte de la lealtad entre ellos y el amor por su vida de viajeros. Sin embargo, todos los Gitanos verdaderos tienen en común una cosa: la Sangre.
La Sangre se ha transmitido a través de muchas generaciones desde Daenna, la Gitana original que comió la Fruta del Árbol de la Sabiduría. La Sangre proporciona a los Gitanos poderes y habilidades únicos, aunque también tiene su precio. Los Gitanos se han visto perseguidos durante milenos. Los Gaje sienten el carácter "diferente" de los Gitanos y se apartan de ellos con desconfianza e incluso odio hacia estos extranjeros misteriosos. Aunque muy pocos de los Gitano actuales se dan cuenta del poder verdadero y la responsabilidad que acarrean consigo, algunos de los más sabios recuerdan y transmiten la sabiduría a sus descendientes y aprendices, que a su vez, la vuelven a transmitir. Los Gitanos cuentan a sus hijos las historias de su pasado alrededor de fuegos de campamento en los Balcanes y mientras comen sus cenas de microondas en aparcamientos de remolques. Hay que recordar que ningún Gitano es realmente arquetípico y que el fuego de la individualidad arde con fuerza en el corazón de cada uno de los Rom.
Los Gitanos han sido gente viajera desde que Daena y Sarrath huyeron de la Ciudad de Marfil entre un mar de personas. A lo largo de los años se han ido formando diversas familias y facciones al multiplicarse y extenderse los Gitanos. Sin embargo, todas estas familias siguen amando la libertad de la carretera. Durante muchos años, han viajado de ciudad en ciudad en caravanas llamados vardos. Unos pocos siguen manteniendo esta tradición hoy en día, pero la mayoría de los Gitanos se han visto obligados a adaptar su antiguo estilo de vida a los avances de la tecnología. De hecho, algunos Gitanos han sido sorprendentemente creativos, y han adaptado inteligentemente las nuevas tecnologías para su propio provecho. Los Gitanos modernos viajan a través de Norteamérica en caravanas, Cadillacs y Harleys. Algunos incluso tienen ordenadores para agilizar sus eclécticos negocios. Los ordenadores portátiles y otros artículos tecnológicos se han convertido en objetos especialmente apreciados entre muchos Gitanos.
Los Gitanos se han aficionado especialmente a los módems, atravesando las autopistas de la información con la misma ligereza con la que atraviesan el asfalto agrietado de las carreteras interestatales. Aunque los Gitanos son de momento un grupo reducido en la red, están empezando a llamar la atención llevando a cabo estafas electrónicas y creando módems modificados mágicamente, capaces de penetrar sistemas de seguridad e incluso robar información de cualquier ordenador conectado a la red. Han modificado o mejorado muchos otros sistemas electrónicos para extraer dinero de los cajeros automáticos, hacer compras con tarjetas de crédito de gaje y llevar a cabo otros negocios útiles.
A lo largo del siglo pasado, muchos gobiernos han llevado a cabo esfuerzos para hacer que los Gitanos abandonen su forma de vida trashumante mediante el soborno, la intimidación o la fuerza (eso cuando no unen sus fuerzas para echar a los Gitanos entre todos). Los gobiernos no soportan a un grupo de gente que se niega a que se les etiquete, se les marque y se le asignen una categoría. Los Gitanos cambian de número de la seguridad social (los que lo tienen) con la facilidad con la que un americano medio cambia una rueda del coche. Este tipo de comportamiento, así como el movimiento constante, hacen que sea extremadamente difícil para los gobiernos vigilar a los Gitanos y casi imposible controlarles. La mayoría de los gobiernos también intentan obligar a los Gitanos a llevar a sus hijos a colegios normales, cosa que estos se niegan a hacer, ya que prefieren educarlos mediante sus propios métodos. La educación que reciben los jóvenes Rom es a menudo diferente de la que reciben la mayoría de los niños y esta separación ayuda a los Gitanos a mantener sus propias tradiciones y su cultura lejos de las presiones de la civilización moderna.
Los Gitanos han sido gente viajera desde que Daena y Sarrath huyeron de la Ciudad de Marfil entre un mar de personas. A lo largo de los años se han ido formando diversas familias y facciones al multiplicarse y extenderse los Gitanos. Sin embargo, todas estas familias siguen amando la libertad de la carretera. Durante muchos años, han viajado de ciudad en ciudad en caravanas llamados vardos. Unos pocos siguen manteniendo esta tradición hoy en día, pero la mayoría de los Gitanos se han visto obligados a adaptar su antiguo estilo de vida a los avances de la tecnología. De hecho, algunos Gitanos han sido sorprendentemente creativos, y han adaptado inteligentemente las nuevas tecnologías para su propio provecho. Los Gitanos modernos viajan a través de Norteamérica en caravanas, Cadillacs y Harleys. Algunos incluso tienen ordenadores para agilizar sus eclécticos negocios. Los ordenadores portátiles y otros artículos tecnológicos se han convertido en objetos especialmente apreciados entre muchos Gitanos.
Los Gitanos se han aficionado especialmente a los módems, atravesando las autopistas de la información con la misma ligereza con la que atraviesan el asfalto agrietado de las carreteras interestatales. Aunque los Gitanos son de momento un grupo reducido en la red, están empezando a llamar la atención llevando a cabo estafas electrónicas y creando módems modificados mágicamente, capaces de penetrar sistemas de seguridad e incluso robar información de cualquier ordenador conectado a la red. Han modificado o mejorado muchos otros sistemas electrónicos para extraer dinero de los cajeros automáticos, hacer compras con tarjetas de crédito de gaje y llevar a cabo otros negocios útiles.
A lo largo del siglo pasado, muchos gobiernos han llevado a cabo esfuerzos para hacer que los Gitanos abandonen su forma de vida trashumante mediante el soborno, la intimidación o la fuerza (eso cuando no unen sus fuerzas para echar a los Gitanos entre todos). Los gobiernos no soportan a un grupo de gente que se niega a que se les etiquete, se les marque y se le asignen una categoría. Los Gitanos cambian de número de la seguridad social (los que lo tienen) con la facilidad con la que un americano medio cambia una rueda del coche. Este tipo de comportamiento, así como el movimiento constante, hacen que sea extremadamente difícil para los gobiernos vigilar a los Gitanos y casi imposible controlarles. La mayoría de los gobiernos también intentan obligar a los Gitanos a llevar a sus hijos a colegios normales, cosa que estos se niegan a hacer, ya que prefieren educarlos mediante sus propios métodos. La educación que reciben los jóvenes Rom es a menudo diferente de la que reciben la mayoría de los niños y esta separación ayuda a los Gitanos a mantener sus propias tradiciones y su cultura lejos de las presiones de la civilización moderna.
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