El Gran Ciclo recuerda metafóricamente a una rueda de doce radios que corresponden con cada una de las doce Edades del mundo. El giro de la Ruede permite al universo alcanzar el equilibrio separando todos sus componentes según sus funciones previstas y sus naturalezas innatas. El Gran Ciclo tiene facetas oscuras: a medida que las Edades progresan y el mundo se divide en miríadas de parejas opuestas, su naturaleza se hace cada vez más frágil y pierde su unidad, empeorando. Para los Kuei-jin, la devolución de su especie y la degeneración del Chi natural en el Reino Medio dan crédito a esta observación. A medida que la rueda gira, las cosas se precipitan hacia un enfrentamiento violento y posiblemente definitivo.
Algunos Kuei-jin tratan de invertir el curso degenerativo del Ciclo para poder redimirse: otros ven el número cada vez mayor de Kuei-jin y creen que su obligación es, en realidad, hacer avanzar la rueda a la siguiente fase: los vampiros serían los heraldos de esta Sexta Edad. En cualquier caso, casi todos los Kuei-jin ven a los Vástagos occidentales como diablos enviados para precipitar el fin del Ciclo. Cuando los Catayanos se lancen a por los Hijos de Caín se sabrá si la Sexta Edad puede detenerse o sí solo se conseguirá acelerar su llegada.
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