Kin-Jin
Los Vástagos occidentales suelen ser denominados Kin-jin, una corrupción de "Kai-jin", o "Pueblo de Caín". Son los auténticos extranjeros, los inclasificables diablos y bárbaros que han provocado la llegada de la Quinta Edad al Reino Medio.
Casi todos los Catayanos ven a los Kin-jin como a enemigos, amenazas e infiltradores, peones ignorantes y corrompidos de los Reyes Yama. A pesar de esta actitud, la hostilidad abierta contra los clanes occidentales no es frecuente. Una combinación de difusión política y autocontrol personal hace que este odio se manifieste como precaución y suspicacia, aunque los tiempos están a punto de cambiar... violentamente. En lo que respecta a las relaciones entre los Catayanos y los Kin-jin, los sentimientos personales y la realidad objetiva suelen enfrentarse. La constante intrusión Occidental en Asia a lo largo de los tres últimos siglos ha traído, además del intercambio de recipientes y de tropas anticomunistas, a los Vástagos. Si hay algo seguro en Asia es que los vampiros occidentales no dejarán de llegar en un futuro próximo. Los mandarines de las principales poblaciones Kuei-jin deben crear un cuidadoso equilibrio a la hora de tratar con los Kin-jin.
A lo largo de las décadas ha existido una regla tácita que indica que solo el Ancestro de una ciudad o de una Corte está autorizado para encargarse a gran escala de los Kin-jin en su esfera de autoridad. Solo él puede dejarles marchar o desplazarse, solo él puede ordenar su exterminio. A pesar de la libertad política de los Ancestros a la hora de encargarse de esta amenaza, el grueso de la población Kuei-jin evita todo tipo de contacto con los Vástagos. Casi todas las Cortes consideran una grave falta de conducta asociarse abiertamente con los vampiros de Occidente o entablar cualquier tipo de contacto personal; es un delito similar a la traición política. Esta regla no se cumple siempre debido a la enorme población de las grandes ciudades asiáticas, pero los que son descubiertos sufren el más duro castigo, convirtiéndose a su vez en extranjeros.
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