Jorsca y la Sangre (Leyenda Gitana y Gangrel)

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Jorsca era un hombre muy valiente que viajaba con su kumpania, que formaba parte la familia Zingaresche, ahora en decadencia. Un buen día, Jorsca, a quien le gustaba caminar a la orilla del mar por la noche y lanzar piedras tan lejos como podía a las olas, estaba tomando impulso para lanzar una piedra grande, cuando vio a un enorme lobo caminando playa abajo hacia él. Era una enorme bestia negra, todo dientes y colmillos, tan alto como Jorsca y dos veces más grande que él.

Bien, Jorsca no era ningún dilo, ningún tonto, y sabía que sería incapaz de alcanzar su vardo antes de que la bestia le atacase. Levantó la enorme piedra con todas sus fuerzas y la arrojó hacia el interior del océano. En aquel momento, el lobo ya había empezado a trotar y alcanzaría a Jorsca en cuestión de minutos, así que Jorsca hizo lo más sensato en su opinión: se quitó la ropa. Al ver esto, el lobo se detuvo confundido para olfatear las prendas desperdigadas. Sentado junto al enorme lobo, Jorsca le miró a los ojos y reconoció en ellos la mirada de un hombre. "Ah, tú eres un muerto o un hada. En cualquier caso, no me engañas", dijo Jorsca.

Esto también confundió al lobo, que en realidad era uno de los vampiros conocidos como Gangrel. Este cambió de forma allí mismo, enfrente de Jorsca. "Si sabes tanto de los de mi estirpe, ¿cómo es que no huyes?", Preguntó.

"No huyo porque no quiero. Hace una noche hermosa y quiero quedarme aquí, en el sitio al que pertenezco", dijo Jorsca. "Además, no te gustará mi sabor. Estoy seguro de que estoy demasiado rico y mi sabor es demasiado fuerte para alguien a quien no le gustan los Gitanos", dijo subrayando sus palabras con un bostezo.

Riéndose, el Gangrel contestó que no existía ninguna sangre demasiado poderosa para alguien tan viejo como él y que Jorsca bien podría morir esa misma noche, y no quedaría de él más que un banquete para los cuervos.

Riéndose a su vez, Jorsca sacó un cuchillo y miró al Gangrel, proponiéndole un desafío. "¿Ves esas dos piedras de ahí al lado? Lo que corre por mi cuerpo es más poderoso que lo que has obtenido de otros. Con un solo toque de la esencia de mi vida, puedo disolver las propias rocas. Como ves, somos tan poderosos que incluso la tierra se rinde ante nosotros. En eso somos como hermanos".

"Imposible", se burló el Gangrel, aceptando el desafío.

El vampiro se mordió inmediatamente la palma de la mano y la apretó con el líquido cálido que manaba de ella contra la piedra. No sucedió nada. Ahora era el turno de Jorsca. Se cortó la mano con su pequeño cuchillo y sostuvo la piedra con fuerza en la mano. Al abrirla, la piedra había desaparecido. Entre exclamaciones de furia y sorpresa, el Gangrel insistió en que Jorsca repitiera el truco. Este, con un suspiro de resignación lo volvió a hacer. Esta competición duró toda la noche, durante la cual, el Gangrel fue enfureciéndose más y más al no ser capaz de descubrir cuál era el truco de Jorsca (porque era un truco). De hecho, el vampiro y Jorsca estaban tan distraídos que ninguno de ellos se dio cuenta de que empezaba a amanecer. Cuando los primeros rayos del sol alcanzaron al shimulo, este se revolvió dolorido. Jorsca lo agarró inmediatamente y lo llevó a su vardo mientras pedía ayuda a gritos. La caravana estaba bien protegida de los rayos del sol y este sabía que el shimulo estaría a salvo allí.

La noche siguiente, Jorsca y el Gangrel, cuyo nombre era Lareth, conversaron hasta que se hizo de día. Lareth estaba tan impresionado con los Gitanos que pasó mucho tiempo viajando con la kumpania de Jorsca. Cuando se marchó, Jorsca y Lareth hicieron un pacto por el cual sus gentes nunca se atacarían entre sí, de la misma manera que Jorsca y Lareth no se habían hecho daño durante aquella primera noche. Así sigue siendo hoy en día: los Gitanos y los Gangrel no son amigos, pero tampoco enemigos y esa no es mala manera de llevarse.

Desde aquel día, los Gitanos y los Gangrel se han acostumbrado a ayudarse entre sí cuando esto no perjudique sus propios intereses. En algunos momentos esto ha sido de gran ayuda, como cuando un Gangrel se sublevó en el campo de concentración de Glodker y abrazó a muchos miembros de la Tribu Gitana de Szdano. El campo de concentración quedó destruido en el transcurso de la noche y el resto de los Szdano huyeron con sus nuevos compañeros Abrazados.

Más recientemente, una kumpania que se encontraba de gira por México consiguió distraer a una manada de lobos que se disponían a destrozar a un vampiro Gangrel en Cancún. Consiguieron sacar a escondidas al shimulo del restaurante en el que estaba emboscado ocultándole dentro de un cerdo asado en su punto (y cuidadosamente flameado) y pasar de largo así a los hocicos inquietos de los Garou. No fue muy higiénico, pero funcionó.

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