-Rig Veda
No es posible hablar de iluminación sin mencionar al menos las creencias que bordean la Senda superior. Los Vástagos de Occidente están, por lo general, totalmente cegados por su perspectiva judeocristiana; pueden reverenciarla o rechazarla, pero no escapar a ella.
Los Kuei-jin, por otra parte, no suelen reconocer a estos dioses. Sus fes pueden parecer algo exóticas para la mente occidental, pero estas creencias han formado las culturas asiáticas (especialmente su “aire misterioso”) durante milenios. Por tanto, es necesario hablar de ellas, aunque solo sea por valor imperativo. Es difícil comprender el carácter oriental sin tener algunas nociones sobre sus ideales.
(Nota para puristas: estas definiciones son, por necesidad, extraordinariamente breves y simple, como si definiéramos la Cristiandad como “una religión monoteísta centrada en un dios creador (opuesto a un adversario llamado Satanás) que delimitó una serie de leyes, que tomo forma mortal para redimir a la humanidad e sus pecados y que prometió la salvación a los devotos y la perdición a los infieles”. Un estudio detallado de las fes orientales hubiera ocupado el resto del libro y varios más. Los jugadores que quieran aprender más de alguna de las religiones mencionadas acá deberían hacer su propia investigación).
Contrariamente al concepto equivocado que s tiene en Occidente, los budistas, taoístas y demás no son robots iluminados carentes de identidad que no dejan de soltar acertijos baratos con acento espantoso. Más bien todo lo contrario; un maestro Zen samurái puede ser tan egoísta como cualquier vaquero americano, aunque su idea del yo será ligeramente diferente. Aunque es fácil malinterpretar estas creencias como himnos pacifistas sobre la armonía y el respeto, recuerda que estas filosofías también nos dieron el seppuku, los campos dela muerte y la Muerte de los Mil Cortes. Como demuestra Tsui Hark en la maravillosa película Serpiente Verde, un fanático budista o taoísta es tan irritante (y peligroso) como el arquetípico cristiano cazador de brujas que tortura inocentes en nombre del Príncipe de la Paz. Otras religiones, especialmente la cristiana, también conforta y preocupa a los mortales de Asia. Sin embargo, entre los Kuei-jin las creencias son al excepción, no la regla. No hay problema en tener un vampiro cristiano en Hong Kong, pero por lo general se inclinarían por las siguientes creencias:
Animismo
Esta creencia inmemorial sostiene que todas las cosas tienen espíritus personales que deben ser respetados, propiciados y en ocasiones expulsados. Los chamanes (conocidos por numerosos nombres) atienden las preocupaciones espirituales, por lo que permiten al ciudadano medio seguir con sus vidas. A pesar de esto, casi todas las culturas animistas reverencian a los fantasmas de sus ancestros y celebran ritos, ceremonias, vigilias y fiestas ocasionales para apaciguar a los espíritus. El animismo es la raíz de muchas fes locales y tribales, y dejó su huella en el confucianismo y el sintoísmo (más adelante); también proporciona una maravillosa fuente de Chi para los vampiros más osados que saben que los espíritus son reales.
Ateísmo
Para los comunistas que se hicieron con el gobierno de China, Corea del Norte, Vietnam y Camboya, la religión es una muleta, un parásito que sangra a las masas y que las esclaviza a una elite sacerdotal. El honor personal, la devoción a la comunidad y la lealtad a la familia son las únicas medidas de propia valía, y esta vida es la única que hay. A la mayoría de los vampiros les encantaría creerlo, pero después de viajar al Yomi y regresar los Kuei-jin comunistas deben empezar de cero. Su lealtad política puede mantenerse firme, pero han visto demasiado como para rechazar al idea de un más allá.
Budismo
La raíz lingüística de a religión más influyente de Asia procede del sánscrito budh, “despertar” y “conocer”. Igual que sus cimientos hinduistas, el budismo predica que la vida mortal es una ilusión; para experimentar la verdad se debe trascender la visión mortal. El obstáculo hacia la trascendencia del tanha (“deseo” o “ego”), un rasgo en el que los Kuei-jin destacan con honores. Para subvertir al tanha, los budistas deben seguir el Camino Óctuplo: conocimiento correcto, aspiración correcta, habla correcta, comportamiento correcto, vida correcta, esfuerzo correcto, conciencia correcta y absorción correcta. Siguiendo esta senda, una persona (o incluso un vampiro) debería ser capaz de escapar de la eterna rueda de sufrimiento y alcanzar el nirvana: la muerte del Yo y el comienzo de la paz.
La mayoría cree que esta Senda es demasiado rigurosa, especialmente los vampiros. La filosofía budista, en especial al variedad Zen, es imposible de definir en términos concretos. Os ideales del budismo son muy grandes, pero como ocurren en tantas otras religiones es más fácil predicarlos que cumplirlos. Para los Kuei-jin, que se encuentran fuera de esta Senda por su mera existencia, el Camino Óctuplo es una fuente de esperanza, desesperación, terror y añoranza. Los humanos que viven la Senda son criaturas terribles que refulgen con Fe Verdadera y que canalizan diversos poderes contra los impíos. Muchos Kuei-jin tratan de alcanzar el nirvana, pero se ven derrotados por su propia “imperfección”. Sin embargo, eso no impide que sigan intentándolo; casi todos los buscadores Dhármicos siguen la Senda budista, aunque solo sea por costumbre. Si lo que se dice es cierto algunos podrían incluso a alcanzar el nirvana…
Confucianismo
Surgida a partir del periodo de los Estado de Guerra, una época tan brutal que casi todos los Kuei-jin de la época asumieron que la Sexta Edad había legado antes de tiempo, la divina filosofía del Maestro Kung Fu-tzu moldeó (y posiblemente salvó) la cultura China. El confucianismo se basa en al idea de que al gente recta puede alcanzar la armonía a través del jên, la sublime virtud de virtudes que comprende la benevolencia, el amor, la compasión, la responsabilidad y la dignidad. Un grado supremo de orden, arte y tradición fomenta el jên entre el pueblo; este refinamiento le permite vivir en armonía. Te, el poder que surge de la virtud, mantiene unida a la sociedad gracias al glorioso consenso, no mediante la opresión. Se cree que este es el orden del Cielo.
Los ideales confucionistas construyeron buena parte del imperio y de la cultura chinas. En la búsqueda del jên, los gobernantes erigieron murallas y carreteras, los padres criaron familias cultas, los eruditos extendieron el conocimiento y los guerreros extendieron las tierras. Muchos Kuei-jin, comprendiendo el poder transcendente del jên y el te, realizan actos de caridad y amor (o abominables atrocidades) en nombre del Cielo. Para el confucionista, el orden y la virtud son los aglomerantes que mantienen unida la creación. Comprender el lugar propio en este orden es un punto clave en al búsqueda Dhármica de un vampiro.
Hinduismo
El hinduismo, una colección increíblemente compleja de fes disfrazada como una única religión, asegura a sus seguidores que el mundo es una ilusión creada por sus propias percepciones. Permanecer cegados por las sombras (como los Vástagos) hace que la gente no comprenda la gran danza que se desarrolla a su alrededor. La vida, la muerte, el placer, la agonía… Todos giran de forma ordenada pero incomprensible formando un patrón en el que los dioses solo son una parte. Por tanto, para alcanzar la verdad se debe disfrutar de la ilusión, pero recordando lo que es. Antes o después será necesario elevarse por encima de ella. Casi todos los Kuei-jin abrazan esta idea, empleándola como base de su búsqueda Dhármica; el nombre de esta búsqueda procede de raíces hinduistas y refleja la poderosa influencia de la fe.
Islam
Predominante en Malasia e Indonesia, el Islam declara que al rendición al Dios Único es el camino hacia la paz. A pesar de la reputación guerrera que tienen en Occidente, la fe de Alá fomenta el amor y el crecimiento… siempre que este en el lado correcto. El Bien o el Mal no son conceptos abstractos sino mandamientos. Desafiar a dios es abrazar la maldad. Como muy pocos Kuei-jin se consideran “buenos”, los que siguen los preceptos musulmanes suelen ser muy desgraciados. Casi todos suelen elegir la Grulla resplandeciente, o descienden a los niveles inferiores de la Senda del Tigre-Diablo.
Sintoísmo
“La Senda de los Dioses” se remonta la animismo de los primeros moradores de Japón. Según esta fe, los espíritus de a naturaleza y los fantasmas ancestrales nos rodean; estas entidades son tan complejas como cualquier humano, e igual de caprichosas. Por tanto, es buena idea obtener su gracia por medio de sacrificios, plegarias, capillas y actos de bondad. También hay que saber como librarse de ellos, por si los rituales no funcionan. Muchos japoneses modernos se consideran budistas y sinto: es posible aplacar los espíritus y mejorar la propia alma al mismo tiempo. Aunque suele haber diferencias sobre las ideas de la reencarnación y el Sintoísmo (¿Se regresa al ciclo, se permanece en el mundo de los vivos, ambas cosas, ninguna?), casi todos los Kuei-jin japoneses observan las costumbres sagradas, aunque solo sea para aprender de los espíritus y obtener su favor. Aunque los espíritus suelen ser invisibles para la vista mortal, los hengeyokai (y algunos Kuei-jin) los conocen muy bien.
Taoísmo
El taoísmo, más una filosofía que una religión en sí, adopta numerosas formas diferentes, desde estilos de vida sencillos hasta artes marciales, magia, ciencia y alquimia. Aunque su ética es profundamente humanista y pacifista, el Tao (el Camino) es tanto tranquilo como belicoso; responde a las necesidades del momento y, como muchos Kuei-jin saben, hay momentos tanto para bondad como para crueldad total. En esencia, el taoísmo es una filosofía (o una religión, dependiendo a quien preguntes) que se conecta con la esencia de la creación (el Chi) y la canaliza a través del cuerpo y la mente humana. Es la Senda de la armonía, de la energía gastada en la cantidad precisa para lograr un fin dado. Empleada sabiamente puede producir milagros; sin embargo, aun en estos casos los milagros suelen ser silenciosos, sutiles y sencillos. En ocasiones se pueden realizar grandes actos de magia; las Disciplinas de los Kuei-jin dependen del control de Chi, y están muy influidas por las artes taoístas.
Por supuesto, el Camino exige disciplina; un taoísta practica su arte hasta la perfección, preparando su cuerpo, su mente y sus percepciones para aceptar el flujo de la energía y enviarlo por la senda misma de la resistencia. Wu wei, el arte de la acción inactiva, reúne el Chi y lo dirige sin esfuerzo hacia su nuevo cometido. Por motivos evidentes, las practicas taoístas son muy populares entre los Kuei-jin. A pesar de todo, el hambre está ahí. Rompiendo el vinculo de la vida, los Kuei-jin se sitúan fuera de la armonía del Camino. Deben alimentarse de Chi por la fuerza y extenderlo pro sus cuerpos con el poder del Demonio. Un maestro tai chi chuan vivo puede fluir como el agua en esta esencia; los vampiros, por le contrario, se convierten en una presa y una alcantarilla.
(Nota para puristas: estas definiciones son, por necesidad, extraordinariamente breves y simple, como si definiéramos la Cristiandad como “una religión monoteísta centrada en un dios creador (opuesto a un adversario llamado Satanás) que delimitó una serie de leyes, que tomo forma mortal para redimir a la humanidad e sus pecados y que prometió la salvación a los devotos y la perdición a los infieles”. Un estudio detallado de las fes orientales hubiera ocupado el resto del libro y varios más. Los jugadores que quieran aprender más de alguna de las religiones mencionadas acá deberían hacer su propia investigación).
Contrariamente al concepto equivocado que s tiene en Occidente, los budistas, taoístas y demás no son robots iluminados carentes de identidad que no dejan de soltar acertijos baratos con acento espantoso. Más bien todo lo contrario; un maestro Zen samurái puede ser tan egoísta como cualquier vaquero americano, aunque su idea del yo será ligeramente diferente. Aunque es fácil malinterpretar estas creencias como himnos pacifistas sobre la armonía y el respeto, recuerda que estas filosofías también nos dieron el seppuku, los campos dela muerte y la Muerte de los Mil Cortes. Como demuestra Tsui Hark en la maravillosa película Serpiente Verde, un fanático budista o taoísta es tan irritante (y peligroso) como el arquetípico cristiano cazador de brujas que tortura inocentes en nombre del Príncipe de la Paz. Otras religiones, especialmente la cristiana, también conforta y preocupa a los mortales de Asia. Sin embargo, entre los Kuei-jin las creencias son al excepción, no la regla. No hay problema en tener un vampiro cristiano en Hong Kong, pero por lo general se inclinarían por las siguientes creencias:
Animismo
Esta creencia inmemorial sostiene que todas las cosas tienen espíritus personales que deben ser respetados, propiciados y en ocasiones expulsados. Los chamanes (conocidos por numerosos nombres) atienden las preocupaciones espirituales, por lo que permiten al ciudadano medio seguir con sus vidas. A pesar de esto, casi todas las culturas animistas reverencian a los fantasmas de sus ancestros y celebran ritos, ceremonias, vigilias y fiestas ocasionales para apaciguar a los espíritus. El animismo es la raíz de muchas fes locales y tribales, y dejó su huella en el confucianismo y el sintoísmo (más adelante); también proporciona una maravillosa fuente de Chi para los vampiros más osados que saben que los espíritus son reales.
Ateísmo
Para los comunistas que se hicieron con el gobierno de China, Corea del Norte, Vietnam y Camboya, la religión es una muleta, un parásito que sangra a las masas y que las esclaviza a una elite sacerdotal. El honor personal, la devoción a la comunidad y la lealtad a la familia son las únicas medidas de propia valía, y esta vida es la única que hay. A la mayoría de los vampiros les encantaría creerlo, pero después de viajar al Yomi y regresar los Kuei-jin comunistas deben empezar de cero. Su lealtad política puede mantenerse firme, pero han visto demasiado como para rechazar al idea de un más allá.
Budismo
La raíz lingüística de a religión más influyente de Asia procede del sánscrito budh, “despertar” y “conocer”. Igual que sus cimientos hinduistas, el budismo predica que la vida mortal es una ilusión; para experimentar la verdad se debe trascender la visión mortal. El obstáculo hacia la trascendencia del tanha (“deseo” o “ego”), un rasgo en el que los Kuei-jin destacan con honores. Para subvertir al tanha, los budistas deben seguir el Camino Óctuplo: conocimiento correcto, aspiración correcta, habla correcta, comportamiento correcto, vida correcta, esfuerzo correcto, conciencia correcta y absorción correcta. Siguiendo esta senda, una persona (o incluso un vampiro) debería ser capaz de escapar de la eterna rueda de sufrimiento y alcanzar el nirvana: la muerte del Yo y el comienzo de la paz.
La mayoría cree que esta Senda es demasiado rigurosa, especialmente los vampiros. La filosofía budista, en especial al variedad Zen, es imposible de definir en términos concretos. Os ideales del budismo son muy grandes, pero como ocurren en tantas otras religiones es más fácil predicarlos que cumplirlos. Para los Kuei-jin, que se encuentran fuera de esta Senda por su mera existencia, el Camino Óctuplo es una fuente de esperanza, desesperación, terror y añoranza. Los humanos que viven la Senda son criaturas terribles que refulgen con Fe Verdadera y que canalizan diversos poderes contra los impíos. Muchos Kuei-jin tratan de alcanzar el nirvana, pero se ven derrotados por su propia “imperfección”. Sin embargo, eso no impide que sigan intentándolo; casi todos los buscadores Dhármicos siguen la Senda budista, aunque solo sea por costumbre. Si lo que se dice es cierto algunos podrían incluso a alcanzar el nirvana…
Confucianismo
Surgida a partir del periodo de los Estado de Guerra, una época tan brutal que casi todos los Kuei-jin de la época asumieron que la Sexta Edad había legado antes de tiempo, la divina filosofía del Maestro Kung Fu-tzu moldeó (y posiblemente salvó) la cultura China. El confucianismo se basa en al idea de que al gente recta puede alcanzar la armonía a través del jên, la sublime virtud de virtudes que comprende la benevolencia, el amor, la compasión, la responsabilidad y la dignidad. Un grado supremo de orden, arte y tradición fomenta el jên entre el pueblo; este refinamiento le permite vivir en armonía. Te, el poder que surge de la virtud, mantiene unida a la sociedad gracias al glorioso consenso, no mediante la opresión. Se cree que este es el orden del Cielo.
Los ideales confucionistas construyeron buena parte del imperio y de la cultura chinas. En la búsqueda del jên, los gobernantes erigieron murallas y carreteras, los padres criaron familias cultas, los eruditos extendieron el conocimiento y los guerreros extendieron las tierras. Muchos Kuei-jin, comprendiendo el poder transcendente del jên y el te, realizan actos de caridad y amor (o abominables atrocidades) en nombre del Cielo. Para el confucionista, el orden y la virtud son los aglomerantes que mantienen unida la creación. Comprender el lugar propio en este orden es un punto clave en al búsqueda Dhármica de un vampiro.
Hinduismo
El hinduismo, una colección increíblemente compleja de fes disfrazada como una única religión, asegura a sus seguidores que el mundo es una ilusión creada por sus propias percepciones. Permanecer cegados por las sombras (como los Vástagos) hace que la gente no comprenda la gran danza que se desarrolla a su alrededor. La vida, la muerte, el placer, la agonía… Todos giran de forma ordenada pero incomprensible formando un patrón en el que los dioses solo son una parte. Por tanto, para alcanzar la verdad se debe disfrutar de la ilusión, pero recordando lo que es. Antes o después será necesario elevarse por encima de ella. Casi todos los Kuei-jin abrazan esta idea, empleándola como base de su búsqueda Dhármica; el nombre de esta búsqueda procede de raíces hinduistas y refleja la poderosa influencia de la fe.
Islam
Predominante en Malasia e Indonesia, el Islam declara que al rendición al Dios Único es el camino hacia la paz. A pesar de la reputación guerrera que tienen en Occidente, la fe de Alá fomenta el amor y el crecimiento… siempre que este en el lado correcto. El Bien o el Mal no son conceptos abstractos sino mandamientos. Desafiar a dios es abrazar la maldad. Como muy pocos Kuei-jin se consideran “buenos”, los que siguen los preceptos musulmanes suelen ser muy desgraciados. Casi todos suelen elegir la Grulla resplandeciente, o descienden a los niveles inferiores de la Senda del Tigre-Diablo.
Sintoísmo
“La Senda de los Dioses” se remonta la animismo de los primeros moradores de Japón. Según esta fe, los espíritus de a naturaleza y los fantasmas ancestrales nos rodean; estas entidades son tan complejas como cualquier humano, e igual de caprichosas. Por tanto, es buena idea obtener su gracia por medio de sacrificios, plegarias, capillas y actos de bondad. También hay que saber como librarse de ellos, por si los rituales no funcionan. Muchos japoneses modernos se consideran budistas y sinto: es posible aplacar los espíritus y mejorar la propia alma al mismo tiempo. Aunque suele haber diferencias sobre las ideas de la reencarnación y el Sintoísmo (¿Se regresa al ciclo, se permanece en el mundo de los vivos, ambas cosas, ninguna?), casi todos los Kuei-jin japoneses observan las costumbres sagradas, aunque solo sea para aprender de los espíritus y obtener su favor. Aunque los espíritus suelen ser invisibles para la vista mortal, los hengeyokai (y algunos Kuei-jin) los conocen muy bien.
Taoísmo
El taoísmo, más una filosofía que una religión en sí, adopta numerosas formas diferentes, desde estilos de vida sencillos hasta artes marciales, magia, ciencia y alquimia. Aunque su ética es profundamente humanista y pacifista, el Tao (el Camino) es tanto tranquilo como belicoso; responde a las necesidades del momento y, como muchos Kuei-jin saben, hay momentos tanto para bondad como para crueldad total. En esencia, el taoísmo es una filosofía (o una religión, dependiendo a quien preguntes) que se conecta con la esencia de la creación (el Chi) y la canaliza a través del cuerpo y la mente humana. Es la Senda de la armonía, de la energía gastada en la cantidad precisa para lograr un fin dado. Empleada sabiamente puede producir milagros; sin embargo, aun en estos casos los milagros suelen ser silenciosos, sutiles y sencillos. En ocasiones se pueden realizar grandes actos de magia; las Disciplinas de los Kuei-jin dependen del control de Chi, y están muy influidas por las artes taoístas.
Por supuesto, el Camino exige disciplina; un taoísta practica su arte hasta la perfección, preparando su cuerpo, su mente y sus percepciones para aceptar el flujo de la energía y enviarlo por la senda misma de la resistencia. Wu wei, el arte de la acción inactiva, reúne el Chi y lo dirige sin esfuerzo hacia su nuevo cometido. Por motivos evidentes, las practicas taoístas son muy populares entre los Kuei-jin. A pesar de todo, el hambre está ahí. Rompiendo el vinculo de la vida, los Kuei-jin se sitúan fuera de la armonía del Camino. Deben alimentarse de Chi por la fuerza y extenderlo pro sus cuerpos con el poder del Demonio. Un maestro tai chi chuan vivo puede fluir como el agua en esta esencia; los vampiros, por le contrario, se convierten en una presa y una alcantarilla.
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