El estudio de los milagros está estrechamente relacionado con el de la magia. Por supuesto, la pregunta más frecuente es: ¿cuál es la diferencia entre la magia y los milagros? ¿No se caracterizan ambos por la manipulación sobrenatural del mundo natural? Aunque se les ha descrito así, por supuesto que hay una diferencia básica. Los milagros ocurren por la voluntad de Dios, mientras que la magia actúa según la voluntad del hombre. De acuerdo con la hagiografía del tradicional, Dios no puede ser movido a hacer milagros, por lo que estos fenómenos nunca son garantizados. La magia aunque implica una alteración del sistema natural por medios sobrenaturales, es más semejante a una ciencia. Tiene reglas, restricciones, requisitos, fórmulas y procedimientos fijos que deben seguirse para tener éxito. Por supuesto, es la voluntad del mago lo que la causa, pero por desgracia (o por suerte, Dios bendiga nuestras almas) la magia no se limita a operar según el antojo del mago. Allí donde hay noticias de un supuesto "milagro", el Arcanum envía a sus estudiosos. Estos "milagros" son clasificados y, si es posible, verificados. Somos reacios a creer que la mano de Dios está detrás de cada hecho no explicado; por otra parte, en algunos casos estamos dispuestos a aceptar la posibilidad de la intervención divina.
La humanidad ya ha dejado atrás la Edad de los Milagros. Aunque recibimos constantes informes de apariciones de la Virgen y otras figuras religiosas, demasiado a menudo resultan ser poco más que casos de histeria religiosa. La curación por la fe es a menudo algo psicosomático... o fraudulento. Hay quién defiendo que el verdadero poder de los milagros procede igualmente de la mano de Dios y la mente del creyente. Sencillamente, los incrédulos son incapaces de realizar milagros, aunque estén inclinados a ello. Por desgracia, el consenso general es que los milagros, como la magia, son cosas del pasado.
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