El Reino Medio es hogar de todo tipo de Kuei-jin, con diferentes aspectos, poderes y filosofías. Están tan limitados en número como los Vástagos occidentales y la proporción respecto a los mortales es similar a (1 por cada 100.000), aunque la inmensa población de la región hace que las cifras sean impresionantes. Se cree que solo China, con una población de más de mil doscientos millones de mortales, alberga a unos 12.000 Kuei-jin.
En contraste con la estricta sociedad de los Vástagos, los Kuei-jin disfrutan de una relativa libertad. Por supuesto, no vagan por el Reino Medio exhibiendo su naturaleza sobrenatural, pero tampoco se imponen algo tan paranoico como la Mascarada. En Asia reina la reserva; largos siglos de familias muy cercanas y estructuras comunitarias cerradas, unidos a la amenaza de gobiernos autoritarios, se han encargado de ellos. En Asia la gente suele resolver los conflictos cotidianos desde detrás del telón. Aunque el gobierno, la ley y la policía acosan al pueblo y lo someten, las autoridades no suelen mediar en disputas entre ciudadanos.
Existe una cierta precaución acerca del mejor modo de manejar las cosas, pero también se trata de una venerable tradición que dicta que los problemas hay que resolverlos lejos de la mirada de los demás. Esta es la costumbre de Oriente, para los Kuei-jin mucho más estable y eficaz que una estúpida Mascarada. La afortunada existencia de este secretismo humano no es la única clave de la mayor libertad de la estirpe oriental. Como hijos de la materia y el espíritu, los Kuei-jin están conectados con el Chi del mundo, las fuerzas primordiales que fluyen por todo el Reino Medio a partir del Yin y el Yang. No importa donde se viaje dentro de esta región, los Kuei-jin están vinculados de forma natural al Chi, logrando una mayor movilidad que los Vástagos occidentales. Deben recuperar regularmente sus reservas, pero no todos lo hacen del mismo modo; los más viejos y poderosos pueden pasar mucho tiempo sin sentir la necesidad de renovarse. Los más iluminados pueden conectar en ocasiones con las corrientes cósmicas de Chi sin tener que recurrir a la consunción de sangre o de carne, como sus congéneres inferiores.
Estas habilidades son una gran ventaja para los Kuei-jin más viejos ya que les permite vagar libremente por el Reino Medio mientras los Vástagos se ven confinados en sus ciudades como prisioneros. Sin embargo, a pesar de esta ventaja, los Kuei-jin siguen viéndose afectados por determinadas barreras. En las primeras Edades los mundos de la Materia y el Espíritu se encontraban muy cerca, estando al servicio de la Augusta Personalidad de Jade. Sin embargo, a medida que el Ciclo avanzaba el Reino Medio se alejó de los mundos del Yin y el Yang. Este cisma se agravó con la llegada de la Quinta Edad, la Edad de la Oscuridad.
La Quinta Edad
Esta era llegó en los últimos siglos, junto a los apestosos extranjeros. Para los Kuei-jin las cosas empeoran más cada año que pasa. La corrupción de la Quinta Edad se refleja en todos los ámbitos y anuncia algo aún peor: el nadir del Gran Ciclo, la Sexta Edad, la Edad del Pesar. Muchos Kuei-jin, jóvenes y viejos, piensan que la llegada de este periodo está mucho más cerca de lo que se cree. Les preocupa que su irrupción coja a los Kuei-jin desprevenidos, impidiéndoles tomar su lugar preestablecido en el cosmos. Esta falta de preparación, temen, podría representar su destrucción y su desaparición eterna del Gran Ciclo.
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